Un huracán inesperado

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—¿Ruta trazada?— preguntó el rubio mirando a Zelda tras sí.

—Ruta trazada cariño mío.— afirmó mientras miraba de reojo el mapa en la Tabla Sheikah. —Nuestra siguiente parada, la región de Eldin.

Link le sonrió y ella compartió la sonrisa.

—Aún nos queda mucho por recorrer antes de llegar a la región.— bromeó mientras la muchacha fruncía un poco el ceño.

—Me refiero a que será nuestra siguiente parada.— recalcó mirándolo por encima de su mentón.

Estaba reafirmando que no se había equivocado.

—Eso es falso.— ella frunció un poco más el ceño. —Primero pasaremos por un par de postas de la región.

El tono de voz que usaba el chico era molesto para Zelda, pues le recalcaba que estaba completamente equivocada.

—Me refiero a que será nuestra parada final.— insistió algo hastiada de estar errada.

—Eso...— ella frunció aún más el ceño. —Sigue siendo erróneo...

Esta vez la chica dejó salir algo de aire con fastidio.

—Nuestra parada final final será la Región Gerudo.— comentó corrigiendo a la muchacha que ya estaba bastante fastidiada. —Y en dado caso, sería nuestro regreso a Kakariko.

—Link...— su tono de voz parecía un gruñido de un lobo a punto de atacar.

—O aún mejor. A mi casa en Hatelia.— soltó sin querer y sorprendió en gran manera a la chica.

Acaba de decir que...— sus ojos estaban muy abiertos por aquella pequeñísima insinuación. —¡Quiere que nos mudemos juntos!— sus mejillas se habían sonrojado en gran manera. 

Su mente había empezado a divagar un poco, ya en el pasado había mencionado su casa en Hatelia. Pero no sabía si aquello era cierto o solo lo había mencionado para no levantar alguna sospecha.

Se encontraba fantaseando un poco con una vida en aquella aldea pacífica, levantándose cada mañana junto a Link quien seguramente cocinaba mientras ella se encargaba de construir artilugios extraños para la casa.

¡Vámonos ahora mismo Link!— pidió mientras sentía unas ganas inmensas de partir ahora mismo a Hatelia. —Disfrutaré esta vida...

—¿Zelda?— llamó su atención nuevamente mientras la muchacha salía de su ensoñación.

—¿Ah?

—Te decía, que estás muy equivocada querida.— dijo en tono burlón mientras la muchacha seguía enfureciendo.

Como respuesta Link recibió un puñetazo con el lateral de su mano en su hombro lastimado.

—¡Auch!— no pudo evitar el quejido, la herida era reciente y ese golpe despertó un dolor insoportable.

—Si quieres llegar a un año de casados no me saques de quicio.— amenazó susurrando a sus oídos, luego le dio un tierno beso en su mejilla.

—¡Zelda! ¡Eso dolió!— quejó mientras sentía sus hombros vibrar por el dolor.

—Awwww ¡Lo siento mi vida!— se disculpó con algo de sarcasmo.

Link frunció el ceño con malhumor.

—Tendré más cuidado la pro...— sintió de forma imprevista como el brazo bueno de Link se posaba en sus piernas. —¡Ahhhhh~!

El paladín soltó una pequeña carcajada maliciosa y ella sudaba un poco por el apretón que le había dado el chico.

—¿Creíste que no iba a jugar sucio?— le sonrió con malicia.

Un Amor sin Límites | The Legend of Zelda [𝐙𝐞𝐥𝐢𝐧𝐤]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora