Haylee.Corrí a mi casa, mi pecho bajaba y subía, mi corazón latía tan fuerte que podía sentirlo en mi pecho, mi cabeza estaba hecha un lío, lágrimas rodaban por mis mejillas, una tras otra.
Abrí la puerta de mi casa y entré, nuevamente cerrándola de golpe, subí a mi habitación y me encerré en ella, caí en el piso de rodillas llorando y grité, grité tan fuerte hasta que mi garganta quedó doliendo, yo...yo no, yo....no sería capaz de hacer algo así.
Mis recuerdos a los 9 años volvieron y lo que recordé nunca tuve que hacerlo, mi respiración me faltaba, mis manos, mi cuerpo y mis labios temblaban, las imágenes en mi mente seguían pasando una y otra vez.
Sangre, sangre, am, Haylee bienvenida, matar
—Ya basta por favor— metí mis manos entre mi cabellera y así mismo apretando mi cabeza—. Vayasen por favor— mi voz apenas salía —. Largo, largo, largo— golpeé mi cabeza con mi mano.
Imágenes de sangre pasaban por mi mente, yo no había hecho nada de eso.....yo....yo no lo hice, no sería capaz de hacer algo así....soy Haylee Wilkes....yo no lo hice.
—Haylee— la puerta de mi cuarto se abrió, era mi madre ya había llegado —.Oh por Dios Haylee, ¿qué te pasa?— ella preguntó.
Mis ojos lagrimosos y negros por el maquillaje corrido la volvieron a ver, mis labios temblorosos se abrieron para decir algo pero no pude, mi madre sabía lo que yo había echo y nunca me lo dijo, ella....ella lo sabía.
—Haylee, ¿qué tienes?— ella se arrodilló a mi lado —. Cariño, ¿qué pasa?— me volvió a preguntar quitando mis manos de mi cabeza.
—Dígame....q-que yo.....yo no lo hice— ella abrió sus ojos en par en par cuando esas palabras salieron por mi boca.
—Haylee, ¿donde están tus pastillas?— me quedé en silencio —. ¿Donde están tus pastillas?— volvió a preguntar —. No te las has tomado, Dios mío Haylee— ella puso su mano en la frente y respiró profundo.
—Sí lo hice— susurré —. Yo....yo lo hice— mi madre negó con su cabeza mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, claro que lo sabía, es mi madre, siempre lo supo, y...y esas pastillas eran las que me tenían en control, esas pastillas eran las que me hacían olvidar todo.
Me levante rápidamente de ahí y la miré con rabia, limpié mis lágrimas y salí corriendo por la puerta de mi cuarto, luego abrí la puerta principal y salí de ahí. Corrí hacia la casa del frente, sí, para la casa de los Hall, solo quería respuestas y ellos son los únicos quien me las dará....o tal vez no.
—Abran la puerta— toqué la puerta con mi puño cerrado una y otra vez —. Por....por favor, hablan la puerta— exigí.
La puerta se abrió y lo que apareció en ella no fue nada más que el señor Hall, él sonrió y me estiró sus brazos, sí, para que lo abrazara, ¿acaso sabía algo de esto? ¿Por qué no se veía confundió ante todos mis lloriqueos?
Limpié mis lágrimas y lo abracé.
—Calma Haylee, todo esto es difícil— susurró —.Eres muy fuerte, cariño— él acaricio mi cabello, su abrazo me hizo sentir tranquila como si todo iba a estar bien, me separé de él y lo vi a sus ojos.
—Tengo miedo— murmuré.
—¿De quién?— preguntó él.
—De mi misma— pasé mis manos por mis mejillas limpiando mis lágrimas.
—Lo se Haylee— admitió.
—Quiero huir de todo esto— absolví por la nariz.
—¿De que vas a huir Haylee?— me preguntó —. Si lo que llevas dentro siempre te va a perseguir donde sea que vayas— metió sus manos en sus bolsillos.

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3:33
Misterio / SuspensoNo pensé que mi vida cambiaría de esta forma, no pensé que tan solo esas voces me podían destruir, luché contra esto pero no lo pude controlar, ellos siempre estuvieron ahí, en mi cabeza, siempre fueron los 3:33. Advertencia: Este libro puede tener...