Cap.2

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_____ se volteo produciendo un escalofriante sonido al rozar su vestido sobre la nieve helada. Un hombre, oscuro como la noche, estaba de pie junto a tres vehículos todoterreno en el sendero de grava del jardín. Tenía el pelo negro y largo. La pálida luz de la luna iluminó un chaquetón también negro. Junto a él, crecía, entre ramas de muérdago, un solitario rosal lleno de escarcha y hielo. _____ comenzó a temblar como si hubiera visto un fantasma.

-¿Quién es usted? -acertó a decir.

El hombre no contestó y avanzó hacia ella. Había algo en aquel rostro sombrío y en aquella mirada malévola que despertó sus temores.

Comprendió de repente que se había alejado demasiado del castillo y se hallaba sola en aquel paraje. En el salón de baile, repleto de invitados bebiendo champán, estaría tocando en ese momento la orquesta. Nadie la oiría gritar. ¡Qué tontería! Estaba en Suecia. El lugar más seguro del mundo Sin hacer caso a su instinto, que le decía que se diera la vuelta y echase a correr, _____ se quedó en el sitio, se cruzó de brazos y alzó la barbilla desafiante esperando la respuesta del desconocido. El hombre se detuvo a escasos centímetros de ella. Era muy alto, musculoso y tenía unos hombros muy anchos.

-¿Está aquí sola, pequeña? -dijo al fin, con un diabólico brillo en sus ojos negros.

_____ sintió un escalofrío por todo el cuerpo, pero se armó de valor y movió la cabeza con gesto negativo.

-Hay cientos de personas en el salón.

-Sí, pero tú no estás en el salón. Estás aquí, sola. No sabes lo fría que puede resultar aquí una noche de invierno.

Volvió a sentir un escalofrío, pero ahora de forma más intensa. A pesar del calor tan agradable que había en el salón del castillo, de los jerseys que se había llevado, de los halagos de Lars diciéndole que era la mujer perfecta y de la belleza de los paisajes que rodeaban el castillo, no se había sentido a gusto una sola vez en aquel lugar casi polar, rodeado de hielo y nieve. Pero no iba a decirle eso a aquel extraño.

-No me asusto fácilmente por un poco de nieve.

-¡Qué valiente! -exclamó el hombre de los ojos negros recorriéndola de arriba a abajo con su ardiente mirada-. Pero sabe a lo que he venido, ¿verdad?

-Sí, claro que sí -respondió ella, desconcertada.

-¿Y a pesar de todo no sale corriendo?

-¿Por qué iba a hacerlo?

-¿Asume entonces toda la responsabilidad por su delito? -preguntó el hombre, mirándola como si intentara penetrar en el fondo de su alma. Era un hombre muy corpulento y de apariencia brutal, pero resultaba difícil verle la cara. En medio de las sombras de la noche tenuemente iluminada por la luna, parecía un vampiro absorbiendo cada rayo de luz reflejado por la nieve. Todo en él, desde el color de su pelo y de sus ojos hasta su chaquetón, era tan negro como la noche. Había algo en él quedaba miedo. Sin embargo, _____ no se movió del sitio, permaneció inmóvil. Miró de reojo hacia el castillo para tranquilizarse. Su esposo y su familia se encontraban allí. No había ninguna razón para asustarse. ¡Todo eran imaginaciones suyas!

-¿Llama usted delito a mi boda? Admito que, tal vez, haya sido excesivamente suntuosa, pero no creo eso sea un delito -dijo muy serena, y añadió luego al ver que el hombre permanecía impasible-: Lo siento. No debería gastar bromas. Debe haber hecho un largo viaje para asistir a nuestra boda, y todo para llegar con una hora de retraso. No me extraña que esté molesto.

-¿Molesto?

-Venga conmigo al salón a tomar una copa de champán -le propuso ella mientras comenzaba a retroceder instintivamente unos pasos hacia el castillo-. Lars se alegrará de verle.

-¿Eso es otra broma? -dijo el hombre, soltando una carcajada.

-¿No es usted amigo suyo?

-No. No soy su amigo -respondió él, acercándose a ella. _____ sintió su cuerpo muy cerca del suyo, como una amenaza. Tenía que salir huyendo de allí sin perder un instante. Estaba en juego su seguridad.

-Disculpe -dijo ella con la voz entrecortada, tropezándose con el vestido mientras trataba de retroceder de nuevo-. Mi marido me está esperando. Cientos de personas, incluidos guardias de seguridad y policías, están esperando a que abramos el baile de recién casados...

No pudo continuar. El hombre la agarró por el brazo con fuerza para evitar que escapase.

-¿Casados? -repitió él mirándola como si quisiera matarla por haber dicho esa palabra.

-Sí... ¡Déjeme por favor, me está haciendo daño!

El hombre de negro la sujetó con más fuerza mientras recorría su cuerpo de forma insolente con la mirada, desde sus pechos hasta el anillo de brillantes que llevaba en la mano izquierda. Finalmente la miró a los ojos con una expresión diabólica.

-Los dos merecen arder en el infierno por lo que han hecho.

Novia raptada |ZM|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora