24. ||El pesar de Adrien Graham||

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Pensé que, al morir, iría directamente al infierno. No asistí. A las últimas sesiones de quimioterapias de mi padre antes de morir. Discutí muchas veces con mi madre y Felix debido al egoísmo de no desear ver a nuestro padre en tal estado. En la cabeza solo se me quedo la idea de recordarle con una gran sonrisa y esa sabiduría que le caracterizaba. La misma que he admirado incluso después de la muerte. Ni siquiera fui capaz de retirar ese deseo cobarde dentro del pecho para despedirme de él. La ira y frustración eran mucho mayor al anhelo de verle por ultima vez. Solo por el terror de ver a mi padre morir frente a mis ojos.

Un pensamiento tan aterrador como la mismísima muerte personificada frente a frente a la verdad.

Sin embargo, tuve que enfrentar la realidad que me abrazaba con las tinieblas que iban tiñendo poco a poco el órgano dentro de mi pecho. Madre me rogo entre lágrimas que fuera a ver a nuestro padre. Diciéndome entre llanto que me arrepentiría por el resto de la vida si no iba a verle en sus últimos momentos. Madre estaba llorando en mi estomago mientras sus rodillas tocaban el suelo y sus brazos se encargaban de abrazarme en un acto desesperado.

Los humanos llegamos a actos desesperados. Olvidando por completo nuestra poker face y el orgullo que nos representa... —pensé aquel día al ver a mi madre en tal estado.

Notando la rabia en la mirada de mi hermano en cuanto mis ojos hicieron contacto con los suyos. Felix estaba decepcionado de los actos egoístas de su hermano menor. Nunca creyó que fuera tan egoísta bajo la faceta de hijo inocente y perfecto. Era una verdad que a ambos nos choqueaba. después de todo, no vi lo malcriado y cabron que era antes de saber que nuestro padre se iría para siempre.

Vuelve a hacer que nuestra madre llore de esa manera y te... —no fue capaz de terminar su propia amenaza. Ni idea de la razón. Le hubiera entendido. Felix me tenía cogido del cuello de la camisa cuadrille que llevaba, mientras las esmeraldas se pegaban al suelo donde los pies se nos encontraban a punto de tocar—. Jamás te lo perdonare, Adrien.

Tampoco lo he hecho.

No me he perdonado por hacer que nuestra madre llorase de esa manera. Emilie no se merecía ese sufrimiento. Felix no merecía enojarse con su hermano y llorar en la soledad de su habitación. Aquel día, todos lloramos de alguna u otra manera. Emilie en la sala. Mi hermano en su habitación golpeando sus cosas y destruyendo los recuerdos. En cuanto a mi... Llore en la biblioteca de nuestro hogar. Bajo el escritorio donde siempre mi padre se ponía a trabajar. La familia fue desmoronándose poco a poco hasta que llego su limite de tiempo. El día en que papá falleció... Nevo.

La nieve inicio en cuanto pusimos un pie en el hospital. Sin detenerse hasta que saliéramos tres horas después. Esas fueron las tres horas más largas de nuestras vidas. Mamá entro primero. Luego la abuela y el abuelo. Los hermanos de mi padre llegaron y entraron de inmediato. Todos salían hundiéndose en los llantos de perdidas. Se notaba como la tristeza iba absorbiendo el ambiente del hospital junto a la helada que hacía afuera. Luego entro Felix, pero al salir no lloro. Solo dijo que iría por un café... Para esperar.

Tontamente me pregunte, ¿Qué diablos hay que esperar? ¿La muerte? ¿Qué el café se acabará junto al último latido de su padre? En ese momento no logre entenderlo. Pero un tiempo después pude entender a la perfección que fue lo que pensaba Felix en el momento en que se encamino por el frio pasillo del hospital... Solo para tomarse un lamentable café de máquina.

Buscaba evitar la verdad.

Esa realidad que nos abrazaría desde la mañana siguiente de ese lamentable día. Una donde papá ya no nos despertaría con su grave voz. Sin volver a probar sus perfectos cafés. Perdiendo para siempre las tardes de enseñanzas y buenos momentos de caridad en familia. Perderíamos todo. Sin tener el poder de evitarlo.

Recul ||Adrinette +18||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora