A la mañana siguiente, una lluvia gris golpeaba con fuerza el parabrisas del vehículo que se dirigía hacia el norte de San Francisco. _____ llevaba un vestido y un impermeable negro.
Parecía el atuendo apropiado para una mujer que acabase de perder a un familiar. Miró por décima vez a Zayn sentado a su lado en la parte de atrás del todoterreno.
Pero él continuaba ignorándola. Su familia se había ofrecido a llevarles al aeropuerto, pero él se había negado, y media hora después, había aparecido un todoterreno negro y una furgoneta grande frente a la fachada del viejo caserón de los Linden. Un conductor uniformado había abierto la puerta del todoterreno mientras seis guardaespaldas de traje oscuro habían salido como un relámpago de la furgoneta y se habían alineado en dos filas para protegerla entrada de Zayn en el vehículo. Los padres de _____ se habían quedado estupefactos. ¡Demasiado despliegue para una persona normal! Había llegado el día, pensó _____. El día en que le diría que lo amaba.
Pero aún no. El vuelo a Las Vegas duraría unas dos horas.
Allí tendría la ocasión de decírselo sin necesidad de que se enterasen el conductor y el guardaespaldas que viajaban en la parte delantera. Miró por la ventanilla, sorprendida. Se inclinó hacia delante y tocó tímidamente el hombro del conductor.
-Disculpe, pero creo que se ha equivocado. Éste no es el camino al aeropuerto.
-No es ningún error -se apresuró a decir Zayn- No vamos al aeropuerto.
-¿No?
-¿Recuerdas que te hablé de una clínica que estaba a una hora de camino, al este de San Francisco? Tiene los mejores especialistas en traumatismo craneal de todo el país.
-¿Vamos a esa clínica y no a Las Vegas? -preguntó ella mirándolo fijamente y luego añadió al verle asentir con la cabeza- ¡Entonces has conseguido rescatar a Laetitia!
-Sí -contestó él mirando para otro lado.
_____ sintió una inmensa alegría al darse cuenta de lo que eso suponía. Zayn no iba utilizarla como moneda de cambio. Había comprendido que ella valía más que todas sus promesas. Debía haberse vuelto atrás en su idea de no pagar un céntimo a Lars y debía haberle ofrecido una fortuna a cambio de Laetitia. ¡Era la única explicación posible!
Pasaron por una zona de matorrales, poblada de enebros y, tras atravesar una gran reja, llegaron al área de aparcamiento de un pequeño pero moderno hospital. El edificio era un simple bloque uniforme y austero, pero incluso bajo aquella lluvia fría de finales de febrero, a _____ le pareció muy hermoso. Zayn la había antepuesto a sus promesas y a su honor. Sintió ganas de abrazarle y ponerse a cantar una canción. Estaba tan feliz, se sentía tan enamorada, que ya no le importaba quién pudiera escucharla. Cuando el coche se detuvo frente a la puerta de entrada del hospital, ella se volvió hacia Zayn.
-Te amo.
-_____... -exclamó él con los ojos muy abiertos y la respiración contenida.
Ella le impidió seguir, tapándole la boca con la mano.
-Si no te lo hubiera dicho ahora, creo que no habría tenido valor luego. Te amo, Zayn. Te amo y nunca olvidaré lo que has hecho hoy por mí- Se interrumpió al ver un Ferrari rojo, seguido por una furgoneta, pasando junto a su todoterreno. Los dos vehículos aparcaron unos metros delante de ellos. Un hombre salió del Ferrari. _____ sintió un vuelco en el corazón al verlo-¡Lars! exclamó sorprendida, volviéndose a Zayn- ¿Qué está haciendo aquí?
El conductor y el guardaespaldas se bajaron del coche dejándolos solos en el interior.
-Está aquí por lo del trato -dijo Zayn muy sereno de forma inexpresiva.
