Terminada la película, asumí que iríamos a comer al KFC del centro comercial, pero no fue así. De frente, salimos a la calle y subimos al tranvía. Hasta ese momento, no me había percatado de que el novio de Emma era español y, por su forma de hablar, podía apostar que era de Murcia. Parecía que algunos sí habían logrado encontrar el amor en su intercambio estudiantil.
En el tranvía, gran parte de la conversación fue entre Emma y João en portugués, por lo que no logré entender mucho. Aarón, el novio de Emma, parecía igual de perdido que yo. Aunque la verdad no estaba prestando mucha atención. No tenía ganas de conversar con ellos, me sentía incómodo.
Recosté mi cabeza sobre la ventana, pero la levanté al darme cuenta de lo dramático que estaba actuando. Aunque no era muy tarde, el tranvía ya estaba vacío. Solo había una pareja sentada al otro lado del vagón. A las afueras de la ciudad, todo estaba muy oscuro.
– ¿Quieres comer? – preguntó João interrumpiendo mi apreciación de la noche.
– Mmm sí, normal. Si quieren – respondí desinteresado, aunque traté de mantener una sonrisa amigable.
Durante todo el viaje, Emma y su novio estuvieron agarrados de la mano. En el cine, se besaron un par de veces. Quise preguntarles cuánto tiempo llevaban juntos, pero preferí aguantarme la curiosidad. También me hubiera gustado pedirles algún consejo sobre cómo encontrar el amor en Murcia. Ellos se veían tan lindos juntos. En cambio, yo estaba sentado al costado del chico que me dijo para ir al cine solo porque necesitaba alguien que lo ayude con su tarea.
– Yo bajo en la siguiente parada – dijo Aarón.
– ¿Qué? ¿Por qué? – preguntó João confundido.
– Mañana curro desde temprano – respondió.
Bastó con ver el gesto que hizo João, para saber que no había entendido la expresión de Aarón.
– Currar significa trabajar – le expliqué.
– Me llamas cuando llegues – le dijo Aarón a Emma.
– Pero no sé tú número – respondió ella.
João y yo nos miramos confundidos. ¿Cómo podían ser novios y no haber intercambiado sus números de celular? Que extraña relación. Después de escuchar eso, se me quitaron las ganas de pedirles consejos.
Antes de llegar a la siguiente parada, Aarón escribió su número en el celular de Emma y se acercó a la puerta. Cuando el tranvía retomó su camino, Emma se cambió al asiento del costado, para estar frente mío. Su presencia me puso nervioso. Creí que me preguntaría si me gustaba su amigo, João. Por suerte, solo hizo las típicas preguntas: ¿de dónde eres? ¿qué estudias? y ¿cuánto tiempo vas a quedarte en España? Considerando que llevábamos clases juntos, me pareció un poco extraño que me pregunte qué estaba estudiando.
Creí que me alegraría la ausencia de Aarón, ya que tendría más oportunidad de conversar con João, pero no fue así.
El resto del camino, la conversación continuó en portugués. No tenía ni idea de lo que estaban hablando. Por ratos reían a carcajadas. Al inicio creí que podrían estar burlándose de mí, pero como ni siquiera me estaban mirando, descarté ese temor. Escucharlos hablar en un idioma que no entendía, solo conseguía ponerme más ansioso e inseguro.
João me indicó dónde teníamos que bajar para ir a comer. Hice caso, pero estaba desconectado de la situación. Todavía no entendía por qué seguía con ellos cuando lo que realmente quería era llegar a mi casa, tirarme en la cama y replantear toda mi existencia.
– Quiero que conozcas un lugar – dijo João emocionado.
Asentí con la cabeza y seguí la corriente. Emma transmitía la sensación de ser una persona bastante amable y buena onda. Lástima que la haya conocido en esa situación.
ESTÁS LEYENDO
Destino Amor
RomanceEn una sociedad donde se critica el amor libre, Nicolás realiza un intercambio estudiantil en España con el objetivo de encontrar el amor y aprender a aceptarse. Ahí conoce a João, un chico proveniente de Brasil, que pone su mundo de cabeza. Nicolá...