Estaba luchando, mi alma lo hacía, si es que esta existía. Luchaba para salir de mi prision corporal a la cual, la pelirroja me había condenado. ¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Dias? ¿Meses? No, otra vez no. ¿Y Damian? ¿Que habrá sido de el? ¿Estará con ella en estos momentos? Probablemente.
Tras tantas preguntas, seguí forcejeando para poder abrir los ojos hasta que lo logré.
Desperté. Estaba en mi habitación. Podía niebla y las ramas de los arboles mecerse bruscamente por el ventanal de mi habitación. Intenté levantarme pero unas manos morenas me lo impidieron.
"No" escuché su voz.
Voltee solo para encontrarme con unos fríos ojos marrones, que me miraban atentamente.
"Damian" susurré, mis labios secos por haber estado inconsciente tanto tiempo. Inhale su dulce aroma a galletas, haciendo que mi sed empeorará. Debía admitirlo, era algo masoquista. Inhalar su aroma era una dulce tortura.
El miró hacia otro lado, sus ojos igual de duros. Su mano estaba tomando la mía. Reprimí una sonrisa. Me estaba cuidando.
"¿Que día es hoy?"
"Noviembre 21. Es sábado"susurro aun sin mirarme.
"¿Qué pasó?" El ladeó la cabeza y respondió.
"Tu amiga, vino por ti. Te encontraron en el baño inconsciente. Jen fue a llamar a la ambulancia y así... Ella se preocupó mucho..."
"¿Que?" Pregunté "¿Jen?"
El me miró con una expresión dura. "Jennifer, mi novia"
Eso dolió. Hubiera preferido que me encajarán de nuevo la estaca a oír esas palabras. Reprimí las lágrimas; mi rostro se mantuvo serio.
"¿La pelirroja?"
"Si, ella. Iba a hablar a los paramédicos, pero tu amiga le quito el teléfono. Fue algo grosero, aún lo pienso, ya que ella solo estaba preocupada por ti. Después ella aclaro que eras nosocomefobica." Dijo, para restarle importancia.
Fue entonces que me di cuenta de lo que habia hecho Jen, la pelirroja. Al mirarlo, me daba cuenta de que él no sabia quien era. O bueno, tal vez si... Pero no que era, o lo que habíamos pasado. ¿Se acordaría de los besos? Yo creo que si, pero ¿de haber bebido su sangre? No, no lo creo. Ella había borrado de su memoria lo esencial de mi. Era algo egoísta que me doliera que ya no supiera quien soy. Me acarició el brazo y lo apartó bruscamente.
"¡Cielos! ¡Estas helada!" Fue por una mullida cobija y me cobijo. Acto seguido, me abrazó para que yo entrara en calor. Ese acto confirmaba que ya no sabia que había pasado en estas últimas semanas. Ya no mas Damieth, pensé con amargura.
Algo que hacia que este dolor fuera más llevadero era confirmar que el estaba bien, seguía vivo, al menos, no como me lo temia cuando estaba inconsciente. Tenía que hablar con Rachel y, si se podía, con su novio, Theodore, para tener un plan. No podíamos dejar que ni Damian, ni otros Elegidos fueran a caer por culpa de las Hilkanians. Pero eso sería en cuanto Damian se fuera, ya que él no sabía que era o a lo que nos enfrentábamos. Estábamos en ceros, de nuevo, solo que sin ese chico que estaba enamorado de mi, por lo que era un poquito mas complicado. No sería lo mismo ir y decirle: Oye, ¿adivina que? ¡Soy un vampiro y y era tu novia! ¡Y tu novia actual es una bruja! Y tu novia me odia porque somos dos clanes enemigos y quiere matarnos. Mató a mi creador y tiene a una amiga. Y solo te quiere para que no seas ángel para luego matarte como hizo con nuestros padres...
No, no podía hacer eso. Solo serviría para que me enviaran a un hospital psiquiátrico.
"Ah, si. Me aterran los hospitales" dije, dándome cuenta de que me había quedado en silencio mientras el me abrazaba para darme calor, aunque claro, no serviría de mucho ya que estaba mas muerta que nada.
ESTÁS LEYENDO
The Chosen Ones I : Evanesce
FantasyElizabeth Lee despertó en una nueva realidad: ahora era inmortal y peor, su misma condición era un caos. Mitad hija de ángel y mitad vampiro. Hija de la luz y del infierno. Debido a su condición híbrida lo único que El Creador pudo hacer fue encarga...