Un despertar acalorado

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A la mañana siguiente...

El rey de los astros hacía acto de presencia, marcando el inicio de un nuevo día en Hyrule.

Las aves volaban gozando de una brisa fresca, los cuccos cantaban alegremente para despertar a todos.

En el cuarto de Zelda en casa de Rotver la pareja de jóvenes se encontraba durmiendo aún, muy cerca de despertar.

Ella estaba en los brazos de Link, profundamente dormida. Haber conciliado el sueño la noche anterior fue tremendamente difícil.

Por su lado Link, al oír los primeros cacareos de los cuccos comenzó a despertar.

Él abrió sus ojos con mucha dificultad y la primera imagen que se encontró al frente fue la de la princesa durmiendo apoyada en su pecho.

Ella es tremendamente hermosa...— miró con fascinación su fino y delicado rostro descansando.

Todo el cuerpo de la muchacha estaba encima de él sin darle chances a escapar de la cama.

Sus piernas estaban enrolladas a las suyas, sus brazos rodeaban su espalda y su rostro apoyado a su pecho. Al percatarse de aquello colocó una expresión de rendición.

Sus piernas están rozando mi...— suspiró al notar aquello y trató de separarse sutilmente. —Aún no me puedo levantar...

Se movió un poco hacia atrás, procurando alejar su cuerpo del suyo.

—No te levantes aún... Quédate junto a mí...— lo miró a los ojos mientras se apegaba más a su cuerpo. —Ayer lo dijiste...

—Estás despierta...— comentó algo sorprendido.

—Sí... Todo por culpa de esos demonios...— bufó mientras se acomodaba mejor.

—Entiendo...— miró hacia arriba, dejando que ella se acomodara mejor.

—¿Pudiste dormir bien?— preguntó con algo de preocupación mirándole fijamente.

—Algo... Estuve intranquilo, pero dormí bien.— sonrió y ella suspiró sin moverse.

—Yo... Tengo un poquito de calor...— él sintió sus mejillas arder al oír aquella frase.

—Puedo separarme.— ella frunció el ceño al oír sus palabras.

—No.— dijo tajante mientras lo apretaba un poco más. —Dormiría desnuda, pero no me alejo de ti.

—¡...!— miró su rostro lleno de convicción y no dijo nada.

—Dormiré un rato más...— notificó cerrando los ojos y acurrucándose sobre él. —Si te separas te asesino.

Acompañó aquello último de un tierno beso en la mejilla.

No eres nada fácil de lidiar...— se rindió mientras colocaba sus dos brazos detrás de su espalda.

Intentó imitar su gesto al dormir, pero no pudo, los cuccos seguían cantando y su sueño había muerto prácticamente desde que terminó de abrir los ojos.

—Vaya...— pensó un segundo cerrando los ojos.

Un largo rato después...

Ambos seguían acostados, él mirando al techo esperando que pasara el tiempo y ella despertaba poco a poco.

Las aves cantaron un rato más, como si insistieran en que la pareja debía despertar.

Un Amor sin Límites | The Legend of Zelda [𝐙𝐞𝐥𝐢𝐧𝐤]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora