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Luego de despedirse Midnight condujo hasta su casa, una vez estacionado el auto dejó caer su cabeza sobre el volante y soltó un largo suspiro. Volteó para agarrar sus cosas en el asiento de atrás y se aseguró que todo estuviera en orden notando un pequeño desperfecto, en el asiento del copiloto colgaba una larga y delgada prenda roja; ______ había olvidado su corbata. Era bastante tarde y no era un barrio por el cual podía pasearse de acá para alla como si nada, así que la idea de llevársela quedó completamente descartada. Ya en su apartamento dejó su bolso descuidadamente sobre el suelo y se deshizo de su abrigo para ir directo a descorchar un vino.

— Dios que calor...— tiró del cuello de su remera con la idea de que su alta temperatura era causada por el tiempo atmosférico.

...

— ¡Mierda, si!— el alcohol se había encargado muy eficazmente de acabar con todo rastro de cordura en ella, la lujuria la había cegado por completo.

Su necesidad la llevó a autocomplacerse y el aroma que llegaba constantemente a sus fosas nasales le dieron forma a sus fantasías, hallando a la persona que la había dejado en ese estado.

— Ah... ______~— envolvió la prenda que la menor había olvidado alrededor de su mano y la pegó a su rostro, cubriendo boca y nariz— Si... Más fuerte...— su mente se encontraba en otro sitio.

Fantaseaba con aquella chica, se dio el trabajo de interpretar su cuerpo desnudo con lo poco que había visto; hombros anchos, formando una espalda amplia y marcada, en el frente unos pechos de buen tamaño, un abdomen trabajado y sus muslos probablemente firmes pero suaves. Claro que el cuerpo no era lo único, la forma engreída de hablar y el tono grave que hacía cuando se molestaba, susurrandole obscenidades al oido mientras tomaba su cuerpo sin pudor alguno, con movimientos bruscos y sus cicatrizadas manos aferrándose a su piel.

— Ah! Ahm! ¡______!— el cosquilleo en su vientre se volvió una punzada de placer que bajó hasta ser liberada, llegando a un orgasmo que tensó su cuerpo entero y luego calló abruptamente a la realidad— Mierda, niña...— entre el alcohol y el cansancio no tardó en caer dormida, con la tranquilidad de saber que todo eso sería olvidado al despertar.

...

A la mañana siguiente ______ recibió una visita inesperada.

— ¡Sorpresa!— un chico no muy alto, de cabello claro, con una barba descuidada y piel pálida se encontraba frente a su puerta.

Manteniendo su rostro inexpresivo, la morocha le cerró la puerta en la cara.

— ¡______, no seas mala!— chillaba mientras golpeaba la puerta.

— ¡Deja de pegarle a la puerta!— con molestia volvió a abrir y el chico pasó corriendo hasta la sala— La arreglé hace poco, idiota.

— ¿Qué es esta bienvenida? ¿No extrañas a tu hermanito?— con una entusiasta sonrisa le extendió los brazos, esperando recibirla.

— Claro que si...— soltó un suspiro y se acercó a él— pero si venis a pedirme trabajo juro que te mato— su mirada se puso seria pero aceptó el abrazo.

— Aww que cruel, ¿no crees que tendría otras razones para venir a verte?— dijo haciendo puchero.

— ¿Plata?

— Hn- esta vez no...— se tragó sus palabras y rompió el abrazo para comenzar a recorrer el apartamento— te conseguiste algo decente, ¿lo pagas tu o sales con alguien?

— El primer año lo pagué con lo que le robe a papá, ahora tengo un trabajo de medio tiempo en una cafetería— le respondió mientras se sentaba sobre el dañado sofá, manteniéndose atenta a los movimientos del contrario.

Midnight x Fem!ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora