Capitulo 11

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Damian me ayudo a subir al techo de la casa. Era una vista asombrosa. Las estrellas eran nuestro techo, el bosque nuestra vista. El viento se balanceaba el el aire, apartando mi cabello negro del rostro. Damian se sitúo a mi lado. Se encontraba sentado, con las manos alrededor de sus rodillas.

"¿Que tal tu pierna?" Pregunto, con la mirada perdida en el horizonte.

"Emm... Bien... Pero sabes que no es el tema ahora" le recorde con dulzura.

El seguia con la mirada fija al frente, perdida. "Suena estupido" confesó.

"¿Porque Jules te odia?" Pregunté.

El negó con la cabeza. "No, Elizabeth"

"Oye, si el va a querer golpear a alguien que yo... Estimo" elegi con cuidado mis palabras. "Tengo que saber el motivo"

"No te concierne, Elizabeth Lee"

Entonces una ira estallo dentro de mi. ¿¡Como que no me incumbía?! ¡Si yo lo estaba protegiendo! ¡Joder!.

"¡Damian! ¡¿Que?! ¡Bien! si crees que no me incumbe... Me largo." Dije mientras me acercaba al borde del techo para poder bajar como una torpe humana haría.

"¡Joder, Elizabeth!" Dijo hecho una furia. Se encendió, su rostro moreno ahora lucia como una escarlata. "¡Elizabeth! ¡No debería importarte y lo sabes!" Callo durante un segundo y grito mi nombre de nuevo. Lo ignore y tantee para poder empezar a bajarme cuando unos fuertes brazos morenos me impedían el descenso.

"¡Bájame!" Grite. El me ignoro y me sentó de nuevo donde estaba, enfurruñada. Se sentó a mi lado mientras analizaba mi expresión, enfurruñada. Era estupido, lo se pero no me agradaba que el desconfiara de mi y en realidad necesitaba información.
Su mirada seguía fija en cuanto dijo lo siguiente. Suspiro

"Porque tenemos el mismo padre"

Pasaron unos segundos eternos cuando conteste "¿Que?"

"Ya lo oíste" dijo con una expresión dura.

Y entonces empece a comparar a ambos. Estatura similar, complexión similares solo que Damian era moreno y Jules era de una tez mas clara, algo bronceada. Los diferenciaban los tonos de sus cabellos así como los ojos de ambos. Los de Damian eran enormes y marrones, mientras los de Jules eran miel verdosos.

El rostro de Damian era duro como una roca, pero en sus ojos se notaba a kilómetros la tristeza.
Le toque el brazo con la yema de mis dedos, solo rozando levemente su antebrazo liso y suave. Debía de ser duro, me lo imaginaba.

Damian suspiro y miro al suelo. Unos dedos morenos acariciaron inconscientemente el dorso de mi mano, que aun yacía en el otro brazo.

"Realmente no se exactamente que sucedió... Era muy chico" dijo distraídamente. "La madre de Jules y mi padre creo que estaban casados... No estoy seguro la verdad" se aclaró la garganta con un leve tosido. "Mi madre cuenta que mi padre era un buen hombre, un bombero... Aunque realmente no creo que un buen hombre hubiese tenido dos familias para empezar..."

"Ellos se conocieron porque la casa de mi madre y abuelos se incendió hasta reducir todo en cenizas. Mis abuelos no sobrevivieron ya que inhalaron mucho humo y ya estaban algo enfermos, el humo solo los llevo más rápido a la tumba. Mi padre, de 20 años, se encargo de mi madre, que tenia 18 años. Para ese entonces estaba en una crisis con su esposa Margarette, la madre de Jules. Mi madre conoció a Margarette, dijo que ella parecía una bruja salida de un cuento de horror.
Margarette y mi padre estaban distanciados en ese momento, cuando el conoció a mi madre y pues como has de deducir, hubo quimica desde al principio"

The Chosen Ones I : Evanesce Donde viven las historias. Descúbrelo ahora