Capítulo 18

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Salgo de la habitación con la camisa en la mano y los tenis en la otra

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Salgo de la habitación con la camisa en la mano y los tenis en la otra.

Las personas caminan de un lado a otro, suben y bajan las escaleras y llenan los pasillos con objetos lujosos. Mi abuelo tuvo la gran idea de hacer una fiesta en su casa, varios empresarios de Londres y de las ciudades cercanas vendrían a la fiesta de mi abuelo, por la inauguración de un nuevo orfanato para los niños que aún no tienen donde vivir.

—¿Nash, a donde crees que vas? —cierro los ojos antes de voltearme.

—Voy... voy por el traje que está en la lavandería —miento sonando lo más real posible. Realmente el traje está en mi habitación, pero no quiero estar dentro de un lugar donde la gente pasa y se me quedan viendo.

Muy hipócrita de mi parte, ayer que hicimos la guerra de bolas de nieve, yo estaba alrededor de un montón de personas y hasta ahora me estoy quejando de las personas que eran dentro de esta casa.

—Nash, no seas mentiroso. Fuiste ayer en la noche por tu traje. Tu madre me lo confirmo cuando se lo pregunte —admitió mi abuelo, quitándose los lentes y cerrando el periódico que traía en las manos.

—Bueno, iré por algo para no aburrirme.

—¿No te quieres aburrir?

Joder, hasta aquí había terminado mi intento de salir de la casa. La forma en la que mi abuelo me hablaba y la forma en la que enarcaba las cejas, sabía que ya estaba perdido.

—Ahora que recuerdo, creo que tengo algo que hacer en mi habitación —me fui haciendo para atrás y señale mi habitación.

Mi abuelo niega con la cabeza y casi me regresa, pero se da cuenta antes de tiempo que no traigo camisa.

—Ponte la camisa y ve al orfanato para que veas como van las cosas allá —ordena bajando los primeros escalones de la escalera.

—¿Solo eso u otra cosa más? —quise preguntar no sonando tan maleducado.

—No, también quiero que Abby venga contigo. Tu madre y tu abuela tiene algo para ella —añade bajando por completo las escaleras.

—Okey, en unos momentos bajo y voy.

—Eso es para ahorita, Nash.

Resoplo y me doy la vuelta para bajar las escaleras.

Lo más complicado de entender todo es que las personas que trabajan en el orfanato solo conocen a mis abuelos y a mi madre, pero los niños me conocen a mí. Sé que dije que los niños terminan con la poca paciencia que hay en mi sistema, pero tan el simple hecho de entrar por esas puertas hace que esa paciencia sea tolerable, ver como los niños juegan y sueñan con ser grandes personas me hace sentirme diferente y de una forma extraña, pero linda.

Allí los niños no se burlan, ni hablan mal de mí por tener a un padre en la cárcel. Muchos de ellos podrían entender esas situaciones mejor que algunos de los estudiantes de la preparatoria.

El Chico De Los Converse Negros [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora