A pesar de que necesitaba ser honesto con João, no podía serlo con Isabella delante de nosotros. La conversación debía ser entre dos personas, no tres... Por eso, tuve que pedirle que se fuera.
– ¿Por qué? – me preguntó João confundido.
– Porque ya es tarde y vives lejos. Además, mañana tienes clase temprano – le respondí tratando de convencerlo.
Era más fácil despedir a João que a Isabella. Él podía comprender mejor la situación. O al menos no haría tantas preguntas.
Al inicio refutó, pero terminó haciendo caso. En ese momento me di cuenta de lo extrañó que sonó mi excusa. Isabella podía haberse dado cuenta de que sabía el horario de João de memoria.
Mientras João se alejaba, intenté despedirme de Isabella. No tenía ganas de conversar.
– ¿A dónde iban? – preguntó emocionada.
– A ningún lado – respondí tratando de sonar desinteresado.
No quería que creyera que João me importaba.
– Pero están a media cuadra de tu departamento... – dijo riéndose.
– Me crucé con él en el parque y nos quedamos conversando un rato – respondí frío.
– Si tú dices... – contestó sin creer nada de lo que le estaba diciendo.
La puerta del supermercado se volvió a abrir. Esta vez salió una pareja de chicos. Parecían de mi edad. Incluso teníamos contextura física similar. Uno de ellos tenía el cabello lacio, como yo y el otro, ondulado como João. El lacio estaba cargando un paquete de botellas de agua de litro y medio, mientras que el ondulado llevaba la bolsa con las compras. A pesar de que ambos tenían las manos ocupadas, usaban la libre para caminar tomados de la mano. En ningún momento se soltaron.
– Qué bonito sería ir de compras con tu pareja – dije hacía mi interior.
– Lo mismo hiciste en el parque – interrumpió Isabella.
– ¿Qué cosa? – le pregunté asustado.
Los dos chicos pasaron por mí costado y continuaron su camino. Una vez que cruzaron detrás mío, dejé de verlos. Si Isabella no hubiera estado parada delante mío, probablemente hubiera girado para continuar mirándolos. No podía evitar envidiarlos.
– En el parque te quedaste viendo a una pareja de chicos gay – dijo.
– Ahhh... sobre eso... – traté de responder nervioso sin saber realmente que decir.
No podía creer que Isabella había notado eso. Creí que nadie me estaba viendo. Mas que nervioso, estaba avergonzado.
– Pareces un stalker ¿lo sabías? – dijo en tono de burla – no deberías quedarte mirando a las personas así –.
Creí que estaría más seria respecto al tema, pero parecía que lo estaba tomando como una broma.
– Al inicio pensé que eras homofóbico y te molestaba verlos en público. Sin embargo, después de todo lo que he logrado conocerte y las cosas que sospecho... creo que te gusta João – afirmó – ¿Tengo razón? –.
No sabía qué responderle, era mucha información que procesar. Primero, creyó que yo era homofóbico. Eso era bastante irónico. Segundo, ¿qué tipo de cosas sospechaba? Y, por último, ¿creía que me gustaba João solo porque nos vio en la puerta del supermercado conversando?
– Quieres ser como ellos ¿verdad? – preguntó – por eso te quedas mirándolos. Es como si anhelaras estar en su lugar. Y supongo que te gustaría que João estuviera a tu lado. O bueno, eso creo... –
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Destino Amor
Lãng mạnEn una sociedad donde se critica el amor libre, Nicolás realiza un intercambio estudiantil en España con el objetivo de encontrar el amor y aprender a aceptarse. Ahí conoce a João, un chico proveniente de Brasil, que pone su mundo de cabeza. Nicolá...