25. ||Heraldo||

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Trate de abrir los ojos ante el sonido extraño que se oía en la habitación. Me era una tarea difícil. Por extraño que fuera, siendo una bestia nocturna y por el instinto animal que permitía diferenciar a mi cuerpo del día y noche, me estaba costando trabajo abrir mis ojos. Se supone que la noche es perfecta para nosotros. Nos sentimos cómodos en la fría oscuridad. Es nuestro hábitat natural después de todo. Los venandi, vampiros, sea como quieran llamarlo, somos animales que viven de la noche. La luna nos ayuda al momento de la caza y nos permite sentirnos en casa. Permitiéndonos ser nosotros mismos. Ayudando a la victima sentirse indefensa ante el victimario.

¿Por qué el cuerpo me pesaba? No era normal.

Intenté mover el brazo, pero solo pude flexionar levemente los dedos. Esto si era raro. Por alguna razón me siento débil. Es imposible que hacer el amor con Marinette me haya dejado así de agotado. Menos después de haber bebido tanto.

Fue delicioso.

Beber de inicio a fin. Desde antes de entrar en ella y luego venirme mientras su sangre era saboreada por lengua y colmillos. No nos detuvimos durante horas. Al menos hasta quedar al punto del cansancio de ahora. Aunque me parece aun extraño. A pesar de todas las folladas que ese enclenque y Marinette tuvieron, nunca acabamos así de agotados.

Si que es de extrañar. Más por lo que sentí segundo después de pensar en ese instante.

Se me contrajo el pecho. O, mejor dicho, lo que faltaba tras la piel y costillas. Es extraño. El enclenque también era capaz de sentirlo.

Celos.

Un sentimiento que nace desde el cerebro y se apacigua dentro del corazón.

Corazón que no teníamos. Si hablamos en términos técnicos, Marinette sería el receptor de esos sentimientos egoístas. Después de todo, quien puede sentir por nosotros, es quien posee ahora mi corazón.

Hmm... Interesante.

Pensar que aún alguien como yo pudiera seguir sintetizando sentimientos a pesar de faltar el órgano receptáculo. En fin, nunca dijeron que lo imposible no fuera posible. Solo miren como acabe. Subí a un bus con el fin de leer mis novelas favoritas y revivir el recuerdo de mi padre fallecido. En medio del camino, me enamore a primera vista de la chica que subió después de que sentara el culo en el asiento que estaría a unos pocos metros de distancia. Luego sufrí un accidente. Mori. Reviví. Desperté en la oscuridad. Cree una doble personalidad. Volví a encontrar a la chica que termino llevando todo este tiempo mi corazón dentro de su pecho. Al final la jodida tarjeta de donantes sirvió para un buen fin. Volví a enamorarme. Nos enamoramos. Pudimos estar juntos a pesar de las circunstancias especial. Todo funcionaba a la perfección si lo observabas desde afuera. Quitando el hecho de que estamos en medio del océano en un crucero lleno de bestias sedientas de sangre, un jodido demente persiguiendo el cuello de Marinette y que no pueda mover mi cuerpo.

—¡¡Adrien!!

Abrí de golpe las esmeraldas que casi salen disparadas de sus cuencas en cuanto oí el grito desesperado de Marinette en mis oídos. Sin embargo, a quien vi a mi lado no fue a Marinette, sino a un jodido hambriento de sangre a punto de saltarme directo al cuello. Actúe esquivo, dando un brinco desde la cama para evitar la dirección de la mordida. Lo que no evito que el desgraciado rasguñara con sus filosas garras la piel de mi hombro izquierdo.

Joder, ardía.

¿Alguien puede explicarme por qué no somos como los de Crepúsculo? Botar veneno de los dientes y garras, ¿No podían ser las cosas más fáciles? Menos mal agradezco que el vampiro que ataco a Marinette tiempo atrás no soltó el veneno cuando su brazo fue arañado. Si no, hubiera tenido la piel podrida para ese entonces.

Recul ||Adrinette +18||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora