El mensaje de João llegó en el momento ideal. Sin importar lo que había escrito, podía fingir que alguien había tenido una emergencia. De esa manera, podía terminar la cita y despedirme de José Andrés sin quedar mal. Entre las posibles excusas que se me ocurrieron, estaba la de fingir que uno de mis compañeros de piso había olvidado sus llaves en su habitación y no podía ingresar al departamento. O que Nina se perdió y tenía que ir a buscarla. Sonaba exagerado, pero una vez realmente pasó.
Nina, al llegar a Murcia, compró una tarjeta SIM para su celular, pero decidió mantenerlo prepago para no tener que pagar de forma mensual porque le parecía mucho gasto. Según ella, si en su departamento y en la universidad tenía wifi gratis, ¿para qué necesitaba pagar más internet? Yo no entendía la lógica, pero fue su decisión. Un día quedó con un chico para encontrarse en un bar en el centro de ocio ZigZag. Solo con el nombre, podía reconocer el lugar, ya que había pasado caminando varias veces por ahí. No sabía muy bien qué era, porque solo tenía bares, restaurantes y un bowling, pero mantenía una estructura cerrada similar al de los centros comerciales.
Ese día, yo estaba en la universidad en clase de Estrategias de la Comunicación Publicitaria, con una profesora super estricta y amargada. Nina me mandó un mensaje de texto pidiéndome que la llame porque se perdió camino al bar y no tenía saldo. La profesora me vio con el celular y me llamó la atención. Tuve que esperar a que nos diera 15 minutos de descanso para recién poder leer el mensaje. Cuando la llamé, me preguntó si podía ir a buscarla. Me describió el lugar en donde se encontraba y por suerte reconocí el parque del que hablaba. Sin embargo, yo estaba en la universidad, bastante lejos del centro de la ciudad. Tuve que correr al salón para sacar mi mochila. Hubiera tomado un taxi, pero no circulaba ninguno por la puerta de mi universidad. Eso era muy distinto a Lima. Por suerte, el bus de línea directa llegó antes de que la aplicación de taxi termine de descargar.
Esa anécdota me enseñó tres cosas:
1. Siempre ten internet en tu celular. Sobre todo, si no tienes buena memoria para recordar el camino.
2. Aprende de memoria la ciudad donde estás viviendo y sus principales puntos.
3. No es de extrañar que una persona que está de intercambio se pierda rumbo a su cita.
Ese día, mientras guiaba a Nina a su destino, la profesora tomó un examen sorpresa para practicar antes del examen. Por su culpa, no lo pude dar.
En conclusión, cualquier excusa podía funcionar para evitar ir al departamento de José Andrés.
– Que vay hacer mañana? – decía el mensaje de João.
En Murcia, los domingos todo estaba cerrado, incluso los supermercados, por lo que no tenía nada planeado, aparte de lavar mi ropa.
Ante la mirada de José Andrés, fingí sorpresa y salí del restaurante con el celular pegado al oído, como si estuviera haciendo una llamada.
– ¿Todo bien? – me preguntó preocupado.
Negué con la cabeza y simulé una conversación con Adam. Al final, escogí la excusa de que mi compañero de piso olvidó sus llaves.
– Lo siento, pero ya me tengo que ir – le dije mientras caminaba en dirección a mi casa.
Bueno, más que caminar, salí corriendo. Tenía que evitar que me siguiera u ofreciera a acompañarme. La verdad es que me cayó muy bien, pero no me sentía listo para salir con otros chicos. Primero tenía que borrar a João de mi cabeza por completo. Aunque no sabía cómo.
Avancé dos cuadras y bajé el brazo. Ya no tenía sentido seguir fingiendo que hablaba por teléfono.
– No tengo planes. ¿Tú? – le respondí.
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Destino Amor
RomanceEn una sociedad donde se critica el amor libre, Nicolás realiza un intercambio estudiantil en España con el objetivo de encontrar el amor y aprender a aceptarse. Ahí conoce a João, un chico proveniente de Brasil, que pone su mundo de cabeza. Nicolá...