first kiss.

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El camino a casa fue silencioso, Seojun había ido a recoger a su hermana y Minho aprovechó para acompañar a casa a Doha, cosa que a Seojun no le pareció.

— Le dije a mamá que Minho me acompañaría a casa con Hana. — reprochó la hermana del azabache.

— ¡oye! no tenía nada que hacer hoy, así que puedo recogerte sin problema. — se excusó el mayor ganándose un bufido por parte de su hermana.

— ¡Lo hiciste por Hana! — respondió en reproche a su hermano provocando que este le tape la boca pidiéndole guardar silencio.

— ¡No es así! yo te quiero mucho, te protegería con mi vida, Gowoon .

Su hermana rodó los ojos divertida, sabia que era verdad pero su hermano había acudido al lugar por el simple hecho de que DoHa estaría ahí también y quería llevarla a casa.

— De todos modos, se fue con Minho. — dijo entre risas provocando que su hermano agachara la cabeza. —

[ . . . ]

— No debiste acompañarme a casa Min, es tarde. — murmuró Hana ganándose una mirada por parte del rubio.

— No importa Hana, no debes estar muy tarde sola en la calle. — respondió encogiéndose de hombros.

— El hermano de Gowoon podía acompañarnos a casa. — dijo caminando junto a su amigo quien detuvo en seco su paso al escuchar mencionar al moreno ganándose una mirada extraña por parte de DoHa.

— Hana... ¿hay algo entre Seojun y tú? — preguntó casi en un susurro no muy seguro de querer escuchar la respuesta.

Doha soltó una risilla nerviosa sintiendo sus mejillas arder de repente, la pregunta de Minho le había sorprendido.

¿Había algo entre ella y Seojun? Definitivamente había algo entre ambos pero Doha no estaba segura de cómo llamarlo.

¿Debía decirlo? Ni siquiera se lo había contado a Gowoon quien era hermana del chico, pero estaba segura que ella ya sabía algo de lo que pasaba entre el azabache y su amiga.

— No. — el rubio soltó un suspiro de alivio. — Pero, creo que me gusta...— Minho la miró con desilusión, algo que Hana no pudo descifrar ante sus ojos.

— Oh, ya veo. ¿Y tú le gustas a él? — Minho sabia que sí, quien no lo notara era un tonto.

¿Era así? Hana bajó la mirada encogiéndose luego de hombros. Minho realmente no quería divagar más el tema; pues cada respuesta sería como un piquete al corazón.

Siguieron caminando en completo silencio hasta quedar frente a la puerta de Hana, el chico suspiró metiendo las manos dentro de los bolsillos del pantalón mientras se balanceaba sobre sus talones.

— Creo que ya debo entrar. — el rubio asintió esbozando una media sonrisa.

— Buenas noches, Hana. — murmuró alzando su mano para despedirse de esta quien le sonrió con ternura.

Minho giró sobre sus talones para alejarse del lugar, divisando a lo lejos la figura de Han Seojun acercarse, ¿venía a ver a Do Hana?
volteó hacía atrás notando que Hana aún no entraba a casa y revisaba su teléfono móvil.

Siguió su camino fingiendo que aquello no le dolía, Minho no iba a interponerse, porque estaban sus sentimientos pero también los de DoHa, a quien quería demasiado. ¿Debería rendirse así de fácil?


— ¿Han Seojun? — frunció el ceño al verlo frente a ella luego de recibir un mensaje de este avisando que estaba cerca de su casa. — ¿que haces aquí? — rió mirándolo con las mejillas sonrojadas, acababa de verlo hace menos de media hora pues este había ido a recoger a su amiga. El chico azabache se había ofrecido para acompañar a Doha también pero Minho intervino diciendo que él podía hacerlo ya que vivía cerca de esta. Seojun no tuvo más remedio que aceptar a regañadientes.

— Quería asegurarme que llegaras bien a casa. — murmuró avergonzado.

— ¿No pudiste enviar un mensaje de texto? ¿O llamarme? iba a avisar a Gowoon
cuando estuviera en casa. — dijo guardando el teléfono en su bolsillo.

— También quería verte, ya sé que nos vimos hace un rato. — la interrumpió rodando los ojos. — En realidad...— divagó rascando su nuca con nerviosismo. — Era una excusa traerte a casa, quería pasar tiempo contigo. — susurró sintiendo su rostro arder, Hana río cubriéndose el rostro con vergüenza, Seojun estaba siendo más tierno que de costumbre y eso provocaba que Hana sintiera su corazón saltar de aquí a allá.

Era algo que a la pelinegra le gustaba de Seojun.

— Oh... ¿por eso viniste hasta aquí? vaya. — rió jugando con sus manos mostrando lo nerviosa que estaba.

— ¿No debes entrar a casa? — Hana asintió mirando hacia la puerta haciendo una pequeña mueca.

— Sí, pero quería ver si era verdad que estabas cerca. — sonrió enterneciendo a Seojun por completo quien relamió sus labios mirando los brillantes ojos de la pelinegra mirarlo con ternura.

— ¿También querías verme? — la chica tosió ahogándose con su propia saliva presa de los nervios, Seojun rió bajito dando golpecitos en su espalda ayudándola a regular su respiración.

Hana alzó la mirada encontrándose con los profundos ojos del mayor mirándola fijo, haciéndola sentir tan pequeña de repente.

La menor tragó en seco observando al azabache relamerse los labios mirando los ajenos.

— ¿Puedo...? — la menor lo interrumpió acercando su rostro al ajeno uniendo sus labios de una manera torpe, Seojun abrió los ojos con sorpresa pero no rechistó al beso que la menor le había robado.

El cosquilleo se apoderó del estómago de ambos en cuanto sus labios se unieron; la torpeza de Hana y la sutilidad de Seojun, congeniaban tan bien que sus belfos encajaban perfectamente.

Hana cerró sus ojos llevando su mano tímidamente a la mejilla de Seojun mientras este acariciaba los cabellos negros de la menor que graciosamente estaba de puntitas para poder así llegar a la altura del azabache.

El estómago de la más pequeña era una explosión de fuegos artificiales en aquel momento, había esperado por ese momento desde hace tiempo, al igual que Seojun.

𝘚𝘌𝘓𝘍𝘐𝘚𝘏.  [ EN EDICIÓN ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora