20. ||Corazón||

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Si las miradas pudieran hablar por los sentimientos de los demás, toda esta tarea e intercambio de ojeadas seria una tarea fácil. La ojiazul no despegaba su mirada de todas las pequeñas acciones que realizaba el rubio a solo unos dos metros a su lejanía. En realidad, Adrien no estaba moviendo un musculo. Solo la miraba de pies a cabeza como si estuviera estudiando toda su anatomía. Por ello no comprendía esos ojos y el silencio desde su boca. La imagen de su figura no había cambiado nada desde que él desapareció de la habitación. Le sorprendió no verlo ahí en cuanto abrió sus ojos nuevamente. 

El dolor en su pecho disminuyo al punto que pudo poner los pies sobre el suelo y levantar su pesado cuerpo. Y al no ver a Adrien a su lado, le lleno de preocupación. Miles de escenarios cruzaron por su cabeza y el peor de estos fue pensar que Adrien había intentado salir de la habitación con crueles intenciones propios nuevamente o que estuviera enfrentándose a ese peligroso animal que anteriormente los había atacado.

Ninguna parte de sus imaginaciones era verdad. Pues Adrien estaba en la habitación de al lado donde ella y Alya iban a dormir si el acontecimiento de noches atrás no hubiera sucedido. Adrien estaba ahí pasado, mirando hacía la pared mientras su espalda era lo único que podía verse en los ojos de la azabache. Le parecía extraño que no notara su presencia. El sexto sentido de Adrien era más perceptivo que el de un humano común y corriente. Le hubiera notado de inmediato en cuanto pusiera el primer pie en la habitación. Pero Adrien ya le entrego la explicación del porque ese sentido animal se veía interrumpido de vez en cuando.

"Cuando estoy peleando con él... Mi cuerpo se vuelve diferente" Recordó esas palabras, una de las noches donde ambos se habían acostado y empezaban a hablar cosas importantes al igual que triviales, Adrien le explico sobre su otro yo. Sobre ese Adrien de instinto animal que lo llevaba a cometer pecados y desear la sangre humana con peligrosidad.

Ese peligro era el que le preocupaba y encendía su sentido de cuidado en cada esquina de su cuerpo. Provocando también que los latidos de su corazón se aceleraran por la adrenalina de no saber que se estaba enfrentando en ese momento. Y este palpitar empeoro en cuanto le llamo por su nombre y el chico se giró en su dirección.

Enseñándole esa penetrante e intensa mirada llena de ese peligroso color carmesí.

Trago grueso ante la situación presentada. Adrien no decía alguna palabra, más después de haberle dicho que no estaba frente suyo. El rubio a su delantera no era el mismo chico que había estado apoyándola y tomándole la mano en son de cuidado en la cama de la otra habitación. Era diferente al joven que le había contado una historia de sentimientos profundos.

Este Adrien no era el mismo que ha estado a su lado hasta ahora.

—¿Quién...? —se callo de inmediato ante esa profunda mirada carmesí llena de indiferencia y pocos sentimientos.

Mentiría si dijera que no estaba siendo intimidada por esos ojos sedientos de sangre y compostura hecha y derecha, sin pisca de titular en atacarla en cualquier momento. Sería una gran mentirosa si dijera que no estaba teniendo miedo del Adrien frente suyo.

No le daba miedo Adrien y eso era un hecho que ambos se han confirmado luego de todos estos días, pero... Esta sensación era completamente distinta. Era como estar frente a alguien que nunca había visto antes. Era diferente a cuando Adrien estaba sediento. Aún así podía sentir el confort que el rubio profetaba por ella y esta vez, poco y nada era capaz de ver.

—¿Cómo...? —tomo aire y volvió a preguntar. Volver a la vida y sentir la saliva en la boca y esa sed irremediable era una tarea bastante difícil de volver acostumbrarse—. ¿Cómo te diste cuenta de que no soy ese enclenque? —musito en una sonrisa torcida, cruzándose de brazo al posar la espalda contra la pared tras suyo.

Recul ||Adrinette +18||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora