||05||

1.6K 190 34
                                    

Si Sana creyó que escuchar a su madre el día anterior había sido más que suficiente regaño, fue porque no tuvo en cuenta el sermón que le esperaba y es que ahora mismo estaba insultandose por haber sido tan idiota de ir a contarle a sus amigas lo que había pasado y claro, la "madre" del grupo podía resultar peor que la persona a la cual le debía la vida.

No estaba segura de si ya habían pasado 20 minutos, pero ahora mismo ahí estaba, parada como un cachorrito regañado.

-No entiendo porque nunca me hacen caso- Jihyo soltó un fuerte suspiro, tratando de calmarse, pues ya llevaba un buen rato regañandola.

-Ya era tarde- Eran pocas las veces que Sana habló y todas las veces que lo hizo, siempre fue para dar la misma excusa.

-Y de todos modos tuviste que tomar el camino largo- Momo que solo estaba ahí de espectadora bostezo mientras se frotaba un ojo. Ahora mismo podía decir con seguridad que la clase de matemáticas era más llevadera que un regaño de Jihyo.

-Bueno, eso sí- Y se lamentaba mucho porque esa era la razón por la cual había terminado contándole la verdad a su progenitora.

-No puedo creer que ustedes dos se tomen todo tan a la ligera, podría haberte pasado algo- Jihyo esperaba calmarse, pero sus dos polluelos no la ayudaban. Le parecía realmente increíble que se tomarán algo tan grave como si no fuera nada.

-No me pasó nada- Nuevamente una excusa poco creíble de parte de Sana, pero por suerte Jihyo decidió dejar el tema hasta allí.

-Todas ustedes me van a sacar canas- Tomó una profunda respiración antes de darse la vuelta y empezar a caminar hacía su respectivo salón.

-Es tan exagerada a veces- Momo no tuvo más opción que seguirla de cerca pues ambas compartían las dos primeras horas de clase de ese día -Nos vemos en el almuerzo- Se despidió de Sana.

Dejando a la chica completamente sola en mitad del pasillo.

-Pero que tenemos aquí. Minatozaki- Sana ni siquiera alcanzó a reaccionar al llamado de su apellido cuando sintió algo chocando contra su espalda, confundida por la repentina acción se dió la vuelta, viendo que se trataba de una botella de agua, la cual, por suerte, estaba vacía.

-¿Quienes son ustedes?- Preguntó con tranquilidad al ver el pequeño grupo de chicas que la habían rodeado.

-Tenemos un par de preguntas para ti, unnie- La más alta del grupo se acercó, quedando frente a la japonesa.

-¿Si? ¿Que necesitan?- Con toda la ingenuidad que la caracterizaba trato de ser amable con ellas.

-Te hemos visto bastante cerca de Tzuyu estos días.

-¿Tzuyu?- Sana tuvo que entender por las malas que esas chicas no venían en son de paz, pues un empujón en su hombro la obligó a retroceder -Bueno...

-¿Cómo es que una básica como tú se volvió cercana a ella?

-A un lado- Todas giraron la cabeza en la dirección que se acercaba aquella voz, encontrándose con una Tzuyu, que por su aspecto, parecía estar de un pésimo humor -Necesito hablar contigo- Demandó con voz fuerte mientras tomaba el brazo de Sana y empezaba a jalarla a otro lado.

-¿Tzuyu?- Sana pasó saliva cuando vio el ceño completamente fruncido en la más alta, quién sin decir ni una sola palabra la llevó hasta un lugar mucho más apartado, dónde no había estudiantes.

Allí, finalmente la soltó y la miró directamente a los ojos. Sana podía ver perfectamente através de ellos cuánto estaba de molesta y era mucho a decir verdad.

-H-Hola.

-¿Qué demonios estabas haciendo anoche en ese lugar?- Y su tono de voz terminaba de confirmar que estaba muy demalas.

TOXIC •SATZU•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora