Una cruel batalla tenía lugar en el nove piso de la tumba.
-¡Dilo!
-¡Ahhh!-
El equipo de aumento físico hacia una gran diferencia en esta clase de batallas, Momonga debió anotarlo para el futuro.
-¡Dilo!-
-¡AHHHH!-
-¡¿Quién te dio esos anillos?!
Ainz abofeteo de nuevo el trasero de la sirvienta en cuatro patas, que se negaba a revelar información.
-¡Mas fuerte!-
-¡No lo disfrutes!-
Tras largas horas, Ainz había agotado toda la fuerza y resistencia que Cixous recibía de los anillos, pero, aunque el cuerpo de la sirvienta hubiese sido derrotado, su mente se negaba a delatar a la persona que le había dado tales tesoros.
Con el fin de que esto no fuera solo un hombre mayor golpeando a una jovencita, Ainz decidió no salirse del tono del momento. Para su desgracia, esto solo ayudaba a Cixous a resistirse.
Pero aun si la sirvienta no revelase nada, Ainz solo podía pensar en dos posibles candidatos a culpables. El conjunto de anillos que llevaba Cixous era de alto rango. Eran ítems a los que solo dos personas tenían acceso.
La primera era Yuri Alpha, quien recibió los anillos como regalo de su creadora y le servían para fortalecer sus atributos físicos, que tanto necesitaba al ser ella un monje.
El otro posible culpable era Pandora's Actor, pues si bien los anillos eran raros y costosos, había buena cantidad de ellos en la tesorería, y esa combinación en específico estaba programada en el guardián de la tesorería.
Quien le hubiese dado esos anillos a Cixous debía saber la situación, y por ello era tan importante para Momonga saber quién había sido. Al final se había equivocado. Con el fin de cumplir mejor con su deber Cixous había filtrado información, y consiguió buen equipo por parte de uno de esos dos.
Ambos eran fuertes candidatos a culpable, pero al mismo tiempo era difícil que cualquiera lo hubiera hecho.
Pandora's Actor tenía prohibido sacar ítems de la tesorería sin permiso. Mientras que Yuri Alpha... Ainz no la imaginaba prestando algo que su creadora le había dado.
-¡Ainz-sama! ¡Ya no puedo más!-
Absorto en sus pensamientos, Ainz había perdido la noción del tiempo. Al final los anillos terminaron siendo contraproducentes. Al no poder desmayarse o desconectarse de su mente por el cansancio, Cixous estaba al borde de la locura por recibir orgasmo tras orgasmo.
La sirvienta aún no había delatado al culpable, pero si seguía así, muy seguramente tendría que resucitar a Cixous, y no tenia deseo de explicarle a nadie como la sirvienta había llegado a morir de placer.
Ainz salió del interior de la sirvienta y la dejo de golpear.
-¡AHHH!-
Cixous se desplomo sobre la cama. Su trasero estaba rojo por todas las nalgadas recibidas, su cuerpo seguía temblando. Mentalmente estaba acabada, pero, aun así, no parecía tener la intención de delatar a su benefactor.
-Pero...-
Ainz cubrió a la sirvienta con una manta y la dejo en la cama. Aún no había terminado con ella.
-Espera aquí, Cixous-
Se coloco de nuevo sus ropas, tomo su forma de overlord y salió de su habitación, no sin antes intuir a los asesinos de ocho filos para que impidieran la entrada a cualquier npc o guardián.
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Overlord: Lujuria
FantasyLa historia de Ainz conquistando a todas las chicas de su mundo. Actualizaciones cada viernes.