La entrada de Marcela, conducida en una camilla de palos, herida, viuda y seguida de dos huérfanas, a la misma casa de donde el día anterior salió contenta y feliz impresionó tan vivamente a Lucía, que se hallaba sola en aquellos momentos, que no pudo contener sus lágrimas y se fue llorando hacia Marcela.
Hizo colocar la camilla en una vivienda aseada; tomó entre los brazos a Rosalía, acarició a Margarita y llamó a entrambas, diciéndoles:
-Hijas, pobrecitas, preciosas.
Luego habló a Marcela, sentándose junto a ella, y le dijo:
-¡Oh, hija mía! ¡Cuánta resignación necesitas! Te ruego que te calmes, que tengas paciencia...
-Niñay, ¿no te has asustado de protegernos? -dijo la india con voz y mirada lánguida, pero Lucía, sin contestar a esta pregunta, continuó:
-¡Qué débil estás! -y dirigiéndose a dos sirvientas que estaban hacia la puerta, ordenó-: Que le preparen un poco de caldo de pollo con algunas rebanadas de pan tostado y un huevo batido; ustedes han de cuidarla con todo esmero.
El semblante de Marcela revelaba sus terribles sufrimientos, pero las palabras de Lucía parecían haberle dado alivio. Era tal la influencia benéfica que ante ella ejercía aquella mujer tan llena de bondad, que, a pesar de haber declarado el barchilón de Kíllac que la herida era mortal y, de término inmediato, porque la bala permanecía incrustada en el omóplato, adonde había llegado atravesando el hombro izquierdo, y la fiebre ya invadía el organismo, Marcela fue alentándose visiblemente.
Así transcurrieron dos días, dando ligeras esperanzas de salvar a la enferma.
Acababa de entrar de la calle don Fernando, a quien preguntó Lucía con grande interés:
-Fernando, ¿y los restos de Juan?
-Han sido ya conducidos al camposanto con todos los honores que he podido hacerle tributar, corriendo yo con los gastos, y los han depositado en una sepultura provisional - contestó don Fernando, satisfaciendo con palabra minuciosa la pregunta de Lucía, quien dijo:
-¿Y por qué provisional, hijo?
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Aves sin nido
RandomAves sin nido, considerada la primera novela indigenista, publicada en 1889 y escrita por Clorinda Matto de Turner, una verdadera pionera del género en Latinoamérica. En la historia se despliega una gran protesta social frente a la injusta realidad...