CAPÍTULO TREINTA Y NUEVE 🌼

1K 72 3
                                    

1/2 Que empiecen los juegos del hambre (ahre, no, es que siempre quise decir eso)

Al segundo día de estar consciente y cinco en el hospital me quitan el tubo de la garganta pudiendo respirar por mí misma tal mal como siempre. Seguí sintiéndome débil, pero un poco menos que antes pues ahora siento las extremidades. Durante los siguientes días me hicieron análisis, pruebas y estuvieron a mi lado en todo rato. Los chicos tienen clases, por lo que a la mañana no están, pero a las tardes nunca faltan, incluso Ashton y los demás quienes creen que estoy aquí por algún virus.

Incluso el rector Scott ha venido, aunque no me sorprende, él siempre que estoy en un hospital saca tiempo para visitarme. Y luego dice que no me tiene cariño, ja, tonterías.

Hablar de tonterías me recuerda a como hace un par de días el baboso (como echaba de menos llamarlo así) entró en la habitación con un peluche gigante y unos globos con la frase "te mejorarás, angel" y en otros con un "sigo enfadado, cielo, esto no significa lo contrario". A pesar de ser una frase larga para un globo, pudo encajar bien en el espacio y no pude evitar reírme en su entonces.

¿Ahora? Ahora sonrío como idiota mirando lso regalos.

—Amery—lo miro—¿Qué te pasa últimamente? Estás en la nubes.

—Sí, y esa nube tiene nombre y apellido: Ashton Miller—escucho la burla en las palabras de Lia.

—¿Cómo era eso? Nos odiamos. Eagh, me sangran los oídos. Yo nunca estaría con él—se mofa de mí, haciendo a Amelia reír más fuerte.

—Genial, muy cortés de su parte, hacerle bullying a la enferma.

—Que hayas usado la palabra cortés creo que acaba de hacer que llegue a la suposición de que de verdad debes estar enferma.

—¿Y usted es Rector? No se le hace bullying a los estudiantes.

—Técnicamente no eres mi alumna porque nunca me has tratado como tal, y segundo, pero no menos importante: no estás en el instituto.

—Eso, ¿no deberías estar atendiendo un colegio y haciendo que las chicas babeen con solo tu apariencia?

—¡Amery, por favor! Más respeto, nunca haría nada con ninguna de mis alumnas. Soy mayor que ellas y eso es éticamente una falta de respeto.

—Pero no puedes negar que eres guapo y que ellas se mueren por...

—Como lo digas, te expulso cuando vuelvas—reí.

—Hola.

—Hombre, aquí está el chico regalos—él frunce el ceño.

—¿Tío Scott? ¿No deberías estar atendiendo el instituto?

—Sí, Scott, ¿qué haces a esta hora aquí? No es propio de ti estar aquí a estas horas teniendo un instituto que atender. Por lo general, vienes más entrada la tarde.

—Tenía que venir a comprobar que mi alumna estaba bien.

—Claro, porque éticamente eso es normal—me burlo.

—La viniste a ver ayer y antes de ayer—informa con confusión su sobrino.

—¿Y? ¿Qué más les da? Tenía que venir y punto.

—Miente, solo echa de menos que lo ayude con las cuentas y la organización del instituto. ¿Cierto, tío Scotty?—miro a Ashton un segundo cuando digo tío. Él rueda los ojos.

—Treinta y tres años y sigues sin cambiar, Scott.

El doctor Fed se acerca a mí y comprueba que todo esté en orden cuando ve que hago una mueca por el pinchazo en mi pecho, y seguido de ello va anotando en la libreta que tiene.

Condición. ✔️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora