Capítulo 17

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Dicen que, para conocerte, primero tienes que perderte. Solía creer que era una buena filosofía, pero, después de lo que pasó, ya no estaba tan seguro. Quise encontrarme, pero me equivoqué de camino. Y, por querer perderme, pude haber desaparecido.


Desde el momento en el que salí del hospital, mi vida cambió en muchos sentidos. No volví a salir con amigos a ninguna clase de evento social. Los primeros días intenté caminar un poco, pero recorrer las calles de Murcia me hacía pensar en todas las cosas que me pudieron haber pasado esa noche mientras regresaba a mi casa. Cosas que quizá sí me pasaron, pero que no era capaz de recordar. Los únicos lugares a los que me atrevía a ir eran la universidad y el supermercado.


Intenté recordar lo que pasó esa noche, pero no tuve éxito. Tenía la imagen mental de una persona, como un policía. Parecía que me estaba haciendo preguntas. Creo que quería saber a quién podía llamar para que viniera a recogerme. No estaba muy consciente. El policía intentó desbloquear mi celular, pero no lo logró. Yo, como seguía borracho, no fui de mucha ayuda. Más que imágenes, recordaba luces amarillas como la de los faroles de un carro y los postes de la ciudad. Todo lo demás estaba oscuro.

Resultaba difícil separar la realidad de la ilusión. Todo sobre esa noche era muy confuso. Existe la posibilidad de que, en lugar de hablar con un policía, haya estado con un doctor o el guardia de Musyk. Probablemente nunca logre descubrir toda la verdad.

También reduje en gran medida mi uso de redes sociales. Aunque sentía mucha vergüenza, traté de responderle a todos lo que me preguntaron sobre el incidente. Mientras mis amigos querían saber qué pasó, yo solo quería dejar esa anécdota en el pasado. Para lograrlo, tuve que llenar el vacío en mi vida con series y películas, ocupando todo mi tiempo con maratones de temporadas completas en una noche.

Un día, mientras iba en el bus a la universidad, Isabella me contó que nos cruzamos en Musyk. Ella estaba con Laura, su compañera de piso. Según su descripción, me vio bastante eufórico y alegre. Era obvio que había tomado bastante. También mencionó que no estaba solo, sino que me vio con Felipe. Eso quería decir que no estaba logrando recordar todas las cosas que pasaron mientras todavía estábamos juntos. Quizá él sí se despidió o me dijo algo y yo simplemente no lo procesé. Como él estudiaba derecho, no compartíamos ninguna clase juntos, por lo que no me lo había cruzado en la universidad. Tampoco habíamos conversado mucho, solo me confirmó que mi casaca estaba en su casa. No definimos cuándo la recogería.

Después de Halloween no volví a consumir alcohol. Había aprendido lección. Decidí dejar atrás varias cosas. Entre ellas, a João.

Por suerte, faltó a varias clases, por lo que no me sentí tan incómodo. Traté de responderle los mensajes de WhatsApp, pero no pude evitar ser cortante o frío. Preferí simplemente ignorarlo o dilatar el tiempo. Quise agradecerle por haber estado conmigo luego del hospital, pero, solo de pensar en él, recordaba cómo me sentí al despertar desorientado en un lugar que no conocía. No era un bonito sentimiento.

Entre las modificaciones que hice en vida, estuvo cambiarme de asiento en la universidad. Cuando me sentaba en la penúltima fila podía ver a todos mis amigos de intercambio delante. Eso me generaba mucha ansiedad, ya que no podía evitar pensar que tal vez me crucé con alguno de ellos en Musyk y no lo recordaba. Por ello, decidí moverme a una de las primeras filas, ya que me ayudaba a no pensar tanto en Halloween.

En la clase de Organización Empresarial, la profesora dictó los temas que teníamos que estudiar para el examen. Como de costumbre, todos estaban haciendo bulla y conversando muy fuerte. Por culpa del bus, tuve que sentarme en la penúltima fila. Se demoró mucho en llegar, por lo que no encontré asiento adelante. João estaba sentado delante mío. Incluso llegó temprano a la clase. Eso sí era novedad. Me sorprendió que no estuviera sentado al otro extremo del salón.

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