5. ||Habitación interconectada||

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El balanceo del barco era notorio, provocando cierto mareo en su cabeza. Sus ojos estaban pesados, sin ningunas ganas de abrirlo. Podía notar como su habitación estaba iluminada por la luz del sol de un nuevo día en su congelada vida. Los rayos hacían su intromisión por la ventana, chocando con su dormido rostro. Estaba incomodo y con cierto dolor punzante en su espalda. Pensando en echarle la culpa al hecho de dormir en el suelo, sentando junto a la cama.

Ya sin ganas de seguir negándole a la luz del sol llegar a sus esmeraldas, frunció el ceño, abriendo lentamente sus parpados, acostumbrándose a los rayos que iluminaban la habitación. Parpadeo varias veces, mirándose a si misma. Se movió un poco, viendo como una manta se caía al suelo desde su cuerpo. La miro extrañado, sin comprender el porque tenia una sobre su figura, había dormido sin abrigo. Ya que se preocupo de cubrir a Marinette con ella.

Escucho ciertos pasos, virando su rostro en aquella dirección. Observando como Marinette estaba abriendo la puerta que permitía la interconexión de ambas habitaciones, pero sin conseguir la que daba a la suya.

—Pierdes tu tiempo —comento el, causando que la azabache pegara un pequeño salto por su repentina habla. Marinette giro su rostro cohibido y con ambas manos apretando su pecho—. La puerta de tu habitación esta cerrada por dentro. No podrás entrar a menos que pases por el pasillo y uses la tarjeta en la cerradura electrónica.

—Pe-Pero... —miro nuevamente su puerta, sintiéndose frustrada y completamente preocupada.

«Debo tomar mi medicina»

—Ríndete —dijo, bostezando y rascando su nuca—. Si quieres enfrentarte a esas cosas, adelante. No te detendré, sin embargo, te aconsejaría que te rindas con la idea de ir a tu habitación. Yo puedo prestarse ropa y lo necesario para que estes cómoda. Al menos... —ella lo miro confundida—. Hasta que el barco choque con algo.

—¿E-Eh...? ¿Ch-Chocar? —su rostro se puso pálido.

—No creerás que iremos a La Rochelle, ¿cierto? —Marinette no pudo responder, por lo que tomo la siguiente opción para hacerle entender la situación que aun no era capaz de procesar. Tomo su mano, sorprendiendo a la chica, sacando cierto sonrojo en su rosto. Al menos hasta que la jalo hacia la ventanilla que daba en dirección al inmenso océano—. Mira afuera.

Ella parpadeo confundida, pero siguiendo las indicaciones de Adrien. Se puso de puntillas, sujetando el borde de la ventanilla, mirando hacia su exterior. Estaba perpleja, al igual que anonadada. Estaban en medio del mar, sin algún rastro de muelles o ciudades costeras, ni una isla se veía alrededor del barco.

—Estamos en medio de la nada —comento sin creérselo.

—Lo mas probable es que el capitán dejo el crucero en automático. Por lo que nadie está controlando el timón y tampoco tenemos idea que rumbo marco, ya que, para bajar a las islas o algún puerto, el capitán debe tomar nuevamente el mando —explico su teoría—. Y por lo poco que se, cuando los barcos estan en control automático, generalmente es cuando se dirigen a mar abierto.

Marinette estuvo a punto de derrumbarse nuevamente en el piso de la habitación. No podía creer que la situación era tan mala, siendo que el barco se encontraba repleto de cosas que pedían por su vida, como sucedió con sus amigos.

—E-Eso quiere decir que... ¿estaremos atrapados en mar abierto? —el simplemente asintio, viendo sus facciones decaer—. ¿Po-Por cuánto tiempo? —le costo pasar saliva por su garganta, sintiendo dolor nuevamente en su pecho.

—Si nos estamos dirigiendo al atlántico, lo mas probable es que estemos sobre el mar durante un mes... —explico, suponiendo el peor de los casos—. Antes de chocar con algún puerto o isla que este por delante del rumbo.

Recul ||Adrinette +18||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora