Cuando el cura y el gobernador salieron de casa de la señora de Marín, después de la entrevista de la tarde en que los llamó para abogar en favor de la familia Yupanqui, entrevista de cuyos detalles nos hemos enterado en el capítulo V, ambos personajes se fueron platicando por la calle en estos términos:
-¡Bonita ocurrencia!, ¿qué le parecen a usted, mi don Sebastián, las pretensiones de esta señorona? -dijo el cura sacando de la petaca un cigarro corbatón y desdoblando las
extremidades del torcido.-No faltaba más, francamente, mi señor cura, que unos foráneos viniesen aquí a ponernos reglas, modificando costumbres que desde nuestros antepasados subsisten,
francamente -contestó el gobernador deteniendo un poco el paso para embozarse en su gran capa.-Y deles usted cuerda a estos indios, y mañana ya no tendremos quien levante un poco de agua para lavar los pocillos.
-Hay que alejar a estos foráneos, francamente.
-¡Jesús! -se apresuró a decirle el cura, y tomando de nuevo el hilo de sus confidencias, continuó-: Cabalmente, es lo que iba a insinuar a usted, mi gobernador. Aquí, entre nos, en
familia, nos la pasamos regaladamente, y estos forasteros sólo vienen a observarnos hasta la manera de comer, y si tenemos mantel limpio y si comemos con cuchara o con topos -terminó el cura Pascual, arrojando una bocanada de humo.-No tenga usted cuidado, francamente, mi señor cura, que estaremos unidos, y la ocasión de botarlos de nuestro pueblo no se dejará esperar -repuso Pancorbo con aplomo.
-Pero mucho sigilo en estas cosas, mi don Sebastián. Hay que andarse con tientas; éstos son algo bien relacionados y pudiéramos dar el golpe en falso.
-Cuenta que sí, mi señor cura, francamente; que ellos están buscándole tres pies al gato. ¿Se acuerda usted lo que dijo un día don Fernando?
-¡Cómo no! Querer que se supriman los repartos, diciendo que es injusticia; ¡ja! ¡ja! ¡ja!-contestó el cura riendo con sorna y arrojando el pucho del cigarro, que había consumido en unos cuantos chupones de aliento.
-Pretender que se entierre de balde, alegando ser pobres y dolientes, y todavía que se perdonen deudas..., ¡bonitos están los tiempos para entierros gratuitos! Francamente, señor cura -dijo don Sebastián, cuyo eterno estribillo de francamente lo denunciaba como un hipócrita o como un tonto; y habiendo llegado ambos amigos a la puerta de la casa de gobierno o consistorial, el gobernador invitó al cura a pasar delante; y, al penetrar al salón de recibo, encontraron allí reunidos a varios vecinos notables comentando, cada cual a su modo, la llamada del párroco y del gobernador a casa del señor Marín, pues la noticia ya se
sabía en todo el pueblo.Cuando entraron los recién llegados, todos se pusieron en pie para cambiar saludos, y el gobernador pidió en el momento una botella de puro de Majes.
-Es preciso, mi señor cura, que ahoguemos la mosca con un traguito, francamente -dijo con sorna el gobernador, quitándose la capa que, doblada en cuatro, colocó sobre un escaño de la sala.
-Cabales, mi don Sebastián, y usted que lo toma del bueno -contestó el cura frotándose las manos.
-Sí, mi señor cura, es del bueno, francamente; porque me lo manda doña Rufa antes de bautizarlo.
-¿Así que nos lo brinda usted morito?
-¡Morito! -repitieron todos los circunstantes; y en tales momentos se presentó un pongo con una botella verde surtida de aguardiente, y una copita de cristal rayado.
El menaje de la sala, típico del lugar, estaba compuesto de dos escaños sofá forrados en hule negro, claveteados con tachuelas amarillas de cabeza redonda; algunas silletas de madera de Paucartambo con pinturas en el espaldar, figurando ramos de flores y racimos de fruta; al centro, una mesa redonda con su tapete largo y felpado de castilla verde claro, y sobre ella, bizarreando con aires de civilización, una salvilla de hoja de lata con tintero, pluma y arenillador de peltre.
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Aves sin nido
RandomAves sin nido, considerada la primera novela indigenista, publicada en 1889 y escrita por Clorinda Matto de Turner, una verdadera pionera del género en Latinoamérica. En la historia se despliega una gran protesta social frente a la injusta realidad...