Capitulo 16

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Pasaron dos semanas y aún no había rastro de Damian. Apreté el lápiz que tenía en la mano tan fuerte que casi lo rompi en dos.

"Tranquila, niña" dijo Luna con un libro de Temas Selectos de Biología en sus brazos.

"¡No debería estar aquí y lo sabes!" Exclamé.

"Tranquila, recuerda lo que dijo Matt, si estas aquí, las Hilkanians tendrán la guardia baja y asi Matt y Amy pueden ir a rescatar a tu novio.

"No es mi novio. Soy su custodia" aclare.

"¡Vamos!" Exclamo dandome un golpesito tierno en el brazo. "¡Sabes que te encanta!"

Traté de sonreir.

"Además también Rachel lo esta buscando por aire"

"Lo se, lo sé" dije meneando la cabeza, por el estres.

Ya faltaban un par de horas para que se acabara este infierno y pudiera seguir buscando con Amy y Matt en los bosques, en los limites del estado. Ayer Rachel y yo volamos hasta Los Angeles porque percibí una pista que nos llevó hasta allá. Lo malo era que cuando encontramos a la persona que portaba la esencia de Damian era un indigente vestido con ropas de el. Recuerdo sacar de mi billetera un billete de 20 dólares a cambio de que me dijera quien le regaló sus prendas. El al ver el billete, con un brillo en los ojos dijo: unas muchachas muy bonitas. Sonrió dejando ver una dentadura amarillenta y con la falta de varios dientes.

Hilkanians.

Y de ahí volamos de vuelta a casa. Destruí un par de árboles por la ira que me había invadido en ese momento. Me asqueaba que me hallan visto la cara de una idiota. Lo odiaba.

Habian sucedido muchas cosas. Mellisa me evadía cada vez que yo pasaba cerca de ella. Solo podía mirarme con una furia que alimentaba mi alma. Era tan satisfactorio verla así. Si aún estuviera bajo la custodia de Johanna no hubiera vivido para poder presenciarlo... Mis manos se movieron involuntariamente hacia mi estómago, lugar que ella le encantaba utilizar de cenicero...

Me estremecí al recordar esas primeras veces que me quemó con el cigarrillo.

Ese dolor agudo al sentir como tu piel se quema y no te puedes escapar. Ese placer brillar en sus malditos ojos y sus labios teñidos de un fiusha exagerado.

Hubiera muerto en ese lugar.

Y mas después de que mi padre murió.

Fue hace dos años... Cuando John Lee murió, en un accidente de coche. Aun recuerdo cuando nos informaron que mi padre estaba en un coma y le preguntaron a Johanna si querían desconectarlo...

... La sala era de un blanco iridiscente. Mi padre se hallaba con una bata blanca... Pensé que el era un ángel en ese momento... Johanna me había golpeado después de que yo insistí a gritos y lloriqueos ver a mi papa. Recuerdo que me había encerrado en el baño pero por suerte, había una ventana que estaba algo grande y yo ademas era demasiado flacucha para escurrirme en ella. Corría por los pasillos cerciorando me de que Johanna no estuviera en ningún pasillo para que no viera que me escape y me golpeara de nuevo.

Fue entonces cuando lo vi por una ventana entubado y con una bata blanca. Abrí el cerrojo de la puerta que nos separaba. Solo había un beep beep de fondo contra el silencio.

"Papa..." Lloriquee y le tome su cálida mano. Aun recordaba con exactitud como era el. Tez olivácea, como la de Luna, cabellos negros como la noche, rizados. Sus párpados cansados estaban cerrados. Tenia una nariz como una bolita y sus labios ahora serios que en vida siempre me habían sonreído enormemente diciéndome princesa, chaparra, boni (de bonita) entre otros adjetivos.

The Chosen Ones I : Evanesce Donde viven las historias. Descúbrelo ahora