29: Erick

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Erick

Aún no podía procesar todo lo que había pasado las últimas horas. Eran demasiadas cosas para procesar. Tenía la cabeza hecha un revoltijo. La cabeza me dolía de tanta información que me habían bombardeado, algunas partes de la historia eran absolutamente increíbles, como sacadas de una película. Aún no entraba en mi cabeza que tenía una hija. Una hija que estaba en Nueva York... Tenía que ir a buscarla, pero ni siquiera alcancé a pensar algo más porque quedó la cagá en un segundo. Balas empezaron a sonar en el hospital y tuvimos que arrancar, el Pablo nos llevó por unas escaleras de emergencia para arrancar de ahí, entre los dos llevábamos al Jeans Pool que estaba herido aún. Tantas balas me recordaban a mi infancia, a cuando en las noches nos teníamos que esconder bajo las camas con mis hermanos para que no nos llegara una bala loca, pensé que había dejado ese mundo atrás, pero claramente ese mundo me perseguía, y mi hermano era parte principal de él, aunque tenía una buena razón, encontrar a mi hija... Mi hermano fue mejor persona que yo, estuvo apoyando a la Lucía en todo y yo como un cobarde lo único que logré fue que se la llevaran lejos porque no la quería, en ese momento no quería nada la verdad, estaba en un muy mal lugar, la muerte del Chalo me destruyó por dentro, era mi mejor amigo, era como mi hermano y me sentía tan culpable porque él había tomado mi lugar, yo debía haber muerto, no él. Entré en una espiral de autodestrucción, quería destruir todo porque yo no merecía ser feliz porque el Chalo no estaba vivo y era por mi culpa. Recuerdo ese momento en que la Lucía me dijo que estaba embarazada y aunque me destruía por dentro le dijo las peores palabras que le podía haber dicho, las palabras que sabía que la destruirían porque para mí ella también era responsable por la muerte de mi amigo, si nunca la hubiese conocido, si nunca me hubiese enamorado de ella nunca habríamos llegado a esa situación, pero ahora por mi culpa mi hija estaba quien sabe con qué personas en Nueva York... Lo peor de todo es que creí en la palabra de la Lucía, creí que la había perdido nunca me detuve a pensar que podría haber sido una mentira por las palabras tan horrible que le dije, yo debí estar junto a ella todos estos años, debía ser yo y no mi hermano...

—No podemos dejarla sola hueón—dijo mi hermano a Pablo cuando llegamos al primer piso del hospital e hicieron subir a mi hermana y mi mamá al auto.

—No, pero no sé qué hacer, tú eres parte de esto JP, yo solo soy el abogado—dijo el Pablo luciendo desesperado. Mi hermano soltó una risa nerviosa y sacó una pistola del bolsillo de su chaqueta, fruncí el ceño ¿siempre andaba armado este hueón?

—Voy a ir, ustedes lleven a mi mamá y a la Sherry a un lugar seguro, yo voy por la jefa—dijo mi hermano.

—Ni cagando—le dije deteniéndolo—estás herido hueón, ¿acaso estás loco? —le pregunté. Él solo me miró feo.

—Suéltame Erick, voy a ir sí o sí, la Lucía es como mi hermana, hemos luchado juntos todos estos años no la voy a dejar sola—dijo con determinación.

—Pásame la pistola—le dije—Yo voy—mi hermano me miró como si estuviera loco—tú no puedes ir estay herido. Yo la voy a ayudar—el Jeans suspiró y me pasó el arma, luego agarró mi mano.

—Sálvala hueón y que no te maten.

—Lo prometo hermano—le dije. Agarré el arma, hace muchos años que no tenía una en mi mano, pero se sentía familiar, tampoco es que haya usado muchas veces una, pero sabía lo que era...

Me adentré en el hospital hacia el lugar de los disparos, toda la gente estaba corriendo, sentí las sirenas venir a lo lejos, ojalá llegaran pronto para que detuvieran todo esto.

Llegué al lugar de los disparos y la vi, la vi tirada en el suelo en un charco de sangre. Mi corazón se aceleró, no había llegado a tiempo, le habían disparado a mi ángel, tenía que llegar hasta ella, pero frente a mí habían 3 hombres con armas.

Bad Blood || Erick Pulgar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora