9. Primer tatuaje

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Aquí estaba apoyada en mi moto con un cigarrillo entre mis labios fuera del departamento del Erick. Aunque no lo estaba esperando a él precisamente, sino que al JP. Le di una calada al cigarro. El humo entró a mis pulmones. Se sentía relajante luego expulsé al humo al exterior.

―Lucía―le di una calada al cigarro y le tiré el humo en la cara al JP que salió del edificio y llegó a mi lado.

― ¿Cómo mierda es eso de que se te escapó? ―espeté sin siquiera saludarlo. Estaba muy enojada, que una rata así estuviera libre era muy peligroso. Podía vender información importante de nuestra organización a los colombianos, o quizás a la mismísima Camorra o Cosa Nostra en Italia que les encantaría meter sus narices acá y armar ellos su operación.

―Jefa le di caza como me pediste, pero arrancó―suspiré. Tiré mi maldito cigarro al piso y lo pisé con mi bota de tacón. Esto no me hacía feliz, había que encontrar a ese maldito imbécil. Aparte de la perdida del cargamento tenía razones adicionales para quererlo muerto.

―Así que arrancó ¿Así sin más? ―él se encogió de hombros―Cuando pregunto algo quiero que me respondas. No me hagas perder la paciencia JP.

―Yo... te juro que lo busqué por todos lados, pero simplemente desapareció...―tomé una respiración profunda. Me estaba haciendo perder la maldita paciencia. Tomé una de mis pistolas, la que tenía dentro de la chaqueta de cuero y apunté a la entrepierna del JP ya que estábamos en un lugar público y no podía apuntarle directamente a la cabeza. Él no se inmutó, no había miedo en su rostro sino que me miraba con determinación.

―Un hombre no desaparece así no más JP, ¿O acaso tú eres el traidor? ¿Tú lo ayudaste a escapar? ―él tragó ruidosamente.

―Por supuesto que no, Lucía. Sabes que soy leal hasta la médula―sí, lo sabía. Pero de igual manera había que infundir miedo en mis hombres o sino en cualquier momento me podían traicionar.

―Bien, entonces lo encuentras Jean Paul, o si no tendré que hacer cosas que no quiero hacer...

―Es Jeans Pool―hizo una mueca―Pero sí Lucía, te juro que no voy a descansar hasta que lo encuentre, en una semana lo tengo.

―Más te vale—amenacé.

― ¿Jeans, Lucía? ―me tensé. Mierda, era el Erick. Guardé la pistola de la manera más piola posible en mi chaqueta. Me alejé del JP y volví a apoyarme en mi moto de manera relajada.

―Hola Erick―dije dándole mi mejor sonrisa. Detrás de él venía mi ex amiga, la Pilar. Le di una mirada de hielo. Ella se estremeció―Hola Pili.

―Hola―respondió ella. Evitaba mirarme a los ojos, probablemente era porque hoy no estaba de humor para fingir que era una mujer amable.

― ¿Qué están haciendo aquí? ―preguntó el Jeans. Metiendo sus manos a los bolsillos como si nada hubiese pasado, como si no hace menos de un minuto había tenido una pistola apuntada a las bolas.

―Vivo aquí―respondió el Erick rodando los ojos―además la Pao quería sushi y me llamó por teléfono, así que con la Pili fuimos a comprar. ¿Y ustedes dos qué hacen aquí? ―dijo dándonos una mirada suspicaz.

―Nada que a ti te incumba Erickcillo―dije poniendo mi mano en su brazo de manera coqueta. Con uno de mis dedos delineé unos de sus tatuajes, el que era una imagen de Jesús, su primer tatuaje. Luego levanté mi mirada hacia a él, lo miré a los ojos. Él me miró de vuelta. Sabía que él igual se estaba acordando de lo mismo porque dirigió su mirada a mi nariz, donde ya no estaba el aro que solía usar.

2009.

Obviamente no había resultado bien conocer a las amigas del Erick, eran demasiado pesadas, en cambio el Gonzalo era un amor, aunque era demasiado afectuoso para mi gusto, me abrazaba mucho y eso hacía a su polola Nathalie odiarme aún más. Pero bueno lo importante es que con el Erick seguíamos juntos, de hecho ya había pasado un mes desde que nos dimos nuestro primer beso. Y todo había sido fantástico. Hoy después del colegio me iba a juntar con él, aunque bueno mi papá pensaba que me iba a ir con el Pablo, la cual era la excusa típica.

Bad Blood || Erick Pulgar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora