CAPÍTULO ONCE 🌼

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¿El lado bueno? Pues, que no me caí...por poco, pero no pasó y eso es lo que importa.

¿Lo malo? Que se enteraron y pues... me han castigado. ¿Han oído alguna vez algo tan estúpido como castigarte por subir las escaleras? No pude evitar reírme y eso provocó que me castigaran el doble.

—Mamá.

—No.

—Pero...

—No.

—¡No he dicho nada!

—Pero sé que pedirás algo y estás castigada.

—Pero, mamá, me aburro. Hace un siglo no salgo de casa.

—Hace dos días que no sales, hija. No dramatices.

—Tienes razón. Son dos siglos—señalo—Voy a morir de aburrimiento.

—No exageres. Si nunca sales a ningún lado.

—Mamá, hace falta que te recuerde que no tengo amigos y el hecho de que me quites mi teléfono, mi computadora, mi tablet, mis libros y mis pinturas empeora la situación. ¡No tengo nada que hacer! Además, en cuanto te prohíben hacer algo, es cuando más quieres hacerlo.

—Así aprenderás a no ponerte en peligro y a no mentirnos.

—Pero es que no había nadie en casa y el estúpido del bab...Ashton—me corrijo cuando me mira con una ceja alzada—se marchó de casa.

—¿Qué le hiciste?—abro la boca indignada.

—¿Por qué sacas la conclusión que le hice algo?

—Porque cariño, eres mi hija, y no eres un pan de dios.

—¿Qué dices? Yo sudo agua bendita—paso un dedo por mi frente para enfatizar mi frase.

—Sí, cariño, agua bendita que antes fue agua del drenaje.

—Me ofendes, mami, me ofendes—le digo indignada y con los ojos entrecerrados antes de salir de la cocina provocando su risa.

Me aprovecho de que Amelia sube las escaleras para subir con ella. Camino al cuarto de Hako y cuando entro lo veo tirado en su cama, dormido. Lanza quejidos en cuanto me lanzo sobre él.

—Auch, ¿qué pasa? ¿Amery?

—¿Sabes una cosa?

—¡No!—exclama—!A esta hora de la mañana no sé nada!

—La vida es tan injusta, digo, ¿por qué no tengo un Stefan barra Damon Salvatore conmigo? Es lo único que pido en la vida. O un Aegan, un Magnus, no sé, alguien sacado de los libros, es lo segundo que pido, ¿por qué a la vida le cuesta darme eso? ¡Es indignante!—levanto los brazos al aire—¿Hako?—lo escucho roncar—¡¡Hakan!!

—¿Eh? Ah, sigues aquí. ¿Cómoda?—pregunta en un balbuceo.

—Ustedes se lo pasan mejor, yo es que me estoy empezando a aburrir de ustedes. Dos días y ya no los soporto. Ni siquiera me hace gracia molestarlos, ¿algo estará mal conmigo?—me pregunto con verdadera confusión y miedo por estar perdiendo mi esencia.

—Sí.

—No, yo estoy bien. Es obvio que el problema son ustedes, me abu....—el ataque de tos me ataca de nuevo. Giro sobre la espalda de Hako hacia el suelo y con una mano en el pecho.

—Hey, Amery, ¿estás bien?—no le contesto porque la tos no me deja hacerlo—¡Mamá!

—¿Qué pasa? ¡Amery, cariño!—empiezo a tener arcadas de tanto toser—¡Tráiganme agua!

Condición. ✔️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora