capitulo 1

6.1K 163 5
                                    

El despertador, maldito despertador, maldigo la hora en que lo crearon.

Esta cosa es muy fastidiosa y tener que levantarme por el sonido de esta porquería de verdad que me fastidia, sin darme cuenta termino por tomar el despertador entre mis manos lanzando este contra la pared, un pequeño estruendo se escucha en mi habitación y los pedazos de este cayeron directamente al suelo provocando que mi madre y mi padre entren rápidamente a mi habitación al escuchar el ruido.

Vaya, me sorprende que estén tan al pendiente que están de mi habitación.

-¿Que paso Emma?- pregunta mi madre un poco desesperada observandome en la cama

-hay que comprar otro despertador- murmuro entre dormida- este se rompió

-lo rompiste- corrige mi padre- usarás el celular y verás como ese sí que ni lo lanzas contra la pared- que sea así me estresa, viejo gruñón- levántate que viene gente y tienes que ir al instituto- una mueca de desagrado se observa en mi cara mientras que me levanto con mucha pereza, levantarme por las mañanas no es mi fuerte y mucho menos de mi agrado.

Una vez que mis padres salen de mi habitación opte por buscar la ropa del día de hoy dejándola sobre la cama para así dirigirme hacia el baño y poder asearme.

Me baño y al salir cepillo mis dientes al igual que mi cabello para luego salir envuelta en una toalla hacia mi habitación, comienzo a cambiarme *foto de multimedia* y a ordenar las cosas del instituto para luego continuar ordenando mi habitación, el timbre de mi casa suena haciendo un ruido extremadamente fuerte que hasta un sordo puede escuchar eso.

No entiendo la razón de tener un timbre tan fuerte si con tan solo tocar la puerta se escucha, pero yo supongo que eso no pasa solo en mi casa sino que también debe de suceder en todas las casa de por aquí.

-¡EMMA, VE TU- dijo mi padre gritando desde la sala.

Flashback

Este día había sido extremadamente agotador.

Una vez en casa algo se sentía distinto, como si algo estuviese pasando o mejor dicho, como si alguien estuviese por irse.

Al abrir la puerta de mi casa las maletas que supongo son de mi padre y mi madre se encuentran en la entrada, algo sucedía y se irían a algún lugar y por supuesto no iban a llevarme.

-hija- la voz de mi madre resuena por toda la sala, a medida que se acerca hacia mi abre los brazos para  indicando que vendría a darme un abrazo, lo acepto y luego de unos segundos se separa- hay que hablar- murmura con una sonrisa en su rostro.

Está mujer es una de las personas más favoritas para mí, es la persona que me inspira a no bajar los brazos y a siempre luchar para alcanzar mis metas, es el típico "quiero ser como ella cuando sea grande" y estoy segura que voy a lograrlo.

-Bien- camino junto a ella y en cuanto entramos a la cocina mi padre se hallaba leyendo el diario, al notar nuestra presencia lo deja a un lado y me regala una sonrisa cálida.

-Hija, sientate- hago lo que me indicaron y me siento enfrente de ellos, ya estaba comenzando a ponerme nerviosa, algo no me cerraba del todo y estaba casi segura de que me estaban ocultando algo- Verás, tendremos que irnos- y aquí va otra vez, ahora me dirán que se tienen que ir a hacer planes de negocios por seis meses y bla bla bla.

-¿A dónde? ¿Cuánto tiempo? ¿Tendré que quedarme en casa de la abuela?- mi voz sonaba fastidiosa, no me culpo, ya estaba comenzando a cansarme de esta conversación.

-Nos iremos a California, durante dos años- mis ojos se abren como platos.

-¿¡A CALIFORNIA!?- me levanto bruscamente de mi asiento y los miro buscando una explicación- ¿¡DOS AÑOS!?

-¡EMMA!- mi padre se levanta y me mira indicándome que me sentara. Me siento nuevamente y corrí la mirada, no quería verlos, otra vez iban a dejarme y no por seis meses, por dos años y no se irían a Seattle, SE VAN AL OTRO LADO DEL MUNDO- Tenemos un nuevo proyecto con la empresa, consiste en comenzar una nueva marca en California y no podemos lanzar la nueva marca a distancia, debemos dar nuestra presencia como los jefes de la empresa, debes entenderlo, no te quedarás sola y mucho menos con la abuela, te asignamos un niñero, es amigo de la familia y no quiero quejas.

-¿ENCIMA TENGO QUE TENER UN NIÑERO?- sonrió irónicamente y los miro- Esto es estupendo, ya soy mayor y puedo cuidarme sola, no necesito ningún niñero.

-No me interesa lo que tú pienses, Emma- sin decir más nada se va de la cocina.

-Mamá...- la miro buscando ayuda.

-Lo siento hija, está vez no puedo ayudarte- suspiro.

-Los detesto- tomo mi mochila y me dirijo hacia mi habitación.

Fin del flashback.

Mi estupido niñeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora