Un Amor sin Límites | The Legend of Zelda [𝐙𝐞𝐥𝐢𝐧𝐤]

Nombramiento en la Montaña

—¡Buenos días a mi esposo!— exclamó la rubia mientras abrazaba enérgicamente al héroe.

Con aquel efusivo abrazo aplastó un poco sus costillas y sus vendajes. Producto de la presión acabó por lastimar un poco al chico.

—Ouch...— murmuró mientras la princesa miraba atentamente al rubio. —Dolió un poco...

—¡Te quejas porque te doy amor!— quejó la rubia mientras apoyaba su cabeza al cuello del chico.

—Me aplastaste un poco...— colocó sus ojos en blanco y la rubia frunció un poco el ceño.

—Estás matando el amor Link.— suspiró mientras se metía a las sábanas para pegarse más a él.

—Oh Diosas...— murmuró mientras se tomaba el tabique de la nariz. —Te daré amor. Siempre lo hago...

Ella le sonrió entrecerrando los ojos y lo apretó más en un abrazo. Como respuesta el chico la estrechó en un abrazo fuerte y besó su frente.

—Me consientes.— sonrió nuevamente con bastante alegría de por medio.

—Estás algo mimada.— bromeó mientras la chica suspiró dejando salir mucho aire.

—Sí. Pero lo necesito.— refunfuñó al momento que el chico apretaba un poco más el abrazo.

—Es cierto.— sonrió mientras acercaba su rostro a su cabello y cerraba sus ojos. —Lo mereces mi dulce princesa...— aquello lo comentó con mucho cariño, amor y amabilidad de por medio.

—L-Link...— ella sintió como sus ojos se cristalizaban con montones de lágrimas. —No se puede ser más amable...— sonrió para sí misma al momento que sentía el cálido abrazo de Link.

—Pobrecita...— depositó luego un cálido beso en su frente.

Ella enfrentó su mirada y le sonrió de forma amigable.

—¿Qué haremos hoy?— preguntó de repente.

—Bueno...— pensó sólo unos segundos. —Primero comprar ropa para el calor.— ella asintió sin decir demasiado. —Luego nuestros asuntos diplomáticos con los Goron...

—¿Nada más?— preguntó algo desilusionada.

—Actividades cuando estemos libres.— contradijo rápidamente fijando la mirada en ella. —Eso es algo tácito querida mía.

Ella sonrió nuevamente.

—Así me gusta.— luego el chico se levantó de su cama y se dirigió al bolso con su ropa.

—Eso me gusta.— sacó de su bolso algo de ropa cómoda y se la entregó a Zelda. —Ten, nos servirá para que vaya debajo de la ropa para el calor.

Ella asintió e inmediatamente comenzó a cambiarse, Link no se percató de esto hasta que volteó y se encontró con la imagen de la muchacha retirando su camisa.

—Eh... Zelda...— llamó su atención mientras ella terminaba de retirar su camisa, lista para ponerse la otra. —Podías avisarme... Y te dejaba privacidad...— comentó algo apenado con las mejillas enrojecidas.

—Oh, eso...— luego se colocó aquella camisa cómoda, era de tela fina. —Realmente no me molesta demasiado. ¿A ti sí?— aquella pregunta parecía inocente pero no lo era.

Él, no sabía que contestar. Si decía que 《Sí》podría parecer un pervertido desesperado. Si le decía que no le demostraría algo de indiferencia y desinterés. Era como si la muchacha buscara dejarlo con un revuelo interno.

—...No me molesta demasiado...— dijo luego de un rato de silencio. —Pero prefiero darte privacidad por cuestiones de principios...— comentó con bastante coherencia a la situación en la que estaba envuelto.