Condición. ✔️

CAPÍTULO DIEZ 🌼

Espero a que Louis llame a alguien para bajar las escaleras. Mamá aparece y me sonríe, sube y me ayuda a bajar. 

—¿Cómo te sientes?

—La tos no me deja en paz, me duele la cabeza y mi respiración está horrible.

—Lo siento mucho, cariño.

—No es tu culpa para disculparte, mamá—sus ojos se llenan de lágrimas, evita mirarme para no notarlo, pero fracasa—¿Me vas a acompañar a correr?

—Oh, hoy no puedo, cariño. Tengo que llevar a Morgan al dentista—asiento.

—Está bien, veré quien puede. Dan no puede, su temporada de exámenes es en un mes y ya está estudiando. Tiene mucho que hacer el pobre.

—Sí. Ve si alguno de tus hermanos puede, como tienes tan pocos—habló con ironía a lo que sonreí. Morgan bajó con mala cara—¿Lista, cariño?—ella asiente.

A Morgan no le gusta ir al dentista, cuando le toca ir evita hablar para dar a entender su desagrado. Una vez se marchan camino a la cocina.

—Hakim, ¿me acompañas a correr?

—Lo siento, Amy, no puedo. Tengo que entregar esto mañana y aún no lo he terminado por culpa de Trisha—señala el proyecto.

—¿Por qué?

—Me...entretuvo—ruedo los ojos.

Lo dejo con su trabajo y me encamino al salón. Allí está mi hermana con Perry, recogiendo las cosas ya que han decidido terminar de hacer tareas. Evito saludarlos.

—¿Hakan?

—Dime—me habla sin mirarme.

—¿Me acompañas a correr?

—No puedo, tengo gimnasio. He quedado con Trevor y los chicos.

—¿Lia?

—He quedado. Es más, estoy llegando tarde. Lo siento, Amy. ¿Por qué no te acompaña Ash?—lo miro.

—¿Él con ella? ¿Solos? ¿Seguro que no puedes, Lia?—pregunta Hako.

—Creo que mejor me acompaña Louis.

—No, sabes que él no podría ayudarte del todo. Puedes no ir hoy a correr—la miro con molestia.

—Ojalá eso pudiera decidirlo. Tengo que ir sí o sí, y lo sabes.

—He escuchado que le decías a mamá que te sentías mal. ¿Para qué vas a ir hoy?

—Siempre me siento mal, Hako.

—Yo puedo acompañarla. No tengo nada que hacer—claro que no tiene nada que hacer. Para molestarme nunca tiene nada que hacer.

—No hace falta. No quiero molestarte—hablo con falsa simpatía y él se divierte con eso.

—Sí, no hace falta. ¿Por qué no vienes conmigo?

—No puedo hacer sobreesfuerzo, Hakan. Ya escuchaste a los médicos y a mamá.

—Pero no hace falta que hagas esfuerzo. Cargas lo que tengas permitido.

—¿Por qué no puedes hacer sobre esfuerzo?

—No te...—alza una ceja—No tienes de qué preocuparte—sonrío entre dientes aunque diría yo que es más una mueca de desagrado, pero él decide obviar esto e insistir con el tema.

—Quiero saber.

—Los médicos no le permiten hacer sobreesfuerzo porque puede ser peligroso para ella.