_____ se volvió y vio a Lars abriendo la puerta trasera de la furgoneta aparcada delante de ellos. En el interior, había una mujer rubia y esbelta, tendida en una camilla. Lars miró a Zayn, apuntó con el dedo pulgar hacia la mujer que yacía inconsciente, y luego se quedó esperando con una expresión desagradable y las manos en las caderas. Entonces vio a _____ y esbozó una dulce sonrisa. Ella volvió la cabeza para no verle y cerró los ojos con un gemido.
-No puedes entregarme a él. No puedes.
-No me queda otra elección.
Sus palabras cayeron en su alma como un jarro de agua fría. Había sido una estúpida pensando que él podía haber cambiado de opinión.
-Debe de haber alguna otra manera.
-No la hay -replicó él- Lo he intentado todo sin éxito. No me ha quedado otra salida. La he buscado por todas partes y siempre he llegado tarde. Pero lo que suceda a partir de ahora depende de ti.
-Así que todos aquellos viajes no eran de negocios, ¿verdad? -exclamó ella- La cabaña de las Maldivas, nuestra villa en Cabo, no eran viajes románticos ni por cuestiones de trabajo. ¡Estabas buscando a Laetitia a mis espaldas! -él asintió con la cabeza, desolado- Eres igual que Lars. Sedujiste a una mujer mientras estabas comprometido con otra.
-¡No, no es verdad!
-¿Qué es Laetitia para ti, Zayn?
-No te lo puedo decir.
-¿Es por una promesa?
-Sí.
-¿Y mis sentimientos?, ¿no significan nada?
-No, eso no es cierto. Pero tengo que cumplir con mi obligación.
-¿Así que eso es todo lo que soy para ti? ¿Una obligación?
-No, no es verdad, _____... Significas algo más para mí...
-¡Muchas gracias! -dijo ella con amargura- Acabo de decirte que estoy enamorada de ti y lo único que se te ocurre decirme es que soy algo más que una obligación.
Él dudó un instante y luego le entregó un sobre.
-Dejo la decisión en tus manos. Es cierto que te secuestré y te seduje, pero ahora eres libre para decidir nuestro futuro.
-¿Libre para qué? -exclamó ella sollozando mientras arrugaba sin darse cuenta el sobre que tenía en las manos-¿Para arrojarme en los brazos de otro hombre?
-¡No! -dijo él furioso- Sé que nunca volverás a amarlo. Pero... debe ser tu propia decisión.
_____ creyó ver de pronto la cruda realidad. Zayn estaba dejándola por la mujer a la que realmente amaba, sin dignarse a darle siquiera una explicación.
-Veo que las promesas significan mucho para ti. Pues bien, yo también tengo una -exclamó ella llena de indignación con los ojos llenos de lágrimas-Nunca vuelvas a dirigirme la palabra. No quiero volver a verte nunca más.
-No puedes hablar en serio.
-Claro que sí. Pasaré por la ofensa de este... trato, pero quiero que me des tu palabra de que nunca más volveré a verte.
-¡No! -exclamó él poniendo las manos en sus hombros- ¿No lo entiendes? Hice una promesa y tengo que cumplirla.
-Sí, claro que lo entiendo. Lo entiendo mejor que nadie -replico ella, apartando sus manos con una mirada fría y dura como el hielo-Por eso precisamente quiero que me des tu palabra.
-Está bien -dijo él en un tono de voz muy bajo como si le arrancasen del alma las palabras- Si eso es realmente lo que deseas... Intentaré no volver a verte nunca más.
-¡Promételo!
-Te doy mi palabra -dijo él con el corazón destrozado- Pero, a cambio, tienes que prometerme que leerás esa carta.
-Está bien -repuso ella, abriendo la puerta del coche antes de que él pudiera decirle nada.
Zayn había cumplido su promesa. Hasta el último momento ella había esperado que la rompiera y que le dijera que la amaba sólo a ella.
Pero se había equivocado. Bajó del todoterreno y se dirigió a donde Lars la estaba esperando junto a su flamante deportivo.
-Querida -la saludó el barón muy sonriente- Al fin, estamos juntos de nuevo. Voy a ser mejor a partir de ahora. Todo va a ser diferente, cariño. Te lo juro. Haré todo lo que tú quieras, sólo deseo hacerte feliz. -------------------------------------