16. Recuerdos

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El Erick me miró preocupado debe haberse notado en mi rostro que algo andaba mal. Corté mi celular y evité la mirada del Erick. Miré a mis manos.

—Me acaban de avisar que el Jeans va camino al hospital. Le llegó una bala—dije aún mirando mis manos. Me atreví a levantar mi vista y mirar el rostro del Erick. No veía odio en sus ojos al menos, aunque pronto lo sentiría cuando se enterara que su hermano trabajaba para mí y que por mi culpa estaba en peligro.

—Tengo que ir al hospital—dijo.

—Voy contigo—añadí y lo seguí al auto. No hablamos mucho en el camino en el hospital, solo sé que el Erick iba como un loco, pero no lo cuestionaba era algo importante además yo era una adicta de la velocidad.

Llegamos al hospital y preguntamos por el Jeans pero solo nos dijeron que estaba en una operación. Mientras el Erick llamaba a su mamá, yo me senté en el piso, esperando y rezando que no le pasara nada al Jeans, que no muriera alguien que quería otra vez por mi culpa...

2010

La vida no me podía sonreír más, ya llevaba casi un año con el Erick, él estaba cerca de cumplir su sueño de ser futbolista profesional, estaba jugando en la sub 16 de Deportes Antofagasta y nuestra relación era perfecta. Además nuestros amigos ahora se llevaban bien, demasiado bien diría yo. Así que todo era perfecto, ahora estaba aquí en el barrio del Erick viendo un partido donde estaban jugando sus amigos, su hermano además de mi amigo Pablo.

—Eres una maraca—escuché un grito, luego una pelea se armó a mi alrededor. ¡Oh por Dios! Solo podía ver cachetadas y tirones de pelo. Me paré de mi asiento de inmediato.

—No creo que sea güena idea que te metas ahí—me dijo el Erick que estaba a mi lado.

—¿Qué no me meta Erick? ¡Le están pegando a mi amiga! ¿Por qué demonios la Nath le está pegando a la Pilar? —el Erick me miró con una sonrisa pícara—Tú sabes que está pasando, dime ahora.

—¿Yo? No sé nada—dijo encogiéndose de hombros. Lo miré suspicaz.

—Dime ahora Erick.

—Le prometí al Chalo no decir ni una hueá.

—Dime qué pasa.

—Ya, la hueá es que el Chalo se cagó a la Nath con la Pilar—¿Qué? La Pilar no me había contado nada de eso, solo sabía que le gustaba el Gonzalo, porque bueno la Pili tenía algo por los flaites, pero no sabía que en verdad había pasado algo—Y bueno ahora parece que la Nath se enteró. Harto hueón mi compadre.

—¡Debiste contarme Erick! —exclamé. Luego comencé a bajar de las graderías en camino a la pelea. El Erick me siguió—Sepárense—dije metiéndome entremedio, pero obvio que no me tomaron en cuenta, solo me gané unos rasguños. El Erick me agarró de la cintura y me alejó de la pelea.

—Luci, ángel te van a pegarte, aléjate.

—¡Pero hay que hacer algo! —exclamé.

—Tranqui—dijo. Justo en ese momento se detuvo el partido y el Chalo y el Pablo corrieron a separar la pelea.

—Eris una maraca hueona—exclamó la Nath—te metiste con mi pololo—la Pilar solo se rió.

—Bueno yo le gustaba más no más—se encogió de hombros—admite que ya perdiste—la Nath enrojeció y se intentó soltar del agarre del Pablo.

—Zorra y tú maricón—le dijo al Gonzalo que estaba sujetando a la Pilar para que no le pegara a la Nath—no puedo creer que me hayai cambiado por esta cuica culia, que te va a dejar por cualquier hueón que tenga más plata que vó.

Bad Blood || Erick Pulgar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora