Parte 15

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Se había vuelto algo normal, incluso cotidiano, que Enri cediera a sus impulsos pocas horas antes del amanecer. Como si de un reloj estuviese implantado en ella, cerca de las 4 de la mañana despertaba con un ardiente deseo. Miraba al hombre que tenía al lado cada vez que despertaba, su cansado esposo que ya se había habituado a los ataques tempranos de su amada esposa, para empezar, era por ello que ninguno de llevaba prenda alguna al momento de dormir.

Enri comenzaba a dar una felación para animar al aun dormido pene de su esposo, este reaccionaba antes que Nfirea, y ya erecto Enri lo montaba, causando que cada madrugada, Nfirea despertara con la imagen de su esposa montándolo, sin el saber que clase de desarrollo había llegado a que esto pasara.

Aun así, no podía decir en ningún sentido que lo odiara.

Pero esto era algo común, era lo esperado. Que dos jóvenes en su plenitud sexual, casados y sin ninguna responsabilidad cedieran a sus deseos. Lo que no lo era, sin embargo, fue la increíble resistencia de Enri. Durante casi 3 horas la chica insaciable se servía de su esposo, llegaba incluso a pedirle tomar pociones de resistencia. Un chico de esa edad no debería haber requerido de tales métodos, pero la ferocidad de Enri, aunado a que ya había sido exprimido antes de acostarse a dormir lo hicieron dependiente de esas pociones. Enri no se conformaba si no tenia 3 horas de sexo antes de dormir y después de despertar, pasaba casi una cuarta parte del día en la cama con su esposo, y sin contar las veces que lo arrastraba al granero y lo hacían sobre la paja.

Era algo demasiado intenso y estimulante, algo que la persona que estaba en la habitación jamás debió descubrir.

La encargada del pueblo Carne, LupusRegina Beta había descubierto esta rutina desde hacia tiempo. Al principio aprovecho este conocimiento para molestar a ambos, después tomo el pasatiempo de colarse en esta habitación y arrojar hechizos de bonificación sobre Enri, tan solo para ver como se retorcía el rostro de Nfirea, que no podía seguirle el paso a su amada, y se esforzaba por hacer lo imposible, temeroso de no poder cumplir las expectativas de Enri. Esa clase de sufrimiento fue a lo que Regina llego a hacerse adicta.

Pero hoy no vino aquí con tales intenciones. El día de hoy, Regina se encontraba recargada en la pared, en la esquina de la habitación, aprovechándose de la invisibilidad perfecta, observaba al joven matrimonio en la cama mientras se frotaba por encima de la tela.

Ella pudo haber hecho lo mismo, pudo haber gozado del calor de un hombre, y tener la dicha de recibir a su señor dentro de ella.

Regina pudo tener el privilegio de atender a un ser supremo, y servirle como mujer, pero el miedo a ser lastimada se lo impidió. Ella vio la noche de bodas de estos dos, y escucho a Enri gritar por el sufrimiento que le causo el desgarre de su himen. Durante las primeras noches le siguió doliendo, pero poco a poco todo lo que quedo fue placer, y así llegaron a este punto.

Regina tenia miedo a ser herida, no le gustaba el dolor propio, aunque amara infringírselo a otros, por ello era que se refugiaba en la masturbación, por eso gustaba de ver a estos dos y experimentar el sexo a través de ellos. Por ello estaba aquí masturbándose, viendo a dos humanos aparearse en lugar de correr a los brazos de su señor y pedirle que la tomara.

Quería... debía hacerlo, ahora mismo. La sirvienta acelero el ritmo mientras se hacía a la idea, mientras se convencía a si misma de abandonar el miedo y dejarse tomar, ladrar para su amo, suplicar la enorme verga que vio colarse bajo su túnica aquella tarde...

La espalda se curveo y las piernas se levantaron. Regina perdió el control sobre su cuerpo y termino golpeándose en la cabeza tras el estremecimiento que recorrió todo su cuerpo. De no ser por el hechizo que la escondía, quizás su amo la hubiese escuchado gritar.

Regina miro al suelo, había formado un pequeño charco con sus jugos. Avergonzada se marchó, esperando que el charco se secara por si solo antes de que el joven matrimonio se diera cuenta, o en su defecto pensaran que había sido obra de ellos mismos.

Regina agradeció estos pequeños momentos de liberación, de no ser por ellos ese mismo día hubiese aceptado a su señor, y ahora mismo estaría suplicándole de una manera que haría ver a Albedo como una persona paciente y serena.

Tras salir de aquella casa, Regina dio gracias a su creador por este llamado estado sabio que alcanzaba cada vez que llegaba al orgasmo. Su mente estaba clara y su espíritu sereno. Ya sin los deseos que le habían inspirado a espiar al matrimonio, Regina se levo en el cielo y deshizo su hechizo de invisibilidad.

Entonces, cuando se disponía a ir a Nazarick alguien le envió un mensaje. Regina lo contesto prontamente ¿Qué clase de emergencia ameritaba este contacto madrugador?

-[Mira debajo de ti]- dijo una voz que para Regina era no solo conocida sino un sinónimo de terror.

con sus orejas y cola erizadas, Regina bajo la mirada tal como aquella persona se lo había pedido. Y ahí la vio, Yuri se encontraba sobre el tejado de aquella casa que acababa de abandonar.

Desde la distancia, Regina vio los labios de Yuri moverse, y a su vez, escucho esas palabras por medio del mensaje.

-[Te vi...]-

Su hermana mayor no solo la había visto masturbarse... también espiando a los humanos.

No sabia que seria de ella, pero por la cara que su hermana mostraba, se aplicaría sobre ella la filosofía de Nazarick "La muerte es piedad" y Yuri no tendría ninguno con ella.

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