Capitulo 3

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Camine rápidamente hacia afuera, sosteniendo instintivamente la pulsera de oro blanco la cual pendia un pequeño reloj de arena que contenía un solitaria gota de mi sangre combinada con una gota de tacsis, una planta muy rara que usaban mucho los Evanesce, servia para protegernos de la luz ultravioleta del sol. Si, el sol no podía matarnos en si pero nos debilitaba como nada. Había sentido una vez en mi vida la potencia de los rayos del sol a travez de mi piel pálida, era horrible. Gracias al Creador, me encontraba en uno de los estados con menos días soleados en el condado. Los días eran como las noches y era muy cómodo para mis delicados ojos vampiricos. Era una suerte estar en Juneau ya que, en lugares donde el sol da mas, como lo es en Ecuador, los vampiros se tienen que administrar una dosis mayor de tacsis.

Los vampiros del Caribe suelen inyectarla en sus cuerpos para una mayor protección, me había contado Matt.

Matt... La ultima vez que lo había visto fue un par de semanas después de que me convirtió. Lo había abandonado sin decir adiós. No me había dado motivos para dejarlo, pero tampoco para seguir con el. Solo fue un amigo para mi y cualquier otra sensación que haya causado en mi cuando me sedujo cuando era humana había desaparecido cuando me convertí en Evanesce.

No había vuelto a sentir sensación alguna hasta hace unos escasos segundos atrás, con Damian. Me había sentido aturdida, nerviosa, incluso.

No, ni de chiste me enamoraría de un chico tan humano como Damian... Aunque no seria humano por mucho tiempo...

Sacudí mi cabeza, evitando todas esas sensaciones tan... Humanas. Me daban nauseas.
Me fui a sentar a una banca solitaria. El viento despeino mis cabellos mientras dibujaba el viejo sauce al lado de mi banca. Estaba a la mitad del viejo tronco cuando senti calor humano detras de mi... Y ese delicioso aroma a chocolate caliente tan atrayente tan característico de el empezó a cosquillearme la nariz, tentándome como la primera vez que estuvo cerca mío...Sabia que estaba detras mio.

"¿Que haces?" Murmuré.

"Oh, lo siento" me voltee a mirarlo a esos ojos color chocolate que hipnotizarían a cualquiera. Se trabo en cuanto lo mire a los ojos. "este, solo quiero decir, este, dibujas muy bien" dijo bajando la cabeza y señalando mi libreta.
Me encogí de hombros y deje pasar el comentario y seguí en mi trabajo. Si fuera humana, estaría tan roja como un tomate. Por primera vez, agradecía ser este monstruo.

"Te importa si me siento?" Pregunto.
Me encogí de hombros, tratando de simular indiferencia. ¿Que diablos me estaba sucediendo?

El se sentó a mi lado, saco un sandwich de Nutella y me ofreció la mitad. Le negué con la cabeza con una pequeña mueca que simulaba ser una sonrisa.
Ya había pasado una eternidad desde que había comido comida humana y ya había perdido todo sabor en mi boca... Ahora tenia otros apetitos macabros.

"He visto como te molestan, cuando entre al aula de Historia" susurre. "No creo que seas un bicho raro, es todo" lo deje a la ligera. El volteo a mirarme, sorprendido. "Gracias por ser muy acogedor conmigo" dije.

El sonrió. "Un placer, Elizabeth Lee" Aquella sonrisa hubiera detenido de nuevo mi corazón si estuviera vivo.

Sonrei a medias. "Solo Elizabeth"

"Lizzy?" Pregunto

"Ni de broma, Elizabeth"

Sonrío mientras sus mejillas se tornaban rojas aun visibles en su piel morena. "Elizabeth será "

Asentí mientras le advertía que ya mero tocaba el timbre que daba el fin del receso. Tomé mis cosas y me aleje, de aquel humano, que con una sonrisa ya se estaba robando mi corazón hecho de hielo.

Después de dos materias que, por lo que leía, valdría la pena. Dibujo y Pintura.
Entonces cuando entre a la clase. Lo vi en el fondo del salón, pintando un vago intento de un Picasso.
"A partir de esta semana, trabajaran en una exposición de pintura y dibujo por parejas" dijo la señora de aparentaba 50 años. El salon solo contenia 10 alumnos asi que serian cinco parejas.
"Mary y Katherine" dijo a unas chicas que vestían de manera sencilla e informal y al parecer eran muy buenas amigas. Jules y Paloma" señalo a la pareja de Jules y la barbie, esta ultima me lanzo una mirada asesina. "Dakota y Lerman" dijo a una chica de falda de cuadritos, blusa negra y un piercing en la nariz y a un chico bajito caucásico de apariencia tan frágil que usaba unas enormes gafas.
"Nico y German" dijo apuntando a dos chicos. El primero era alto, de apariencia afroamericana y el segundo era un rubio de ojos de color, que al parecer se llevaban muy bien.

"Y por ultimo, Crimson, únete a la chica nueva... Este..."

"Elizabeth" contesto Damian.

"Si, ustedes trabajaran juntos"
Entonces vi como me miraba con una sonrisita que le paraba el corazón a cualquiera. Golpeo con suavidad el asiento a si lado, indicándome que me sentara a su lado.
Suspiré mientras tomaba mis cosas y me iba al fondo del aula a sentarme al lado del "chico sonrisas estupidas que me paran el corazón"

Mientras decidíamos que hacer para la exposición, el reloj sonó, marcando el final de mi primer día de clases. Sonreí, involuntariamente mientras recogía mis cosas y me dirigía a la puerta. Diablos, aun mi Mercedes estaba en el taller así que tendría que caminar... Debería tomar un atajo por los bosques... Por si encontraba algo de comer...

Entonces, otra vez sentí esa calidez cuando un humano esta cerca de mi. "Damian" dije sin pensarlo.

Entonces me congele cuando no olí el suave olor a chocolate caliente que hacia que mi boca se secara, que normalmente rondaba en los alrededores de Damian.

"No dulzura... No soy un bicho raro"

Me di la vuelta y entonces algo me golpeo tan fuerte que si hubiera sido humana, me hubiera matado.
Deje que la negrura me tomara y deje que me arrastran a la oscuridad de la inconsciencia.

The Chosen Ones I : Evanesce Donde viven las historias. Descúbrelo ahora