Capítulo 29

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Dan ¿?

No sé porque putas le hago caso a los gemelos de ir a su casa, el señor Hall me cae como una mierda, Aleeza me la bajo porque es quién me da dinero, y los gemelos, a esos chicos los amo con toda mi puta alma. Toda mi vida he conocido a los gemelos, desde que tengo memoria son mis mejores amigos, y sí, hay algo que aún ustedes lectores no saben, pero si lo van a saber, pero aún no es el momento y es mi historia.

Mi historia es algo triste, y sé que si me fuera dejado llevar por ella no estaría hoy aquí, si no muerto, me fuera suicidado, y el motivo lo sabrán luego, y ese luego será en cuanto Haylee se de cuenta quién es en realidad, y yo eso no me lo pierdo.

Medicina, eso es lo que estudio, medicina en psicología, esa mierda si me gusta, soy Dan el telepata, todo lo sé tan sólo ver sus ojos, y no porque sea psicólogo, sino porque soy un poco especial.

Me he pasado la noche con una rubia sexy con curvas perfectas, el sexo es necesario en mi vida, y las chicas también. Voy en mi coche por una carretera oscura, sin luces, lo único que escucho es la canción Right Here de Chase Atlantic, vaya joyita de canción, vivo un poco lejos de los gemelos, iré solo porque en esta parte entro yo, y será lo más emocionante, no saben lo feliz que me hace la adrenalina y lo que va a suceder va a ser fascinante. Mi móvil vibra, lo agarro y veo que es Jayden, suspiro y lo atiendo.

—Papá no anda de buen humor, solo te aviso— no sé como lo sigue llamando papá.

—Nunca lo está Jayden, ya sé lo que me espera no te preocupes— el señor Hall y yo tenemos una historia un poco complicada —. ¿Cómo está Aleeza?

—Se fue de negocios, el trabajo está complicado. ¿Por donde vienes?

—Mierda— bufé al notar los policías haciéndome señales para parar —. Te llamo luego, los policías están al frente.

—No te metas en problemas por una vez en tu vida, y disimula— ordenó Jayden, y le colgué.

Estas cosas me ponen nervioso, no se disimular. Bajo la ventanilla y le sonrió al policía.

—¿Qué hace conduciendo tan tarde chico?— preguntó el oficial con cara de curiosidad.

—Voy de camino a casa de mi familia— mentí prácticamente —. Es el cumpleaños de mis hermanitos— sonreí tiernamente.

—Enséñame los papeles de conducir, te ves muy joven— el oficial enarcó una ceja.

—Tengo 21 oficial, pero muchas gracias, me alago cuando me dicen que parezco de menos, sé que soy un bombón completo— ya se que mi autoestima está por las nubes pero es que no puedo negar lo que soy, mis padres me hicieron con amor puro de eso no hay duda, busqué los papeles en la gaveta del auto y se los entregué al oficial.

—Dan *** , ¿Por qué siento que me estás mintiendo?— porque lo estoy haciendo querido oficial.

—No tengo nada que esconder oficial, revise el auto si es necesario— dije con la más relajación del mundo pensando en que no lo haría.

—Bajé del auto, haré revisión— lo que me faltaba, puta mierda, todo por Haylee Wilkes.

Bajé del auto y el oficial encendió una linterna y empezó a revisar, sacó una bolsa que estaba debajo del asiento y me vio curioso, sabía muy bien lo que había en esa bolsa y será incómodo. El oficial abrió la bolsa frente a mi y sacó unas esposas y un par de condones, me puso una cara diciendo "¿en serio?", yo solo me encogí de hombros mientras buscaba una repuesta.

—Creo que no quieres saber los datos sobre mi vida sexual.

—Mejor vete, no estoy para perder el tiempo con chicos hormonales— ojalá no sea así de amargado cuando sea viejo.

3:33Donde viven las historias. Descúbrelo ahora