Overlord: Lujuria

Parte 13

Era fascinante ver a una mujer desprenderse de sus ropas en la intimidad, pero igualmente lo era admirar como se vestía. Resultaba encantador ver como capa tras capa de ropa iba escondiendo la piel desnuda y la exuberante figura de Yuri. Era hechizante admirar aquel largo cabello ser regido, haciendo parecer que no era tan largo como antes Momonga había visto. Y finalmente, en pocos segundos, Yuri paso de mujer a sirvienta, algo que resulto ser una agradable experiencia, que Momonga se alegró de poder admirar.

-¿Nos vamos, Momonga-sama?- pregunto la sirvienta con una gran sonrisa.

Siempre había sido hermosa, siempre, pero hoy, brillaba casi de manera literal. Quizás era cierto que una mujer feliz era aún más hermosa.

-Sí...-

Y así, ambos salieron juntos de la habitación.

En principio, Momonga temía que pasar tanto tiempo con Yuri resultara sospechosos. Estar con ella a solas por mas de 10 minutos podría creaturas, y si Albedo supiera que estuvieron solos a lo largo de casi una hora, quizás incluso podría producirse una pelea, pero par afortuna del overlord, Yuri era mas que una cara bonita, era astuta, y tenia algunos trucos bajo la manga, algunos de ellos, incluso serian capaces de superar a la perspicaz Albedo.

Momonga regreso a su forma esquelética, y Yuri recobro su compostura. Juntos, y con toda la tranquilidad del mundo, salieron de la habitación de Yuri. Algunas sirvientas los vieron mientras salían, pero en ningún momento cruzo por la cabeza de alguna lo que había tenido lugar al interior de ese cuarto, y como Yuri era quien aseaba su propia habitación, no era probable que nunca lo supieran, ni tampoco descubrieran el aroma dejado atrás.

Como si tan solo fueran maestro y sirviente, ambos avanzaron por los largos pasillos del noveno piso, sin que siquiera una sola de las almas que los veían, sospecharan algo. Las sirvientas tan solo se cuestionaban porque Cixous no acompañaba a Momonga, aunque rápidamente se recordaban que su amo tenia otras prioridades, y que quizás ella hubiese sido despechada antes de lo previsto, y reemplazada por la maid de combate.

Como bien había dicho Yuri, no hacia falta decir nada, sino dejar que cada quien se respondiera a si mismo, pues al final, el overlord no tenia lo que hace falta para estar a solas con una mujer, o al menos eso se creía por las cosas vividas en el pasado.

Nadie sospecharía, e incluso si alguien llegase a hacerlo, y preguntara por la reunión en la habitación de Yuri, siempre podian alegar que el ser supremo habia dado una misión secreta a la sirvienta, y entonces nadie volvería a cuestionar sobre esas reuniones a puerta cerrada.

Momonga era un gobernante absoluto, y aunque a veces lo olvidaba, ello podía darle libertad si estaba dispuesto a mentirle a los npc. Y aunque normalmente eso era algo fuera de sus límites, ahora que su corazón conocía el placer de la carne, y desarrollo un deseo, era algo a lo que estaba dispuesto.

Lamentablemente, si pasaban mucho tiempo en la habitación de Yuri, esta se metería en problemas por importunar a un ser supremo, y por ello la habitación de Momonga fue elegida para continuar con la conversación. Una vez ahí, como con Cixous, Momonga podría pasar horas en la intimidad, envuelto en las sabanas junto a su nueva amante.

Quizás incluso podría permitirse cumplir cierta fantasía que alguno de sus compañeros llamo "Una meta" y llamaría también a Cixous...

Yuri por su parte, como una creatura hecha para servir a la tumba, se disculpo internamente con todas sus compañeras, pues, aunque era incorrecto, de manera egoísta ansió monopolizar la atención de su amo. Bien pudo decirle a Momonga que no se metería en problemas, aun si esto se sabía, y haber organizado al noveno piso para que fuera su harem personal, sin que Shalltear o Albedo se enterasen de algo, pero lo cierto era que Yuri ansiaba ser la única, y por ello eligió la opción que hacia que este secreto se mantuviera entre ella, Cixous y Regina.

Una vez ambos terminaron el recorrido y se presentaron en la puerta que resguardaba los aposentos de Momonga, a los asesinos de ocho filos se les ordeno mantenerse fuera para cuidar a su señor, y entonces los dos entraron en completa soledad, mientras que aquellas creaturas les protegían.

El objetivo establecido por ambos al venir aquí, era que Yuri limpiara el cuarto de Momonga, el cual había quedado hecho un desastre tras lo ocurrido con Cixous y el overlord, pero una vez estuvieron solos, supieron que esa era la ultima de sus prioridades.

Después de cerrarse la puerta, el señor de la tumba fue envuelto por la niebla roja y negra. Su cuerpo obtuvo piel y carne. Recupero al humano que fue alguna vez, junto con todas sus virtudes y todos sus defectos.

Era agradable, ya no se sentía la culpa como en las primeras veces que adoptaba esta forma, ya no se cuestionaba sobre su actuar, ni sobre las vidas que había cobrado desde su llegada este mundo. En su mente solo habitaba el deseo por tomar a Yuri y hacerla suya otra vez.

Y así lo hizo. Tomo por detrás a la sirvienta, coloco sus manos en sus pechos cubiertos por la tela, mientras besaba su cuello.

-Ainz-sama...- susurraba ansiosa.

¿Qué sentido tenia limpiar ahora la cama si enseguida volverían a usarla? ¿Por qué debía contenerse si ya tenían una excusa perfecta?

Mientras Momonga se liberaba de sus restricciones morales, y Yuri se embriagaba de felicidad, se escucharon gritos y pasos apresurados, que por supuesto, se dirigían a la habitación de Momonga.

-¡Alto, Ainz-sama a pedido que lo dejen solo!- grito uno de los asesinos de ocho filos.

-¡Atrás! ¡Es una emergencia!- grito Albedo.

La sangre de Momonga se helo, y prácticamente lanzo a Yuri lejos de él.

¿Qué había pasado? ¿Lo habían descubierto? ¿Regina había abierto la boca? Cuando el miedo se hizo mayor, alguien toco a la puerta y hablo.

-Padre, ha ocurrido algo que necesita de tu atención-

Pandora's Actor tocaba a la puerta, escuchándose preocupado. Él no vendría aquí y mucho menos con ese tono si se tratara de la situación con las sirvientas.

Momonga regreso a su forma de overlord y abrió la puerta. Necesitaría su sangre fría si deseaba hacerse cargo de esto . si era algo digno de ser llamado una emergencia por los dos guardianes más inteligentes, debía ser grave.

-Padre, están atacando las planicies Katzen-

Por un momento, Momonga dudo. Las planicies, como también lo era ahora el bosque Tob, eran sus dominios, y por tanto, pertenecían a Nazarick. ¿Quiénes habían sido tan idiotas para comenzar un ataque en ese lugar? Y sobre todo ¿Por qué los propios guardianes no se hacían cargo? Si alguien atacaba Nazarick ¿Porque no mandaban al ejercito no-muerto?

La respuesta vino junto a la identidad de los atacantes. No eran dragones o monstruos, sencillamente, una molesta hierba que se negaban a pertenecer tranquilas en el jardín.

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