La mañana había llegado al poblado Sheikah, el sol estaba rascando las motas del cielo de forma tímida mientras que el viento soplaba al norte de forma dulce, como un beso de una madre a su hijo por las mañanas; las aves se movían por los aires en busca de algún gusano para alimentar a sus crías, las ardillas rascaban la corteza de los árboles en busca de ramas para sus nidos y los Sheikah que residían Kakariko estaban en sus asuntos matutinos a altas horas de la mañana, si por algo eran conocidos era por su amabilidad y por su dedicación constante con sus labores.
En casa de Impa todo estaba tranquilo, Paya estaba haciendo sus labores como de costumbre, se encontraba en la cocina cortando algunos vegetales para hacer el desayuno, Impa, Prunia, Rotver, Symon y Zelda estaban en la sala de la casa conversando acerca de la tecnología ancestral, cada quien apoyado a un cojín aportando ideas o innovando con alguna loca idea de un invento (Era el caso de Rotver junto con Symon); Y Link bueno, él dormía plácidamente en su habitación de donde se podían escuchar ronquidos si se pegaba el oído a la puerta, estaba rendido. Zelda en varias ocasiones abrió su puerta para chequear que estuviera bien. Pasados quince minutos desde la última vez que le revisó, la rubia se levantó de donde estaba y fue nuevamente a su habitación, abrió la puerta e ingresó al cuarto, acercándose lo suficiente como para ver sus pestañas cerradas y oír muy de cerca sus ronquidos.
—Aún sigue dormido...— susurró observándolo dormir con una ternura que sólo tiene una madre al ver a su hijo tomar una siesta.
—Casi me despierto...— respondió con algo de pereza y pesadez en su voz.
—¡Liiiiiiiiiink!— exclamó mirándole con una expresión de sorpresa combinada con vergüenza y sus mejillas completamente rojas. —¡No quería despertarte yo lo siento...!
—No hay...— Link bostezó de forma prolongada para luego incorporarse. —...Problema.— luego rascó su nuca con algo de pereza y se levantó de la cama mostrándose sin su camisa, dejando a la vista su cuerpo algo tonificado en su pecho pero con muchas cicatrices y quemaduras.
Aquello dejó aún más avergonzada y nerviosa a Zelda, que presa por el bochorno no pudo moverse, seguía allí parada contemplándole con su rostro ardiendo hasta la punta de sus orejas; mientras que Link sin prestarle mucha atención a ella buscó entre sus cosas y tomó una túnica de elegido azul recién lavada y se vistió tapando su cuerpo semidesnudo.
Luego miró a la chica que aún seguía algo impactada de verle así y cayó en cuenta de que lo había visto sin camisa. Aquello le sonrojó pero no dijo ni una sola palabra, solamente le miró a los ojos con vergüenza. Contacto visual que, ella mantuvo con la misma sensación de pena.
—¡Acabo de verlo sin camisa!— exclamó aún sonrojada mientras el largo silencio incómodo entre ellos se mantenía. —Bueno Zelda... No dramatices...— pensó internamente mientras parte de su bochorno pasaba. —No es la primera vez que lo miras así...— se dijo recordando que anteriormente ella pudo ver todo lo que Link hacía antes de que la rescatara. —No negaré que me gustó lo que vi...— pensó con algo de lascivia en su mente. Luego se regañó por ese pensamiento impuro. —¡Deja de pensar eso Zelda!— se reprendió a sí misma, aunque en el fondo no se arrepentía de pensarlo.
—¿Has... Dormido bien?— preguntó Link rompiendo por fin el largo silencio que se había formado.
—Sí, eso creo.— afirmó con timidez desviando ligeramente la mirada, tratando de no pensar en el cuerpo lleno de cicatrices de Link. —¡Oh cielos! ¡¿Por qué no puedo sacarlo de mi mente?!— era inútil, seguía la imagen de Link sin camisa en su mente. —¿Tú has dormido bien?— preguntó con algo de bochorno aún.
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Un Amor sin Límites | The Legend of Zelda [𝐙𝐞𝐥𝐢𝐧𝐤]
FanfictionLos actos de amor siempre han marcado historias, pero no todas ellas tienen buenos finales, sobretodo cuando uno de esos dos ha perdido toda su memoria en total. ¿Es posible que el amor sobreviva? Después de todo, ella lo dio todo por él y gracias...