Nuestra primera cita oficial marcó el inicio de las últimas cuatro semanas que pasaríamos juntos. Al terminar ese tiempo, cada uno regresaría a su país. Por ello, decidimos aprovechar al máximo el tiempo que nos quedaba.
Los primeros días de la semana solo nos encontrábamos en la universidad. Yo llegaba temprano y él se quedaba hasta que terminaran mis clases, para así poder caminar juntos a la parada. En la puerta de la universidad nos separábamos. Él caminaba hacía el tranvía; y yo, hacía el bus. Los fines de semana salíamos o él venía a mi departamento y veíamos alguna película en mi laptop. A veces yo iba a su casa, pero sus compañeros siempre estaban, por lo que nunca teníamos tiempo a solas. Ocasionalmente, João me preguntaba si quería ir a alguna fiesta o discoteca, pero mi respuesta siempre era la misma: No.
Todavía no estaba listo para volver a las fiestas o al mundo del alcohol. Como confiaba en él, no me preocupaba lo que pudiera hacer en una discoteca sin mí. Siempre que iba, pasaba gran parte de la noche escribiéndome. Cuando ya no teníamos nada nuevo de qué conversar, nos mandábamos stickers. Una vez hicimos un concurso para ver quién tenía más stickers de Bob Esponja. Él ganó... A veces incluso hacíamos videollamadas. Él desde Blizzard y yo desde mi cama.
Esas cuatro semanas fueron mágicas. Aunque no fue fácil, João me ayudó a entender que lo importante era lo que yo pensaba de mí mismo, en lugar de lo que los demás pensaban.
Durante ese mes, nuestro mayor logro fue besarnos dentro de la sala del cine del centro comercial. El cine del centro de la ciudad, al igual que la banca del parque, eran simbólicos, por lo que nunca lo hicimos ahí. No quería opacarlos con mi historia de amor.
Para Periodismo y Cine, cada semana debíamos ver dos películas y redactar críticas de cine. Antes de terminar el año, el profesor me pidió recomendarles una película peruana para ver y analizar en clase. Le pareció interesante la apreciación que podrían tener los españoles sobre la cultura peruana.
En ese momento, mi cerebro quedó en blanco. No sabía qué responder. Quería recomendar algo sencillo de ver y que pudieran encontrar en internet, pero que refleje algún aspecto de mi cultura. No quería algo muy complicado o con carga histórica / política porque luego no entenderían las situaciones y tendrían problemas al escribir sus críticas.
Al final, opté por una película que podría ofrecer bastante información, fuentes y noticias. Además, generaría choque cultural por las jergas y situaciones que narraba. Sería divertido ver sus reacciones.
– Asu Mare – dije orgulloso.
– Asu... ¿Mare? – respondió confundido el profesor.
Todos en el salón me miraron con cara extrañada. No entendían qué significaba el título.
– Sí. Se llama "Asu Mare". Hace referencia a una expresión peruana. Bueno, una "jerga" peruana. Denota sorpresa, emoción, molestia y decepción. Es bastante compleja. No sé cómo explicarlo mejor – respondí riendo.
– Ohhh – dijo el profesor emocionado – que interesante –.
Los demás también estaban intrigados por mi explicación, aunque no tanto como el profesor.
– Vale, pero ¿por qué esa película? ¿qué tiene de especial? – preguntó curioso Miguel.
– Porque fue una película bastante popular – le expliqué – fue un éxito en taquilla. Podría decirse que fue la primera película peruana que realmente tuvo éxito –.
– Perfecto. Entonces, para la siguiente sesión debéis ver la película que vuestro compañero Nicolás os ha recomendado. Yo también la veré. – anunció el profesor – Asu Madre ¿verdad? –.
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Destino Amor
Lãng mạnEn una sociedad donde se critica el amor libre, Nicolás realiza un intercambio estudiantil en España con el objetivo de encontrar el amor y aprender a aceptarse. Ahí conoce a João, un chico proveniente de Brasil, que pone su mundo de cabeza. Nicolá...