Parte 19

6.7K 467 18
                                    


Atada de pies y manos, completamente a merced de su amo. Ni siquiera podía abrir

apropiadamente las piernas para él, por lo que, su señor, su gran señor, su divino señor, le tomaría como la perra que se sentía en este momento.

¿Y Momonga como se sentía mientras empujaba la punta de su pene contra la apretada entrada de Regina?

El temeroso Momonga, el tímido Satoru se sentía como nunca antes.

Saberse y sentirse menos que otros fue la vida humana de Satoru Suzuki. Bajando la cabeza para evitar problemas, trabajando hasta tarde cada vez que se lo pidieran. Ignorando a ciertas personas que cometían errores y obligaban a otros a resolverlos en su lugar.

Momonga aprendió a vivir con eso, y como consecuencia, no llego a experimentar nunca el deseo de gritar a otros, de revelarse contra ellos o hacerles saber de su enojo. Se guardo todo y hoy por fin lo dejaba salir a la luz, con una persona, que a diferencia de las guardianas que se hacían llamar sus esclavas, si sabia lo que significaba agachar la cabeza y mostrarse vulnerable ante un amo que necesitaba sentirse en control.

Momonga no deseaba dominar, necesitaba saber que como hombre hacia un buen trabajo, que su compañera disfrutaba esto tanto como él. Necesitaba a alguien que no le pidiera hacer algo, sino que lo orillara a hacer mientras se perdían ambos en el placer.

Con Cixous una noche de amantes, el escenario de luna de miel de recién casados. Con Yuri un juego Voyerista auto complaciente, y con Regina...

Necesitaba empujar su pene y abrirse paso. Necesitaba enseñarle a esta apretada vagina que le estrangulaba, lo que pasaba cada vez que se le retaba al gran amo de Nazarick.

Todas fueron apretadas, con todas fue difícil el primer empuje, pero la insubordinada LupusRegina demostró tener la osadía de retar a su señor. Pues mientras ella jadeaba y movía la cola a la vez que contemplaba su propia expresión perdida en el espejo, su vagina ahorcaba la gran verga de su señor. Le impedía entra o retroceder, mantenerse o avanzar y ello era algo que el gran señor de la tumba, que el poderoso Momonga no podía tolerar.

Empujo lento, pero con fuerza su gran miembro. Hizo que la apretada entrada que le asfixiaba cediera y se contrajera a cada centímetro que entraba. Y cada vez que LupusRegina pensaba que era todo, su amo empujaba de nuevo.

Al igual que su antecesora Cixous, Regina podía jurar que su señor había llegado a su estómago, que había empujado cada parte de ella y le había invadido por completo. Cuando su útero y la verga de su señor se encontraron en un apasionado beso, Regina sintió dolor, pero era el dolor correcto que hizo a la sirvienta empujar la cara contra la cama, no para ocultar su expresión ni sus orejas, sino para morder las sabanas en busca de un desahogo a la locura que le invadía en medio del orgasmo mas intenso de su vida.

Y justo cuando sintió que una pieza que siempre le falto volvía a su sitio, su cruel señor se retiró, saco su pene poco a poco.

-Momonga-sama ¡No lo saque! ¡No lo! ¡UHHHH!-

Fue una falsa preocupación. Cuando la cabeza del pene se atoro en esa rebelde entrada, Momonga empujo todo su pene dentro de la sirvienta que por el sentimiento de sorpresa combinado con el placer y el dolor que lógicamente causaría en ella, termino soltando un sonido patético mientras sus ojos se ponían en blanco y su cuerpo convulsionaba.

Regina parecía ya fuera de combate y su amo no había hecho otra cosa mas que empezar.

Overlord: LujuriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora