Podía apostar que João estaba molesto conmigo. No lo culpaba. Él me besó y en respuesta lo dejé solo con los ojos cerrado en una cafetería. ¿Fui una mala persona?
Quizá sí. No estaba jugando con él, pero todavía tenía muchas dudas y miedos. No estaba realmente listo para tener un novio. Fue muy tonto de mi parte creer que solo por viajar a España lograría cambiar mi forma de ser.
Durante todo el examen de Organización Empresarial estuve mirando a João. La profesora nos sentó por orden de apellido. A mí me tocó en la última fila, mientras que a él, en una de las primeras. La profesora me regañó por no tener la mirada fija en mi examen. João no volteó a verme en ningún momento.
Siempre era el último en terminar el examen. Me tomaba mucho tiempo escribir cada respuesta. Si la profesora pedía que llenáramos tres líneas, yo hacía seis. Cuando por fin terminé su examen, ya solo quedaban dos alumnos en el salón.
– Os quedan 5 minutos – anunció.
Al inicio, las primeras personas que terminaron el examen salieron del salón para conversar e intercambiar respuestas. La mayoría se juntaba afuera, por lo que, desde adentro, podías escuchar gran parte de su conversación. Sin embargo, cuando yo salí, ya no quedaba nadie. Todos se habían ido. Incluidos Rafael e Isabella. Probablemente ya estaban en el bus.
João fue uno de los primeros en entregar su examen. Me preocupaba que fuera porque no pudo completar todo. Se suponía que yo lo iba a ayudar a estudiar.
Luego de entregar el mío, salí del salón y caminé por los pasillos del pabellón de Psicología buscando un baño. Nunca había estado en esa zona de la universidad. Después de diez minutos deambulando, logré encontrarlo. Iba a empujar la puerta, pero alguien lo hizo antes que yo desde el interior del baño.
Cuando la puerta se abrió, vi a João.
La situación se volvió incómoda.
Me quedé congelado delante de él. No sabía qué decirle. ¿Gracias por ayudarme luego de Halloween? ¿Perdón por irme sin decir nada? ¿Qué tal te fue en el examen? Muchas preguntas circulaban mi cabeza, pero no lograba pensar con claridad. Sentía que le debía muchas explicaciones y disculpas.
João rompió el hielo regalándome una sonrisa.
En mi mejor acto por ser amable, le respondí con una sonrisa similar, aunque sentí que fue un poco forzada.
No me había percatado que detrás mío estaba parado un chico esperando. Imaginé que también quería entrar al baño. Aproveché la situación para dar un paso al costado, dejarle libre el camino y desviar la mirada de João. Cuando el chico terminó de ingresar, João salió y cruzó a mi costado.
– Eres mío – me susurró al oído y continuó con su camino.
Sorprendido, giré a verlo, pero él ya estaba fuera del pabellón. No dijo nada más. Ni siquiera me vio de nuevo.
¿QUÉ SIGNIFICABA ESO?
¿Estaba coqueteando conmigo?
¿Cómo podía saber si lo estaba haciendo? Ni siquiera sabía si yo estaba coqueteando con él. Era muy complicado. En las películas se veía más simple y rápido.
Antes de escuchar eso, creí que no me había escrito como de costumbre porque estaba molesto por lo de la cafetería. Incluso publiqué un meme en mis estados antes del examen, pero no lo respondió. Después de su reacción al cruzarnos en el baño, pude asumir lo contrario. Parecía que se estaba tomando muy en serio el beso. ¿Eso significaba que éramos algo? ¿Estábamos saliendo? ¿O era del tipo de chico que no quería compromisos, sino solo pasar el rato?
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Destino Amor
RomanceEn una sociedad donde se critica el amor libre, Nicolás realiza un intercambio estudiantil en España con el objetivo de encontrar el amor y aprender a aceptarse. Ahí conoce a João, un chico proveniente de Brasil, que pone su mundo de cabeza. Nicolá...