Narra Emma
No lo entendía, por más grande que sea el intento nunca lograba entenderlo. Es agotador pensar que siempre fue, es y será un círculo vicioso del cual se me hace muy complicado salir.
Le quiero y quizás esa sea la clave que haga que el círculo deje de girar.
Tome la decisión de saltarme las últimas clases, no tenía intenciones de seguir viendo la cara de Brando por los pasillos y si podía evitar cualquier otro encuentro mejor.
Llegó a casa, se sentía más sola de lo normal y cada vez extrañaba más a mamá, ahora más que nunca echo de menos sus consejos y su manera tan peculiar de solucionar los problemas.
Dejo las cosas en el sofá y me dirijo a la cocina para prepararme un sándwich. Es irónico como cada rincón de esta casa pueda traerme tantos recuerdos, recuerdos que fueron buenos en su momento pero que al pasar el tiempo fueron perdiendo ese brillo o esa emoción al recordarlos.
Recuerdo el día en el que Brando llegó por primera vez, el sándwich que le prepare para jugarle una broma pesada, es doloroso saber que quizás no volvamos a compartir momentos así ya que siempre que comenzamos a tener una hermosa historia o comenzamos a crear momentos maravillosos siempre tiene que haber algún problema de por medio que reviente nuestra burbuja.
Formé una barrera que logra alejarme de todo aquello que me diga Brando, siento que la confianza entre nosotros se arruinó y no creo que unas simples palabras puedan derribar esa barrera, sino que necesito actos concretos que me demuestren y me hagan volver a confiar en él pero no creo que vuelva a suceder.
Tocan la puerta, mis pensamientos se dispersan y mi cuerpo se congela, ¿será que Brando tenía razón y ahora me estaban buscando a mi? Una parte de mi dice que es así y otra parte de mi afirma que si de verdad vinieran a buscarme no tocarían la puerta, sino que la tirarían abajo.
Dejo el sándwich en la mesada y con pasos lentos y cortos me dirijo a la puerta - ¿Quien es?- mi voz sale ronca, mis manos se apoyan en la puerta y me asomó al agujero en medio de la puerta para mirar a la persona que se encuentre del otro lado.
No conocía a estas personas pero tampoco tenían apariencia de ser secuestradores, asesinos o malotes.
Las apariencias engañan Emma.
Cierto.
Tomo mi celular, marco el 911 pero no llamo, abro la puerta y asomo mi cabeza.
¿Que tal?- sonrió, ellos me observan de arriba hacia abajo.
¿Eres Emma Parker?- pregunta uno de ellos, este era más pequeño que el otro y tenía pircings en su cara, de su cuello salían lineas que parecian ser partes de un tatuaje, el otro simplemente no llevaba ni tatuajes ni pircings.
Dudo en contestar, en mi mente comienzan a formarse diferentes escenarios- S-si- murmuró.
El chico alto sin tatuajes ni pircings me extiende un sobre, parecía haber una cosa cuadrada dentro.
Extiendo mi mano y estás personas extrañas me entregan el sobre, sin decir nada más, nisiquiera un "adiós" se dan la vuelta y se marchan.
¡¡Que maleducados!!- les gritó frunciendo mi entrecejo. Parece no importarles mis palabras y se suben a un BMW negro, cierro la puerta y me siento en el sofá, depósito el sobre en la mesa y me detengo a mirarlo por un determinado tiempo.
Habían dos opciones, era una bomba y en poco tiempo iba a explotar o era dinero que no creo. Suspiro y finalmente lo abro.
Quedé boquiabierta, no podía creer lo que estaba viendo y no podía creer como personas desconocidas obtuvieron estás cosas, el miedo comenzó a invadir todo mi cuerpo, mis manos temblaban y mi respiración cada vez se hacía más rápida. Estaba confundida y llamo a la única persona que tenía algo que ver en toda esta basura.
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Mi estupido niñero
Novela JuvenilNo podía creer lo rápido que puede llegar a cambiar tu vida; en un momento eres feliz y en el otro simplemente te das cuenta que todo es una farsa.