⚘ Encantado de conocerte ⚘—¡Vuelve aquí niño de mierda! — Keigo pudo oir cómo la voz de su padre gritaba en cólera mientras se alejaba más y más por cada paso.
Sus respiraciones eran agitadas y constantes, marcando un pulso. Corría desesperado por aquel bosque, apartado de la ciudad y con su peluche de Endeavor en las manos el cual Hawks aferraba con más fuerza de la necesaria, con sus palmas ya notablemente sudorosas.
El pequeño pudo frenar tras unos pocos pasos más, ya escondido entre los altos árboles y apoyándose en uno de estos para coger el aire perdido. Contempló su camisa blanca aunque la suciedad hacía verla marrón, tenía pequeños rastros de sangre que quiso ignorar para no recordar lo ocurrido y continuó caminando un poco más.
Decidió regresar por la noche, cuando su padre estuviera más calmado y tranquilo.
O tal vez nunca.
Pero sabía que necesitaba volver allí, no tendría otro lugar si no.
Keigo normalmente aguantaba los gritos de su padre, aguantaba sus regaños y aguantaba todos los golpes que llegó a recibir por su parte pero ese día, tal vez por haber dormido mal, habiéndose despertado de golpe por algunos malos sueños y los gritos de su progenitor o porque este mismo volvía más enfadado de lo normal pero Keigo no permitió ser golpeado, porque si lo hacía se hubiera desmayado del dolor y no es que quisiera huir exactamente de ello ya que estaría mejor si se desmayaba, sino porque el pequeño era consciente de que aquel hombre seguiría dañándolo incluso más al acabar así y sabía que su madre no se pararía a pensar y menos a actuar para pararle los pies a su marido al ver cómo sufría su propio hijo.
Le dolían las costillas, sostenía rasguños y magulladuras por casi todo el cuerpo mientras que las telas que llevaba podían esconder los demás moratones por su cuerpo aunque se dejaban ver bastantes por sus piernas, cuello, rostro o brazos
Sacudió sus pequeñas alas en busca de limpiarlas, estas eran la única parte de su cuerpo que no recibió daño a pesar de usarlas inconscientemente como escudo.
No fue hasta unos pocos pasos más que Keigo visualizó a otra persona con las manos metidas en un rió y por pura curiosidad al notar que era un niño de su edad se acercó a ver cauteloso, sabía que no podría llamar demasiado la atención por su padre y menos ahora, así que intentaría ser cuidadoso.
Fue entonces cuando aquella persona habló, girando su cabeza hacia los árboles, dónde estaba escondido el pequeño.
—Hey sal, te escuché —Su voz no sonaba amenazante y Keigo ni siquiera tembló por esto, más bien era aguda aunque firme, serena...
Decidido y con la curiosidad siendo lo que le predominaba salió entre la oscuridad del la naturaleza, quién lo tapaba del sol e inexpresivo, obervó a aquel niño el cual abrió sus ojos con mucha sorpresa.
—¿Quién eres? ¿Estás bien? —Se preocupó al instante por notar la sangre de Keigo y sin pensarlo se acercó a él.
Keigo retrocedió por esto, queriendo evitar contacto. —Soy Keigo— Murmuró, desviando su mirada a un lado y sonando lo más inocente posible.
El otro niño suspiró abrumado y aún preocupado por el comportamiento del nuevo conocido. Decidió rascarse la cabeza pensativo y al ver que no tendría mucho que hacer pensó en divertirse a su lado, al fin y al cabo era un niño de su edad.
—Yo soy Touya, encantado de conocerte— Sonrió el mayor, intentando agradar a Keigo para darle confianza.
—¿Qué estás haciendo aqui?— Preguntó curioso el alado, sin soltar su peluche y volviendo a observar a Touya quien pensaba que aquel niño era un poco raro.
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Blinded by childhood, friendship and love
Fanfic-Hey sal, te escuché- Su voz no sonaba amenazante y Keigo ni siquiera tembló por esto, más bien era aguda aunque firme, serena... Decidido y con la curiosidad siendo lo que le predominaba salió entre la oscuridad del la naturaleza, quién lo tapaba...