Extra 4

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Navidad.

La navidad era una época que siempre me había gustado, mi favorita para ser específicos. Ver las decoraciones que los vecinos ponían fuera de sus casas era cosa de detallar. Y ver como la nieve caía era la mejor parte.

Pero ahora era aún mejor, ahora tenía a las personas más importantes para mí juntas. Y que mejor manera de juntarlas que en uno de mis lugares favoritos en el mundo, una cancha de hockey. Y no era una simple cancha de hockey, era la misma donde había jugado por primera vez, donde había pasado días practicando mis movimientos y mis pasadas con el palo de hockey hasta poder conseguir lo que quería. Aquí fue el lugar donde me di cuenta que realmente el hockey no era solo un pasatiempo, si no algo que me hacía sentir vivo y feliz, me olvidaba completamente de todo lo demás cuando estaba dentro de la cancha.

Y ahora, después de tanto tiempo, por fin estaba de nuevo aquí. Y no como un fanático, si no como un jugador en el equipo de la universidad en la que había entrado.

Había tenido varios sueños, ayudar a mi padre con su empresa, ayudar a las personas. Estudiar medicina, antes me hubiera gustado ser doctor y ayudar a las personas. Pero ahora, cuando entré a la universidad y vi que había un equipo de hockey con una gran beca, de verdad me di cuenta de cual era mi verdadero sueño. Y hoy lo estoy cumpliendo.

—Grey, eres nuestro as bajo la manga, no te distraigas —Edward, el capitán del equipo, se paró a mi lado palmeando mi hombro.

—No lo haré —respondí mientras me sentaba en la banca junto a otros dos chicos del equipo que también estaban sentados ahí.

—Tenemos que ganar, chicos. Es navidad, demuestren el espíritu navideño y las ganas de ganar —el entrenador nos dijo acomodando su gorra con el logo de la universidad.

Sí, es navidad.

Hubiera estado en casa ayudando a mis abuelos y a mi madre a decorar la casa para la cena con toda la familia, pero inesperadamente el entrenador nos llamó diciendo que el juego por el que tanto habíamos entrenado seria hoy. Y, joder, la mejor sensación fue cuando se los mencioné a mis padres y ellos no se negaron o me dejaron ir solo.

Ellos estaban aquí, junto a mis abuelos, Nicholas y Abby. Y por supuesto, la persona por la que Edward me había pedido concentrarme en el juego; Abbey. Ella había traído a todos nuestros amigos. Y sin duda había sido el mejor regalo de navidad.

Abbey se convirtió en alguien demasiado importante para mí. Me ayudo a superar cosas, a cumplir mis sueños y a ser feliz.

No podía estar más feliz de estar con ella, porque ni siquiera podía encontrar las palabras adecuadas para describir como me sentía estando con ella y saber que la tenía en mi vida.

—Vamos chicos, entren a la cancha —el entrenador aplaudió mientras me levantaba de la banca y caminaba hacia la pista de hielo. Las voces de los comentaristas comenzaban a escucharse a través de las bocinas y la gran pantalla sobre nosotros proyectaba la pista de hielo.

Vamos, Nash.

Troné mi cuello acercándome hacia el equipo. Viendo como los del equipo contrario entraban a la pista.

Estaba nervioso, pero lo que me tranquilizaba era el saber que había practicado mucho para este juego. Y que no todo estaba puesto sobre mí.

—Entrenamos como locos estos últimos días. Demostremos porque estamos en este equipo —todos chocamos nuestros puños y nos dimos la vuelta para ver a los del equipo contrario.

El juego comenzó ganando nosotros la primera pasada.

Joder, estaba nervioso. Y me di cuenta de que debía calmarme cuando Edward me hizo señas para pasarme el disco.

El Chico De Los Converse Negros [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora