Capítulo 8

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Jayden.

—No quiero ver esto— Matt tensó su mandíbula —.No sé si funcionará— golpeó con sus puños el árbol donde estábamos escondidos.

—Tranquilo hermanito— ladee mi cabeza viendo a Haylee colocándose los audífonos —. Esto tiene que funcionar de cualquier forma— susurré.

Haylee Wilkes, una chica de pueblo completamente normal según ella, pero claro que no lo era, solamente teníamos que volverle sus recuerdos o parte de ellos, Haylee es medicada con unas pastillas que no se que demonios le hace, pero tengo claro que la hacen olvidar su pasado y también la hacen olvidar quien es ella realmente.

Haylee Wilkes tiene un pasado un poco oscuro y se lo recordaremos. Pero ¿qué tan oscuro?, no tanto como para preocuparse.

¿Quién no tiene su pasado oscuro? Dicen que para sanar hay que aceptar su lado oscuro, y eso es lo que estamos haciendo, la estamos ayudando a sanar cosas que ella no sabe que necesita hacer. Tan considerados nosotros.

—Jayden, ¿qué le está pasando?— Matt agarró mi hombro, él no estaba seguro de si esto funcionaría, pero yo sí.

—Son sus recuerdos— sonreí con mi maldita sonrisa de psicópata, mi sonrisa natural, o la sonrisa natural de ambos quizás. Pero no es que lo seamos, simplemente es satisfactorio.

Volví a ver a Matt y sus labios también formaron una sonrisa, el pecho de Haylee subía y bajaba descontroladamente, sus manos finas sostenían su cabeza, lágrimas rodaban por sus mejillas, en un momento ella empezó a gritar, pero no eran gritos cualquiera, eran gritos de dolor, gritos de desesperación y de agobio, sus piernas y sus manos temblaban, sus labios entreabiertos secos también temblaban, las voces en su cabeza junto a sus recuerdos la estaban volviendo loca y eso era exactamente lo que necesitábamos, sus ojos se tornaban de blanco una y otra vez.

—Ya es suficiente Jayden— Matt susurró —. Vamos —Matt iba a dar un paso pero lo detuve.

—Espera— él me volvió a ver, mientras los gritos de Haylee sonaban uno tras otro —. Aprovechémosla para jugar con unas cuantas palabras, solo unos minutos.

—Jayden ella no es cualquier juego, si lo recuerdas ¿no?— Matt miró a Haylee donde caía en el piso entre llantos como una psicópata loca que se agarraba la cabeza mientras sus manos le temblaban.

—Lo sé, pero venimos a enseñarle quién es en realidad, unas cuantas palabras y ya— golpeé su pecho —. Vamos solo unos minutos hermanito.

Él sonrió, ambos tenemos la misma forma de jugar y de divertirnos, y aunque Matt se haga el duro en controlarlo no puede resistirse.

Caminamos hasta donde Haylee, ella estaba temblando en el piso, realmente se veía muy mal, si alguien la viera así pensarían que está drogada o que se escapó de un manicomio quizás.

Con mi mano le quite los audífonos entre más escuchara esa canción más mal se pondría.

—Haylee, cariño— sus ojos de loca se movían a un lado a otro viéndonos a Matt y a mí.

—Us....uste....ustedes— su voz temblaba —. Lo hicieron— logró decir.

Hemos hecho tantas cosas cariño.

—¿Qué hicimos?— Matt preguntó inocentemente.

—La....la canción— se aclaró de garganta pero aún así no podía hablar bien —. Yo....yo no hice nada— lágrimas aún rodaban por sus ojos —. Basta— gritó y volvió agarrarse la cabeza.

—Haylee— le grité, solo así haría que las voces se fueran por un minuto —. Haylee— volví a gritar, ella brinco y nos volvió a ver asustada.

Ella se levantó del suelo inmediatamente, sus ojos estaban negros por el maquillaje que se le había corrido, Matt y yo le sonreímos y ella negaba con su cabeza como loca.

—Yo....yo no lo hice— gritó —. Yo...yo jamás haría algo así— volvió a gritar.

—Hay heridas que en vez de abrirnos la piel, nos abren los ojos— Matt ladeó su cabeza.

—No— ella bufó —. No, no, no.

—Haylee— la llamé y volvió a verme, sus labios aún temblaban —. No existen secretos en la vida, solo verdades escondidas que viven debajo de la superficie y ten eso en cuenta cariño— sonreí maliciosamente porque se que ella sabe de que hablo, o al menos eso creo.

—No, no, no— hizo una pausa —. No los quiero cerca de mí— gritó —. ¿Por qué me hacen esto?— nos señaló con sus manos temblorosas.

—Tenemos nuestras razones— Matt se acercó a ella —. Y tú las averiguarás.

—Solo váyanse, no los quiero en mi jodida vida.

Ambos alzamos las manos en forma de rendimiento y nos largamos de ahí como ella nos ordenó.

Caminamos hasta la esquina donde dejamos el auto con mis padres, vi por la ventana de auto y mi madre tenía cara de preocupación y mi padre tenía su cabeza hacia atrás. Entramos al auto en preno silencio pero ambos teníamos esa sonrisa en nuestros rostros.

—Funcionó, ¿no es así?— nuestro padre nos conocía tan bien, éramos como él.

—Hablen maldita sea— mi madre nos miró por el medio del asiento.

—Sí,  funcionó— Matt volvió a ver hacia la ventana y luego se enfocó en mi madre —. Jayden tenía razón, esa canción funcionaría.

Sí, cuando Haylee dejo su celular a nuestros pies la vez pasada, le sacamos la memoria y le borramos todas las canciones y le metimos una canción y esa era la única que estaba en su play list, Another way out de Hollywood Undead, la canción estaba en inglés pero Haylee es de las mejores de su clase de inglés y claro que iba a entender la canción, yo sabía que si ella escuchaba esa canción algunos recuerdos de su pasado iban a venirse a su mente de nuevo, las voces que ella escucha son incontrolables e incluso pueden llegar hasta darle la peor versión de ella o destruirla.

—¿Qué recordó?— mamá preguntó.

—Lo suficiente para que sepa quién es realmente— susurré.

—Pero no será fácil a que lo acepte— Matt se veía indeciso, como con miedo.

—Nosotros la ayudaremos, hermanito— chasqueé la lengua y le sonreí, mientras Matt asentía con la misma sonrisa que tenía en mi rostro —. Nosotros la ayudaremos.

3:33Donde viven las historias. Descúbrelo ahora