CAPÍTULO TRECE 🌼

1.1K 75 4
                                    

ASHTON

—¿Me vas a explicar por qué la ignoras?

—Porque es estúpida—hablo con molestia.

—Pero algo te habrá hecho—dice Chad.

—Es estúpida sin más. Y luego es la broma que me hizo.

—¿Qué dijo?—pregunta Diego con gracia.

—Me dijo que estaba embarazada.

—¿Y le creíste?

—Al final sí. Tenía la sospecha de que me mentía, pero decidí creerle. Soy humano, cometo errores.

—Y ahora no le hablas.

—No.

—Amery tiene un humor algo...peculiar, Ashton—me informa Diego como si no lo supiera.

—Sí, lo sé. Pero no son graciosos a veces.

—¿No es estrafalario lo distintas que son?––Chad blanquea los ojos por la palabra empleada por Diego antes de murmurar un listillo.

—Sí, una es un amor y la otra insoportable.

—Es simpática—comenta Chad.

—Claro, contigo.

—Bueno, dejemos de hablar de esto. El partido empieza en una hora. ¿Te sientes preparado?

—Yo siempre estoy preparado—ellos se miran y ruedan los ojos.

—¡Y luego fiesta! La última vez fue un desmadre. Yo acabé con dos desconocidas jugando al guatafac o algo parecido era, Ashton con otra mientras bailaba sobre la mesa junto con los gemelos, eso fue genial, ¿recuerdan como bailaban?—reímos recordándolo, mientras Chad imita los movimientos del aspersor––Y Diego el aburrido le tocó no beber para traernos por lo que presenció todo perfectamente.

––Ahí fue cuando me avergoncé de ser su amigo.

––Nos adoras. Ven, dame un abrazo–extiende los brazos.

––No—se aleja pero Chad se sigue acercando.

––Quieres un abrazo, lo sé. No te reprimas.

––¡Que no!

––¿Abrazo de oso!––envuelve sus brazos a su alrededor y ahora es turno de Diego de blanquear los ojos.

––Ya suéltame. Suficiente.

––No sé cómo puede quererte Kendal. Eres un borde sabelotodo.

—Hablando de novias, ¿no les parece muy molesta la novia de Hakim?

—Bastante—concuerdo.

—Yo amo cuando Amery discute con ella. Dice cada cosa—se ríe.

—Eso es cierto—concuerda Diego. Yo no digo nada.

—¿Vamos yendo? Hemos dicho que quedaríamos en el campo tiempo antes de que empiece—asiento y me levanto.

—Mamá, me voy.

—No te metas en problemas, Ashton. No pienso volver a recogerte a la estación de policías por haber conducido bebido—me río. Que inolvidable experiencia .

—Prometo que esta vez no será por estar borracho, adiós.

—Ashton—advierte y yo cierro la puerta.

Una vez llegamos al campo y nos bajamos, caminamos al sitio donde habíamos quedado con los demás. Los localizamos enseguida y nos acercamos a saludarlos a cada uno entre charlas banales, pero en cuanto me toca saludarla a ella la esquivo y me detengo al otro lado. La veo entrecerrar los ojos y bufar.

Condición. ✔️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora