Desperté en medio del bosque. La noche ya se habia apoderado del dia, el viento azotaba sin piedad y si fuera humana ya estaría más que muerta con la pobre protección que me brindaba mi playera me manga larga y mis jeans. Estaba lloviendo a chorros, haciéndolo peor. Entonces supe que estaban haciendo conmigo... Me estaban enterrando. Medio cuerpo mio estaba bajo tierra y mi cara estaba llena de lodo. Escuchaba voces.
"Idiota. No tenían que matarla" susurro un chico cual voz no me sonaba familiar.
"¡Ya te dije que no quería matarla!" Exclamó la segunda voz, que si había reconocido. Jules. "No quería golpearla tan fuerte... Pero su corazón ya no latía ..." Vaya idiota, pensé. Mi corazón si latía pero lo hacía tan silenciosamente para que cualquier humano lo escuchara.
Entonces sin siquera pensarlo empecé a salir a la superficie. Retire todo el lodo de mi rostro, mientras escuchaba los gritos ahogados de los cinco chicos que estaban tratando de darme sepultura. Los mire. Sin duda me las pagarían esta vez.
"¡Dijiste que estaba muerta!" Exclamo un chico de piel oscura como la misma noche. El dueño de la primera voz que había escuchado. Los demás se quedaron petrificados.
"¡Lo estaba!" Chilló Jules. "No había latidos en su corazón"
Entonces sonreí, con los colmillos que me hacían depredadora.
Tenía hambre, y ahora más que me habían matado de nuevo. Tres de los chicos se quedaron petrificados. Jules y otro chico de cabellos rubios gritaron. Podía sentir el horror en sus caras y si, era horrible que te vieran como un monstruo, pero en este momento solo sentía un sentimiento que opacaba a todos. Hambre.
Gruñí. Ya habían empezado a correr. Idiotas, en vez de irse a la seguridad de la cuidad, se adentraban al bosque. Sin duda no tenían sentido de la orientación.
Ni siquiera tome las precauciones de hipnotizarlos antes. El primer chico que encontré fue el afroamericano. Lucía como un bebe cuando lo atrapé, rogando por su miserable vida. Sin dudarlo me lancé por su yugular. Tomé lo suficiente para mantenerlo vivo y lo solté, mirándole directo a los ojos mientras decia claramente.
"Quiero que olvides esto. Bajaron los osos y te atacaron a ti y a tus amigos."
El chico se quedó paralizado mientras lo hipnotizaba y decía. "Olvido esto, bajaron los osos y nos atacaron"
Sonreí y lo deje ir. Seguía el segundo...
Después de hipnotizar al cuarto chico, fui por Jules.
El chico estaba encerrado en una pequeña iglesia abandonada. Crédulo, eso no me detendría. Entre y lo vi en una esquina, temblando de miedo.
"¿Qué pasa, Jules? ¿Acaso te da miedo una chica como yo?" Dije con una expresión inocente y una voz sedosa.
"Tu... Eres un monstruo" dijo.
Sonreí.
"Sabes que no debes juzgar a las personas por su apariencia ¿o si?"
El trago ruidosamente.
"Simplemente no puedo beberte, tu sangre es asquerosa, al igual que tu" me concentre en sus ojos. "Pero no saldrás inmune a esto" Pase mi uña por una diagonal en su rostro, la sangre salía por el camino por donde cruzo mi dedo. Jules gritó.
Me concentre de nuevo en sus ojos.
"Olvidarás que esto ocurrió. Olvidarás que soy yo... Te ataco un oso y te rasguñó"
Esperaba su respuesta.
"Olvidare lo que pasó, olvidaré que eres. Me atacó un oso y me rasguño"
Sonreí. Y deje que se fuera.
Era hora de ir a casa. Aún sentía la sangre caliente pasar por mi boca. Hoy había sido un día muy largo.
Si, a Rachel no le había parecido lo que había hecho. A veces me estresaba que ella no comprendiera que esto es lo que soy, un monstruo y que me alimento de personas como los humanos se alimentan de la res. Que no sentía culpa si bebía de ellos.
Tuve que escuchar su sermón durante media hora. Y hubiera sido más largos pero alegue tener sueño por un día tan pesado y tener clases mañana. Solo soltó un suspiro y me escabullí a mi habitación. No era que necesitara dormir o algo, así que me puse a dibujar. Empece en el sauce incompleto que tenia en la libreta. Pasaron los minutos y entonces me di cuenta de que dibujaba ojos... Unos bellos ojos que en la realidad eran café oscuro, como el chocolate.
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The Chosen Ones I : Evanesce
FantasyElizabeth Lee despertó en una nueva realidad: ahora era inmortal y peor, su misma condición era un caos. Mitad hija de ángel y mitad vampiro. Hija de la luz y del infierno. Debido a su condición híbrida lo único que El Creador pudo hacer fue encarga...