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— ¿Tienes un puto gimnasio en tu casa?— estaba comenzando a creer que todo el edificio era de ella.

— Por supuesto, es realmente molesto compartir las cosas con otros— iba como si nada, acomodando un par de máquinas en específico y dejando una zona más abierta para combate.

— Que linda es la plata...— el espacio probablemente era un piso entero, justo debajo del penthouse.

— Bien, estas serán las máquinas que usarás — se las mostró al pedo, si bien se podía imaginar la forma de uso de algunas, otras estaban bien raras— no se exactamente como funciona tu poder, ni me interesa, ¡pero escúchame bien! ¡Si lo usas será solo en tus piernas! Hasta que logres intercalar los golpes.

Que peligro tiene esta mujer... ¡A darle!— afortunadamente para ella aún conservaca algunas de las enseñanzas de su anterior maestro.

Recordando los métodos que usó con Gang Orca y su mano derecha Big Whale logró sacar un plan de entrenamiento mínimamente estable. Una nueva etapa debía comenzar, tenía que ponerse cada vez más detallista y esta vez optó por volverse más instintiva ya que cada golpe o gesto que hacia con su quirk tenia que ser previamente planeado.

— Si no sabes usar estas mierdas deberías decírmelo, estas haciendo que pierda mi tiempo— la mueca de disgusto en la morena alertó a ______— si tus músculos no están bien para mañana serás una inútil.

El mediocre uso que _______ le había dado a las máquinas influyó negativamente en los resultados, al esforzarse de más sus músculos no habían tenido el tratamiento adecuado, y ya tenía un rato que Mirko parecía fastidiada, mirando una y otra vez la hora.

— ¡Anda a cagar! ¡vengo haciendo malabares con estas cosas hace un buen rato y vos ni bola!— reclamaba con razón y la respuesta de la morena fue un golpe.

— ¡Volve a faltarme el respeto y te reviento la cabeza como una sandía!— también tenía razón, pero lo único que le llego a la morocha fue la palabra "sandía"— no estas aqui para que sea tu niñera, así tendras que arreglartelas sin mi— sin una idea clara de lo que estaba diciendo la mujer volvio a ojear el reloj— debería irme ya, agarra lo que quieras del refri y no esperes que vuelva temprano— se fue de forma abrupta, dejando a la morocha suelta en un increíble gimnasio, a un piso de un increíble apartamento.

— ¿Así nomas?— esperaba un reproche más severo, tal vez un castigo que le exigiese más a su cuerpo, pero Mirko simplemente estaba apurada.

Con el cansancio a sus espaldas no perdió ni un segundo en ir corriendo al apartamento, una vez en este agarró un par de prendas y se metió en lo que ella creía que era el baño más increíble que nunca había visto, se relajó como nunca en la gran bañera hasta el momento de enfrentarse a la dura realidad de que debía de salir en algún momento. Cuando finalmente abandonó el paraíso fue directo a la cocina, esperando encontrarse con una heladera llena a tope pero en el camino un tono la distrajo, una canción que al momento le hizo saber quien la llamaba.

— ¡Hola, mi amor!— ese tono de voz que tanto amaba logró ponerla colorada con unas simples palabras.

— Si volves a decir eso se me va a salir el corazón del pecho— ahora mismo iba a mil por hora— así que no te vuelvo a contestar una llamada.

— Ni se te ocurra, el papeleo y las clases en el departamento general me están matando, esta semana con todo el tema de la seguridad ha sido agotador— se le escuchaba bastante cansada y ______ podía notarlo, haciendo que se sintiera algo mal por su broma.

— No quiero ni imaginármelo, aunque Aizawa-sensei dijo que no, me crucé con unos cuantos agentes escondidos por ahí— mientras hablaba abría la heladera y sin pena revisaba lo que había en ella.

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⏰ Última actualización: Apr 05 ⏰

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Midnight x Fem!ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora