18. ||Deja que el dolor desaparezca...||

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Adrien abrió sus ojos con asombro reflejado en brillantes esmeraldas. De una u otra forma, Marinette siempre lograba apaciguar ese dolor en su pecho. Sonrió nuevamente ante la calidez de la azabache abrazándolo. Llevo una de sus manos a la zona donde antiguamente se encontraba su corazón, uno que probablemente latiría a mil por horas si lo tuviera dentro de su cuerpo. Justo ahí, se hallaba una de las manos de Marinette y no dudo en tomarla con el mismo amor que ella le transmitía.

Se giro aun dentro de la prisión que había formado Marinette con sus delgados y fuertes brazos. Ninguno deseaba soltarse del agarre del otro.

—Repite eso —pidió en necesidad de volver a escuchar esa melodía para sus oídos.

Marinette al ver esas profundidad en las esmeraldas del muchacho, se instaló en su corazón un sentimiento de una enorme timidez llena de sonrojos. Sin embargo, ella creía que a este punto del partido ya era idiota sentir vergüenza con todo lo que había hecho con Adrien hasta ahora.

—¿Q-qué cosa...? —susurro a baja voz y esta se le entrecorto al momento de sentir los dedos de Adrien en su barbilla, conectando así sus miradas entre sí.

—Marinette —dijo a voz ronca el nombre de la fémina—. Por favor —pidió tensando de buena forma el ambiente.

—Eres la persona más importante para mí —juro Marinette sin soltar a Adrien y a la bestia dentro suyo.

Palabras escuchadas que solo lograron reflejar felicidad en los labios del muchacho, quien mostro una tierna faceta frente a ella.

—Gracias, Marinette —susurro lleno de calidez. Levanto sus brazos alrededor de la cintura de Marinette, abrazándola fuertemente contra su pecho—. Muchas gracias por quedarte conmigo. Por aceptarme de este modo y estar a mi lado a pesar de todo lo que soy.

—Tu aceptaste lo rota que estoy —dijo ella con una sonrisa igual de tierna que Adrien—. Mientras ambos estemos el uno y para el otro, todo estará bien. Solo... Quédate conmigo para siempre, Adrien —ese era su más profundo deseo—. Es lo único que quiero.

Su cuerpo se estremeció ante las dulces palabras de Marinette, sin creer que alguien como ella. Una chica llena de pureza y nobleza deseara permanecer al lado de una bestia como lo era él. La sonrisa en sus labios era la prueba de lo feliz que era por las palabras de la chica, sintiéndose dichoso de haber sido encontrado por alguien como lo era Marinette.

—Suena a propuesta, princesa —separo a Marinette a unos centímetros de su pecho, mirándola con ternura—. ¿Ves? Eres una provocadora.

Marinette lo miro con ojos bien abiertos y un leve sonrojo.

—N-no soy provocadora —lo regaño.

—¿Enserio~? —pregunto pícaro y Marinette inflo sus mejillas.

—Agggh —se quejo con pucheros—. Pesado.

—Mira quien vino hablar.

—Eres igual a Alya y los... —paro en seco su propio hablar ante la mención de sus amigos. Marinette viro su mirada a distintos puntos de la habitación, buscando evitar el contacto—. O-olvida lo que dije... Por favor.

Una brisa helada recorrió la espalda de ambos ante la mención de sus amigos. Y ahora que Adrien era capaz de recordar con claridad, se hizo la pregunta; ¿Hace cuantos días Marinette no ha mencionado a sus amigos?

Adrien no lo había pensado, ni siquiera cuando han dormido juntos por tantos días. Marinette despertaba a mitad de la noche, llorando y gritando en llanto desesperado que no la persiguieran. Él asumía que eran pesadillas de la noche que tuvo que escapar de los infectados y como el recuerdo de la muerte de sus amigos volvía a ser vivido dentro de su cabeza como un trauma. Uno que la perseguiría por siempre.

Recul ||Adrinette +18||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora