𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟑𝟏

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-¿Hola?- Pregunté a través del teléfono.

Muy temprano a la mañana había sonado mi móvil varias veces, y ya no podía seguir ignorandolo.

-Por fin respondes Olivia.- Una voz masculina respondió al otro lado.

Mi corazón se detuvo un momento, hacia mucho tiempo que me había negado a contactarlo.

-Olivia, ¿estás ahí?- La voz se hizo oír nuevamente.

Afirmé con mi cabeza y me levanté de mi cama rápidamente a cerrar la puerta de mi habitación.

-Lo siento papá, aquí, te escucho.- Respondí con mi voz un poco temblorosa y casi en un murmuro.
-¿Dónde estas?- Inquirió rápidamente.
-En.. en Italia. - Contesté volviendo a sentarme en mi cama.
-Lo sé, ya me enteré que estas en Italia, recibí información sobre un caso que abriste. ¿Que pasó?-
Era obvio que mi padre se enteraría de todo. Hacía años que trabajaba como abogado, su estudio era el más importante de Roma y relevante en todo el país. Muchas veces le habían ofrecido trabajo dentro del Sistema de Justicia, puesto de fiscal, juez, investigador, pero siempre lo rechazó.

Moralmente era muy correcto, pero de las puertas de casa hacia fuera, mientras que puertas adentro era un criminal.

-Si y no. Han sido los abogados de Ethan.- Todavía no tenía muy claro que estaba ocurriendo con la demanda y temía meter la pata.
-¿Los abogados de quién?- Cuestionó con rapidez.
-De Ethan.- Repeti en voz baja.
-¿Quién es?- Inquirió.
-Ethan Torchio papá. - Como suele suceder en la alta sociedad, si no mencionas el apellido no eres nadie.
-¿Y ahora tiene sus abogados propios?- Irónicamente cuestionó.

No dije nada, porque aún no entendía a dónde quería llegar.
-Creo que es mejor que no hagas ninguna demanda.- Directamente dijo el mayor.

Mis manos no dejaban de sudar pero ahora las sentía congeladas. Estaba paralizada. Me quedé boquiabierta. -Creo que eso no te incumbe.- Contesté entre dientes.

-Sigo vivo y soy tu padre, me preocupa y una demanda de este tipo es peligrosa.- Respondió el mayor.

Ahí estaba listo para maniuplarme, como siempre lo había hecho.

-No, no lo es, lo hacen por mi seguridad. No tienes ni idea de lo que ha pasado ni por lo que me toca seguir pasando.- Respondí entre dientes.
-Olivia simplemente te estoy aconsejando lo que es mejor para ti.- Dijo el mayor, pero yo ya no quería escucharlo.
-Si claro, como hiciste con Juliette.- Reproché sintiendo como el nudo en mi garganta se agrandaba.
-Cuando quieras hablar como una adulta me avisas.-

Él se limitó a responder eso, lo cual era muy extraño de su parte, porque siempre acostumbraba a dar un sermón cuando el nombre de Juliette resonaba.

No dije más y decidí colgar.

Dejé caer mi cuerpo en mi cama una vez mas y me quedé allí, pensando en nada y en todo al mismo tiempo.

Me sentía abrumada.

¿De verdad estaba mal lo que hacía o era la mejor forma?

La confusión se apoderó de mi, que ni siquiera me di cuenta que el día se había pasado por completo hasta que Ethan ingresó a la habitación.

-Liv, ¿estás bien?- Su dulce voz de hizo presente en la habitación y se sentó junto a mi.

Afirmé con mi cabeza y me senté a su lado. No quería seguir enredando con mis problemas, por lo que omití el hecho de que mi padre me había llamado.

-Estaba muy cansada, por eso me quedé en la cama, ¿qué hora es?- Repliqué abrazandome a él.
-Ya son las cinco de la tarde, te perdiste un día hermoso. Yo igual, estuvimos en el estudio todo el día.- Contestó suavemente, mientras apretaba suavemente mi figura.
-¿Que tal el ensayo?- Preguntó sin soltarlo y aprovecho a hacer círculos en su pecho con mis dedos.
-Muy bien, estoy un poco nervioso por el tour, falta solo dos días. - Con cierta preocupación en su voz dijo.

Nothing Breaks Like a Heart [Ethan Torchio & Damiano David]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora