Save me.

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¿A dónde crees que vas, Do Hana?⸺ la llamó su abuelo un par de veces pero era muy tarde, la pequeña pelinegra ya había salido de casa ahogando una risilla.

Do Hana, la menor de la familia Woon.
Se mudó a Corea junto a sus abuelos maternos quienes cuidaban de ella como sus propios padres desde hace ya algunos años. Cuando cumplió los 18 años había decidido vivir en Corea luego de hablar con sus padres sobre la - según ellos - su boba idea de independizarse.

Colocó uno de sus auriculares en su oído derecho siguiendo su camino por las tranquilas calles de la ciudad, pero todo se congeló cuando escuchó un par de pasos detrás suyo, por el rabillo del ojo pudo notar que un grupo de hombres la seguía a velocidad moderada provocando que la menor apresurara su paso tratando de no alarmarse, aunque debía admitir que ya estaba bastante asustada.

La mayoría de los locales parecían inhabilitados y otros se encontraban cerrados. Eran las 21:00 recién y las calles lucían abandonadas.

Caminó con más prisa por un par de minutos finalmente encontrando un edificio iluminado y con un par de personas paseando de un lado a otro, no lo pensó ni un segundo adentrándose al iluminado lugar donde agradeció que no hubiese algún guardia de seguridad o alguna persona que la abordara con preguntas.

Se desplazó por el lugar sigilosamente pretendiendo buscar a alguien con la mirada, observó por el rabillo del ojo y al parecer los hombres al ver que la muchacha se había adentrado a aquel lugar decidieron cruzar la acera pero no parecían querer marcharse.

Suspiró con pesadez, debió haber escuchado a su abuelo.

Sacudió su cabeza dejando de pensar en aquello y caminó hasta un pasillo donde habían unas escaleras, comenzó a subirlas con pasos pesados pero su cuerpo se detuvo de inmediato en cuando escuchó unos sollozos cerca suyo.

La piel se le erizó, ¿ahora tendría que lidiar con un fantasma o alma en pena? su rostro se encontraba pálido y sus manos temblaban del miedo pues los sollozos se volvían más fuertes conforme pasaban los segundos. Apretó sus puños con valentía continuando su camino, siguió subiendo aquellas largas escaleras encontrándose luego con un chico sentado en medio de los escalones escondiendo su rostro entre el hueco de sus brazos llorando como un niño pequeño.

Aquello la desconcertó un poco, había visto en películas que las chicas lloraban en algún parque cercano o incluso en los cubículos de los baños escolares pero ¿un chico llorando en las escaleras? Se golpeó mentalmente por encontrarse pensando aquello, era una bobería.

Al parecer el chico notó su presencia pues alzó su mirada observándola con frialdad, aquello la hizo pestañear un par de veces con nerviosismo pero no hizo ningún movimiento.

¿Te gusta ver a la gente llorar? ⸺ preguntó el pelinegro con voz grave sacándole de sus pensamientos.

Do Hana negó rápidamente sintiendo sus mejillas encenderse en color ligeramente carmesí, estaba avergonzada.

y-yo, creí que eras un fantasma. ⸺ trató de excusarse a sí misma provocando que el chico frente a ella la mirara con confusión. ¿Un fantasma? ¿De verdad, Do Hana?

Tomó una gran bocanada de aire para volver a hablar.

Lo siento, de todos modos ya me iba. ⸺ se disculpó haciendo una pequeña reverencia hacia él, parecía ser algo mayor que ella. Giró sobre sus talones decidiendo volver por donde había llegado pero aún así seguía preocupada por el chico quien no volvió a hablar.

Chasquea su lengua volviendo a girar en su dirección pero el mayor ya no estaba ahí, voltea hacia todos lados completamente alarmada y sube rápidamente escaleras arriba tropezando torpemente un par de veces.

Finalmente había llegado a una azotea. Frunce los labios recorriendo el lugar con la mirada y pega un grito divisando la figura masculina del chico mirando hacia el vacío quizá.

Decide acercarse con cuidado, se coloca tras él tomándolo tímidamente del brazo para tirar de su cuerpo lejos de ahí y luego escucharlo romperse en llanto de nuevo cayendo sobre sus rodillas.

Do Hana no sabía qué hacer pero tampoco pensaba marcharse y dejar al desconocido solo, sabía que pensaba hacer alguna tontería y ella no podría cargar con ello en su pequeña conciencia.

Dudosa decide pasar su pequeño brazo por la ancha espalda del chico acariciando con suavidad para mostrar algo de apoyo sin decir nada más.

todo va a estar bien, todo va a estar bien.⸺ susurró hacia él las mismas palabras que su madre le decía cuando la pequeña Do Hana lloraba desconsolada.

Así permanecieron durante unos minutos hasta que el llanto del chico cesó provocando que se sintiera un poco avergonzado por ello, aunque la chica de cabellos cortos era una completa extraña para él, sentía vergüenza de mostrarse tan débil luego de mucho tiempo.

Pero no podía culparse, durante tanto tiempo había guardado sus sentimientos y el dolor que lo consumía día con día, la muerte de su mejor amigo, la enfermedad de su madre, el ser visto siempre como el chico malo ante los profesores y finalmente el haber pretendido que de verdad estaba bien con haber dejado ir a Jugyeong luego de creer que finalmente había tenido oportunidad de intentarlo por primera vez ya que Suho se había mudado al extranjero hace dos años.

Suspiró llamando la atención de la chica frente a él quien tenía una mirada de preocupación pero no había emitido sonido alguno hasta que volvió a hablar llamando su atención.

¿Qué pensabas hacer? ⸺pregunta la más pequeña con temor mordisqueando sus labios. Temía aquella respuesta. ⸺ Lo que sea que estés viviendo, no dejes que te supere. Por favor no tomes decisiones que podrían dejar destrozados a quienes más te aman. Sé que alguien en casa te espera ansioso y sé que eres alguien muy fuerte. ⸺dijo en tono suave como si supiera que necesitaba escuchar aquello.

La diminuta mano de Do Hana aún permanecía en la espalda de aquel extraño brindando algo de apoyo y tranquilidad esperando ayudar un poco.

Lo lamento. ⸺ se disculpó Seojun mirando hacia la nada.

Sabía que para hacer aquello se necesitaba valentía pero él era un cobarde.

Do Hana le dedicó una pequeña y cálida sonrisa.

No te disculpes conmigo, discúlpate contigo por pensar en tomar un camino fácil para huir de tus problemas y sentimientos. ⸺ dijo.

Se levantó del suelo notando que el chico se encontraba más tranquilo y le tendió su mano ayudándole a levantarse.

Soy Do Hana. ⸺ estiró su brazo de nuevo tendiéndole su mano la cual Seojun aceptó dudoso provocando que la pelinegra sonriera dejando ver un pequeño hoyuelo en una de sus mejillas regordetas.

Deberías ir a casa, vamos, te pediré un taxi. ⸺ tomó su brazo saliendo de aquella azotea para bajar las escaleras y volver a la entrada del edificio, agradeció cuando no vio al grupo de hombres por ningún lado sintiéndose aliviada.

El taxi había llegado, era hora de que el chico fuera a casa. Do Hana saludó al conductor y le pidió no marcharse hasta que viera al mayor adentrarse a su hogar a lo cual el hombre de mayor edad aceptó sin rechistar sintiendo una pizca de ternura por lo autoritaria que lucía aquella pequeña muchacha frente al auto.

¡cuídate! y recuerda lo que te dije hace unos momentos. ⸺

Do Hana se despidió alzando su brazo mirando el taxi desaparecer de su vista, seguía preocupada por el chico desconocido pero esperaba que jamás volviese a atravesar por su cabeza una idea como la de hoy.

Decidió llamar a un taxi de igual manera para volver a casa. Mañana sería su primer día de clases en la escuela que sus abuelos le habían contado y sabía que tenía que descansar.





𝘚𝘌𝘓𝘍𝘐𝘚𝘏.  [ EN EDICIÓN ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora