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POV SANA

El amor siempre ha sido un sentimiento muy difícil de explicar y mucho más cuando tomas la decisión de decirlo. Suele ser complicado, y lo más probable es que quedes como la persona más estúpida de todo el mundo si te declaras. Hablar de esos sentimientos que seguramente llevas guardando por un tiempo no es fácil, no importa cuánto trates de memorizar o practicar lo que vas a decir, cuando tengas a esa persona frente a ti, puedes dar por hecho que te vas a bloquear y a olvidar todo. Empezarás a tartamudear, olvidarás todo lo que pensabas decirle y poco a poco te convertirás en un adorable tomate, puede que incluso llegues a quedar un poco más en ridículo, nunca sabes que tan incompetente te puedes volver frente a la persona que te gusta.

Pero no te sulfures, existen otras maneras para no quedar tan mal, puedes ser ingeniosa y buscar una manera de expresar lo que sientes de la mejor manera, o bueno, por lo menos para que tú mensaje sea entregado con exactitud y no dejes a esa persona confundida por tus acciones.

Existen muchas formas de declararse y cada uno es libre de elegir a la que mejor pueda adaptarse. En este caso, yo decidí inclinarme por una carta.

¿Por qué una carta? Bueno, pues esperaba no tener que pasar por tantas vergüenzas.
 
"...Creó que fue amor a primera vista. Cuando te ví caminando entre todas esas personas llamaste mi atención de una manera en la que nadie nunca lo había hecho, sentí como mi corazón se alteraba con solo verte a la distancia. Eres tan hermosa y deslumbrante que incluso llegué a quedarme por un largo rato admirando tu belleza, aunque claro, sin que tú lo notarás, no quería que tu primera impresión de mi fuera de una acosadora... Guardé por un tiempo este sentimiento que haces aflorar en mí, pero ahora, finalmente me he decidido a decirte lo que siento, bueno, en realidad está no es una manera de "decirlo" como tal, pero al menos puedo hacerte saber sobre mis sentimientos... Todo lo que siento por ti es real, nunca se pasó por mi mente el cambiar de parecer. Yo realmente te quiero y no quiero presionarte a nada con esta declaración, solo quiero pedirte una oportunidad para que nos conozcamos...

Atte: Minatozaki Sana"
 
Lo que yo claramente no me esperaba era que la destinataria de mi carta la leyera en voz alta enfrente mío.

Justo lo que quería que no pasará, pasó.
 
Así de justa es la vida conmigo.
 
Literalmente, ahora soy un tomate y el mejor de la cosecha seguramente porque estoy segura que me está adornando un intenso y fluorescente rojo.
 
No sabía dónde esconderme después de que la escuché hablar tan tranquilamente sobre mis sentimientos. Ya llevaba un rato con la cabeza gacha esperando el mejor momento para huir.
 
Cálmate. Necesitaba autocontrol en estos momentos y más cuando el pensamiento de que alguien podía haberla escuchado llegaba a mi mente.
 
Sentía mis manos sudadas y todo mi cuerpo parecía una gelatina, no dejaba de temblar mientras la idea de salir corriendo cada vez me parecía más atractiva.
 
-Minatozaki Sana- Su voz, con ese ligero tono ronco retumbó en el sepulcral silencio que se formó en el salón cuando terminó de leer mi carta.
 
-¿S-Si?- Y tartamudee, otra de las muchas cosas que se suponía que no haría frente a ella.
 
Pero es que, ¿Quién me puede juzgar? Tengo a Afrodita a tan solo unos pasos de distancia, es natural que actúe como una idiota, incluso cuando lo único que hizo fue decir mi nombre.
 
Que por cierto, se oye muy bien viniendo de su tono de voz. Me hace sentir extrañamente feliz solo con eso.
 
Mierda. Estuve a punto de mentarle la madre a alguien inexistente cuando un dedo se posó sobre mi mentón, haciéndome levantar involuntariamente la cabeza.
 
-Me gusta que me miren cuando habló- Pasé saliva al notar la poca distancia que nos separaba -Mucho mejor- Su aliento con olor a menta chocó solo por unos segundos en mi rostro antes de que se alejará nuevamente.
 
-L-Lo siento- No podía dejar de tartamudear, y solo podía rezar para que la chica frente a mí no fuera a molestarse conmigo por eso.
 
-No importa- La miré atentamente cuando sacó un cigarrillo de entré su ropa y lo encendió con una candelera negra. Secretamente odiaba mucho eso de ella, no me gustaba que le hiciera daño a su propio cuerpo con esa porquería -Entonces...- Pero era su cuerpo, así que yo no tenía derecho a decirle lo que estaba bien o no -¿Quieres salir conmigo?
 
Vaya pregunta.
 
-Sé que es la primera vez que hablamos- Susurré con voz temblorosa -Pero tú...

TOXIC •SATZU•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora